Hay dos razones fundamentales por las que los padres ofrecen purés y papillas a sus hijos, una vez llega ese momento en el que están preparados para probar algo más que leche materna o de fórmula. Algunos lo hacen porque es lo único que conocen. Al fin y al cabo, así fueron alimentados ellos mismos, sus hermanos, sus sobrinos, los hijos de sus amigos... En cambio, hay muchos otros padres que sí han oído hablar del BLW (Baby Led Weaning o Alimentación complementaria autorregulada) y aún así optan por ofrecer triturados. Hay circunstancias familiares de todo tipo, pero detrás de esta decisión suele haber un mismo temor: el miedo al ahogamiento.
Las mamás y los papás tendemos a asumir que es más fácil que un bebé se ahogue con un trozo de fruta que con una cucharada de potito. Sin embargo, olvidamos que para que se produzca un ahogamiento hay muchos más factores que entran en juego; y el rol que desempeña el niño y el contexto en que come están entre los más importantes. Actuando con la debida cautela, presentando alimentos en la forma y el momento adecuados, el BLW no provoca más ahogamientos que los triturados. Es uno de los muchos mitos que aún perviven en torno a este método para ofrecer alimentación complementaria a los bebés.
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Cuándo, cómo y por qué se ahogan los bebés al comer
Lo primero que debemos tener claro es que no es lo mismo un atragantamiento que un ahogamiento. El dietista y nutricionista Julio Basulto nos explica la diferencia en el curso «BLW. Alimentación complementaria autorregulada», uno de los más populares en Escuela Bitácoras. "Los bebés tienen que atragantarse como tienen que tropezarse. No pueden pasar de gatear a esprintar. Al comer pasa lo mismo. Al atragantarse, tosen productivamente y tragan o escupen el alimento. Pero al ahogarse pierden la capacidad de respirar y eso sí es peligroso", apunta Basulto.
Así, lo que debe darnos miedo es el ahogamiento, porque el atragantamiento es parte del aprendizaje a la hora de comer. ¿Hay más riesgo de ahogamiento cuando ofrecemos sólidos a un bebé? Un estudio sobre este tema, publicado en la revista Pediatrics en octubre de 2016, alcanzó las siguientes conclusiones.
Los bebés que siguen BLW, siguiendo las recomendaciones para minimizar el riesgo de ahogamiento, no parecen más proclives a ahogarse que aquellos bebés que siguen prácticas tradicionales. De todos modos, resulta preocupante la gran cantidad de niños expuestos a riesgo de ahogamiento en ambos grupos.
Lo que define el riesgo de ahogamiento no es el optar por triturados o sólidos, sino las condiciones en que el niño se alimenta. Si tiene acompañamiento y vigilancia adulta, si se le ofrecen alimentos para los que esté preparado, si los alimentos se presentan de manera correcta... La clave es la seguridad, sea cual sea el método seguido. "La mayor parte de atragantamientos se produce con alimentos peligrosos, chupetes defectuosos, juguetes partidos... y no con alimentos sólidos seguros", advierte Sara Traver en el curso «BLW. De la teoría a la práctica».
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Qué ocurre cuando un bebé está comiendo
Pensemos en lo que sucede cuando un bebé está comiendo papilla. Suele ser el adulto quien toma una cantidad de triturado con una cuchara y la lleva a su boca. Las manos, los ojos y la atención general del niño pueden dirigirse a la comida o hacia cualquier otro lado. La cuchara puede llegar a su boca sin que esté pendiente de ello; y obviamente, eso multiplica el riesgo de ahogamiento. Sin embargo, en BLW es el bebé quien decide qué alimento quiere comer, lo coge con la mano y se lo lleva a la boca. El nivel de atención que esto requiere reduce el peligro de que pueda atragantarse y/o ahogarse.
Como indicábamos antes, no se trata de ofrecer alimentos sólidos de cualquier manera y a toda costa. Es fundamental hacerlo en condiciones seguras. Debemos recordar que los bebés emiten una serie de señales que nos indican cuándo están preparados para comer sólidos. Cuando cumplen seis meses, a los padres suele apetecernos que nuestros hijos comiencen a probar cosas nuevas; pero es imprescindible tomar decisiones informadas. No olvides que la leche es su alimento básico durante el primer año de vida. Todo lo demás es complementario. No hay motivos para tener prisa.
Con los cursos «BLW. Alimentación complementaria autorregulada» y «BLW. De la teoría a la práctica» aprenderás todo lo que necesitas para ofrecer alimentos sólidos a tu bebé en condiciones seguras. Sin lugar a dudas, apostar por el BLW es la mejor manera de fomentar relaciones saludables con la comida en el futuro. Comprobarás que no hay nada que temer cuando vamos paso a paso, actuando desde el conocimiento. "Pensar que un niño no debe comer sólidos porque se va a ahogar es como creer que no debe caminar porque se va a caer", concluye Julio Basulto.