Octubre. Una palabra con un montón de significados en el diccionario de madres, padres e hijos. Las rutinas posteriores al verano ya están en marcha. Nos vamos adaptando al cole, a las actividades extraescolares y a los horarios exigentes. Llegan el frío y la lluvia, hay menos horas de luz y pasamos menos tiempo en el parque. Cambiamos bañadores y camisetas por jerséis y bufandas. Cerramos las ventanas y encendemos la calefacción, tratando de crear un refugio cálido para afrontar el otoño y el invierno. Pero aunque levantemos robustas murallas alrededor de casa, tarde o temprano se presentarán sin invitación los ineludibles huéspedes que nos acompañan de octubre a julio. No hay mamá o papá que no los conozca, ni niño que se libre de ellos. Son los mocos y llegan para quedarse.
En el lenguaje popular suele emplearse 'mocoso' como sinónimo de 'niño'. No es casualidad. Para comprender el porqué basta con echar un vistazo en cualquier aula de educación infantil. Bien entrado octubre, lo extraño es encontrar narices libres de mocos. Si tienes experiencia lidiando con ellos, probablemente hayas desarrollado ya tu propia clasificación, atendiendo a su color o a su consistencia. Los mocos pueden ser desde transparentes hasta verdes, pasando por una amplia gama de amarillos. Los hay casi líquidos y también sólidos y duros, con abundantes y variados puntos intermedios. Precisamente en todas esas formas y tonalidades están las claves para saber cómo actuar cuando aparecen.
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¿Qué son los mocos?
Es frecuente que la omnipresencia de los mocos sea motivo de preocupación para los padres. No es agradable ver cómo un niño se acostumbra a convivir con ellos, incluso a la necesidad de limpiarse la nariz cada pocos minutos. Muchos reaccionan defendiendo y contraatacando, buscando por todos los medios maneras de eliminarlos. Lo normal es que no consigan más que frustraciones al comprender que los mocos son prácticamente invencibles. Sin embargo, lo más preocupante no es la ineficacia sino abordar la cuestión desde un punto de vista equivocado y en absoluto recomendable. José Luis García Morales, fisioterapeuta pediátrico, ofrece un planteamiento muy distinto. "Los mocos son nuestros amigos", insiste en el curso «Fisioterapia respiratoria en casa».
Nadie puede negar que los mocos son molestos e incómodos, pero cumplen una función de enorme importancia. “Son armas defensivas del organismo para atrapar los gérmenes que vienen del exterior y expulsarlos”, explica la pediatra Lucía Galán en el curso «Crianza de 0 a 4 años». Cuando un microorganismo trata de entrar en el niño, los mocos forman la primera barrera física. ¿Imaginas qué sucedería si no existiesen? Los mismos invasores accederían sin oposición al sistema respiratorio del pequeño, generando contratiempos mucho más preocupantes. "Si los niños tienen mocos, significa que su sistema inmunitario está funcionando", añade José Luis García Morales. Por eso no hay que verlos como enemigos sino como aliados. Durante la mayor parte del tiempo, no debemos hacer nada más que permitirles llevar a cabo su trabajo.
¿Cuándo 'atacar' a los mocos?
El aspecto de los mocos nos da todas las pistas necesarias para saber qué actitud tomar. Cuando son transparentes no hay motivos para preocuparse en exceso. Están realizando sus tareas, impidiendo que los microorganismos entren libremente en el cuerpo del niño. Mantenerle limpio y cómodo es suficiente. Tampoco es inquietante que adopten un color amarillo o verde claro. Significa que se están cargando de esos microorganismos, que devuelven al exterior a través de las secreciones. Los verdaderos problemas se producen cuando los mocos presentan colores más oscuros. Ese es el momento de tomar medidas, antes de que aparezcan obstrucciones importantes y el niño tenga dificultades para respirar, toser, comer y dormir.
Si se alcanza ese punto, la visita al médico suele ser necesaria. Sin embargo, si permanecemos alerta durante las etapas anteriores, hay un montón de cosas que podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a combatir y superar las inevitables afecciones respiratorias. En el curso «Fisioterapia respiratoria en casa», José Luis García Morales nos enseña cómo prevenir y cómo actuar con responsabilidad. Con sus explicaciones entenderás cómo funcionan los medicamentos comunes, identificarás prácticas poco recomendables y aprenderás a realizar limpiezas eficaces a tu hijo. Información clara, detallada y precisa para que el invierno resulte un poco más llevadero.