¿Recuerdas qué sucedía en casa de tus padres cuando, buscando algo interesante que ver en la televisión, aparecía en pantalla una escena de sexo? En muchos hogares se cambiaba de canal de inmediato si había niños pequeños presentes. Sin embargo, a menudo no se actuaba con el mismo rigor por ejemplo ante contenidos violentos. Este tipo de situaciones aún se repiten en nuestros días. Por supuesto, es importante mantener una vigilancia crítica hacia todo lo que los niños ven en la tele. Hay un momento adecuado para cada tipo de contenido. Pero también es cierto que a veces no se trata de que no estén preparados para ver cómo se relacionan dos cuerpos desnudos, sino que somos los adultos los que no estamos cómodos hablando sobre sexo con ellos.
De este modo, muchos niños de corta edad tienen armas de juguete o muñecos de superhéroes que emplean la violencia para conseguir sus fines; pero es más difícil encontrar libros sobre sexualidad en sus estanterías. No es cuestión de falta de opciones. En la actualidad las hay, en abundancia y adaptadas a todas las fases del desarrollo. Aún así, son todavía pocos los padres que se animan a examinarlas. En el curso «Sexualidad en la infancia», Blanca Torres nos propone reflexionar sobre lo que nos escandaliza y lo que no. ¿Por qué no respetar la curiosidad de los niños y prepararnos para responder a ella? Tal como explica esta psicóloga, sexóloga y antropóloga, hay un montón de buenas razones para educar en sexualidad desde la infancia.
1. La educación sexual es un derecho
Esto es lo que dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la educación sexual de los niños:
La educación afectivo-sexual es un derecho de niños, niñas y adolescentes junto a otros derechos sexuales, como libertad sexual, privacidad, equidad, convivencia en igualdad y sin discriminaciones. Todo niño tiene derecho a respuestas sinceras y a la educación. Todo niño tiene derecho a una educación sexual de calidad.
Aquí puedes encontrar un documento con los Estándares de Educación Sexual de la OMS, realizado por su Oficina Regional para Europa.
2. La educación sexual no acelera los procesos naturales
Algunos padres creen que hablar de sexo con sus hijos a edades tempranas conlleva riesgos. Entre ellos, el de despertar ciertos intereses de forma prematura, cosa que podría fomentar conductas de riesgo. La realidad es que no existe base razonable para albergar esta clase de temores. La evidencia científica, con investigaciones como las de Fernando Barragán Medero, apunta en la dirección opuesta. Una educación realista y adaptada a la edad del niño le ayudará a ir paso a paso con naturalidad. "Cuando un niño tiene intereses que son coartados en el ámbito familiar, buscará respuestas fuera. Será más fácil que caiga en prejuicios o ideas equivocadas. Una educación sexual desde niños no acelera sus procesos", sostiene Blanca Torres.
Más información sobre el curso «Sexualidad en la infancia»
3. La educación sexual no rompe la infancia
Otra creencia extendida es que hablando de sexo podemos robar la infancia a los niños, incluso sexualizarles antes de tiempo. Existen muchas otras conductas, normalizadas y socialmente aceptadas, que sexualizan, introducen sesgos de género y crean complejos a pequeños y jóvenes. Educar en sexualidad no es más que responder a la curiosidad propia de esas edades. Es tener en cuenta sus emociones, porque desde muy corta edad sienten afectos y se fijan en sus compañeros. Por eso, lo que sí rompe la infancia es prohibir preguntas. "Lo que caracteriza a los niños es el afán por saber. Y esto incluye descubrir todo lo que tiene que ver con la sexualidad, con cómo nacemos, cómo se forman los niños, cómo nos amamos los seres humanos, el placer, cómo se forma nuestra identidad, cómo cambia nuestro cuerpo...", señala Blanca Torres en el curso «Sexualidad en la infancia».
4. La educación sexual es una eficaz medida de protección
Dotar a los niños de mecanismos de defensa y autoprotección es sencillamente fundamental. No sólo para que sepan cómo evitar abusos, sino también como herramientas para construir relaciones íntimas basadas en el respeto. La única forma de lograrlo es a través de la educación en sexualidad desde la infancia, acompañándoles mientras maduran, descubren, forman y desarrollan sus intereses. Lo contrario es arriesgarnos a que construyan sus modelos e ideas bebiendo de cualquier fuente, con el peligro de caer en confusiones y prejuicios.
5. La educación sexual fortalece vínculos de confianza entre padres e hijos
La mejor manera de distanciarte de un niño es rehuyendo preguntas, reaccionando negativamente ante sus inquietudes. Hablar de sexo es una forma más de comunicación. Como ocurre con cualquier otro tema, ofreciendo la verdad estaremos alimentando un vínculo de confianza. Como es evidente, la verdad no se explica del mismo modo a un niño de 6 años que a un adolescente de 14. Pero un niño que sabe que puede hablar con sus padres siempre tiene una base segura a la que regresar, aunque busque en ellos más respuestas en unas etapas que en otras. Así se cultiva la confianza: demostrándoles que pueden contar con nosotros.
6. La importancia de no llegar demasiado tarde
Por desgracia, la educación sexual no es algo que podamos confiar a colegios e institutos. Y no sólo porque los niños necesiten las palabras de sus padres, al margen de lo que hagan los profesores. En los centros educativos no se suele abordar la materia antes de los 12 o 13 años, si es que llega a hacerse. A esa edad es frecuente que los prejuicios ya estén arraigados. Han hablado de sexo con amigos mayores, han tenido contacto con la pornografía... suelen creer que ya lo saben todo y son menos proclives a la reflexión pausada. Además, en los colegios suelen limitarse las charlas a métodos anticonceptivos. El tema es indudablemente relevante. El problema es que se obvia todo aquello que no tiene que ver con la penetración y las relaciones heterosexuales.
Iniciar la educación en sexualidad cuando son más jóvenes nos permite adelantarnos a la creación de ideas erróneas. "Debemos hacerlo con tiempo para ayudarles a abrir su mente, a ser respetuosos con los demás y con su propio cuerpo", comenta Blanca Torres. En el curso «Sexualidad en la infancia» encontrarás sus indicaciones, consejos y estrategias para abordar estos temas en las distintas edades y, sobre todo, disfrutar mientras acompañas a tus hijos en el camino hacia la madurez.