En la mayoría de los sistemas educativos, la música pierde protagonismo a medida que los niños avanzan etapas. Las canciones, las rimas y los instrumentos musicales suelen estar muy presentes en las aulas de educación infantil, pero comienzan a desaparecer durante la primaria. En los cursos superiores ya no queda ni rastro de estos recursos. Curiosamente, ocurre algo similar con la atención a los aspectos emocionales en la educación de los niños. Son cuestiones capitales cuando son muy pequeños; sin embargo, con el paso de los años, los aspectos cognitivos terminan por acapararlo prácticamente todo. Cuando hablamos de aprendizaje en la escuela, llega un punto en que los contenidos parecen lo único importante.
- "El currículo pretende lograr un desarrollo integral y armónico de la persona en los distintos planos: físico, motórico, emocional, afectivo, social y cognitivo".
. - "La competencia supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones, y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz".
Estas dos citas están extraídas de la legislación española, de los textos que establecen los currículos básicos en Educación Infantil y Educación Primaria. Como puedes observar, el apartado emocional está incluido en ambos casos. Es evidente que faltan elementos de vínculo entre la teoría y la práctica; sobre todo, porque los contenidos académicos y los aspectos emocionales no pueden separarse. Todo está unido dentro del aula.
Cuando apoyamos el desarrollo emocional de los niños estamos complementando e impulsando su aprendizaje cognitivo. La motivación, el sentido del deber y la responsabilidad, la comprensión de las necesidades de los demás... son competencias necesarias para un buen rendimiento en el colegio. Y la música es uno de los recursos más eficaces para trabajarlas.
"La música es como un gimnasio para el cerebro. Nos ofrece valiosas herramientas para jugar y comunicarnos con los niños".
Raquel Pascual en «Música en la primera infancia» | Escuela Bitácoras
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Las emociones y el aprendizaje académico
No es casualidad que la legislación educativa haga referencia directa a aspectos emocionales. Aunque partiésemos de la premisa (errónea) de que los contenidos académicos son lo único relevante en las escuelas, no nos quedaría más remedio que prestar atención a las emociones. Un niño con dificultades para gestionarlas, o afectado por un problema emocional, tendrá dificultades de atención, concentración y motivación. Las consecuencias serán cada vez más visibles si estas trabas no se resuelven, porque las exigencias puramente intelectuales crecerán con el paso del tiempo.
La buena noticia es que este proceso puede darse en sentido inverso. El equilibrio emocional favorece la facilidad para atender, para dirigir esa atención y para afrontar el aprendizaje desde el optimismo. Además, la gestión de las emociones es fundamental en el autoconocimiento, en el desarrollo de la empatía y en la comprensión del propio proceso de aprendizaje. Son motivos más que suficientes para incluir los aspectos emocionales no sólo en las leyes y decretos, sino también en las rutinas diarias de cada centro.
Lamentablemente, esto no suele ocurrir. Pese a tener relación directa con el aprendizaje académico, las experiencias emocionales de niños y niñas suelen recibir escasa atención en el colegio; menos cuanto más avanzado es el curso en que se encuentran. Esto provoca que los alumnos con esa clase de dificultades acaben quedándose atrás; o lo que es peor, al margen. En la música encontramos alternativas para acortar estas distancias entre emociones y aprendizaje, en busca de un bienestar que permita el mejor rendimiento académico.
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La música como recurso para apoyar e impulsar el aprendizaje
La música sí tiene una presencia importante en aulas de educación infantil; sobre todo, desde enfoques lúdicos. Es obvio que extender su espacio a cursos superiores requiere añadir otros puntos de vista. Pero hacerlo es sencillo y posible; y no únicamente en el contexto de la asignatura popularmente conocida como Música. Materias como Historia, Ciencias Sociales, Lenguas Extranjeras, Lengua Española y Literatura... también admiten la utilización de herramientas musicales.
Cuando los niños escuchan, interpretan, improvisan o componen piezas musicales, tienen la oportunidad de conocerse mejor a sí mismos y a sus compañeros. Las actividades de este tipo les invitan a observar, analizar y percibir detalles. La música les da la ocasión de descubrir, identificar y expresar lo que sienten; sin que esto suponga dejar de lado los contenidos académicos. La música es un maravilloso regalo para el cerebro de los niños.
En el curso «Música en la primera infancia», Raquel Pascual muestra cómo sacar el máximo partido a los recursos musicales, tanto en el aula como en el hogar. La música puede ayudarnos a establecer y fortalecer vínculos incluso antes del nacimiento; y también a conocer y explorar emociones a lo largo de la niñez. Raquel cuenta con formación y experiencia como maestra en educación musical, musicoterapeuta y psicóloga.
En otros cursos de Escuela Bitácoras, como «Acompañamiento emocional», «Las emociones en los niños» o «Educar y aprender desde el entusiasmo» encontrarás más herramientas para entender y cuidar el desarrollo emocional de tus peques.