Los termómetros son un verdadero must en cualquier hogar con niños. Es necesario tenerlos siempre a mano, incluso disponer de más de uno para llevarlo encima cuando salimos de viaje. Pero, ¿cuál es el mejor termómetro para los peques? Existen un montón de modelos disponibles, tantos que a veces resulta complicado escoger. En las farmacias podemos encontrar aparatos en un rango de precios que va desde los 2 hasta más de 50 euros. Termómetros de infrarrojos, termómetros de oído, termómetros con dibujos de animales y hasta con música. ¡Como para volverse loco!
Cuando se trata de niños, las decisiones de compra sencillas pueden terminar siendo difíciles, en especial para padres primerizos. Nadie quiere gastar más de la cuenta, pero tampoco perder ventajas a costa de ahorrar. Además, la fiebre es el síntoma que más a menudo provoca que mamás y papás acudan a urgencias con sus hijos. En el curso «Crianza de 0 a 4 años», la pediatra Lucía Galán dedica íntegramente una lección a la fiebre, compañera habitual de los niños, pero al mismo tiempo una gran desconocida para muchos padres. Para acostumbrarnos a convivir con ella es preciso contar un termómetro adecuado.
1. El mercurio está prohibido
Seguro que recuerdas los viejos termómetros de mercurio. Nuestros padres los colocaban bajo nuestra axila y nos hacían esperar hasta que esa sustancia brillante determinaba si teníamos o no fiebre. Es posible que incluso guardes todavía alguno por casa. Sin embargo, debes saber que su fabricación y venta está prohibida en la Unión Europea desde hace varios años. Los riesgos del mercurio para la salud y el medio ambiente han hecho que este modelo quede fuera de circulación. Es altamente tóxico, por lo que lo mejor es que te deshagas de estos termómetros, o al menos los mantengas fuera del alcance de tus hijos.
2. No te arruines comprando termómetros
En farmacias y tiendas especializadas encontrarás una amplia variedad de modelos. Es fácil caer en la tentación de suponer que por gastar más obtendremos un producto mejor. Esto no es exactamente así. Necesitas un termómetro funcional y seguro, pero también sobrio y resistente. "No es necesario gastar mucho dinero", sostiene Lucía Galán. La pediatra recomienda los modelos digitales sencillos. Su aspecto es parecido al de los antiguos termómetros de mercurio, pero cuentan con una pantalla que indica la temperatura corporal del paciente.
Más información sobre el curso «Crianza de 0 a 4 años»
3. La temperatura rectal es la más fiable
Lucía Galán nos aconseja tomar la temperatura rectal siempre que sea posible, en especial en el caso de lactantes. Es la que nos proporciona una información más precisa. Claro que, a medida que crecen, los niños son más reacios a permitir esta práctica. No es necesario pelear con ellos. En el momento en que empiece a resultarles incómodo o desagradable, podemos pasar a tomarles la temperatura colocando el termómetro bajo la axila. Basta con tener cuidado de que el aparato no se les resbale y haga su trabajo de forma correcta.
4. Lubricar y restar medio grado
Si tomamos la temperatura al bebé por vía rectal, podemos aplicar un poco de vaselina en la punta del termómetro. De este modo haremos que el contacto no sea tan desagradable para ellos. A continuación, elevaremos ligeramente las piernas del niño antes de introducirlo apenas un centímetro. No causaremos ningún tipo de dolor o molestia al pequeño. "A la temperatura que aparezca en pantalla debemos restarle medio grado", advierte Lucía Galán. Así, si el termómetro marca 38º, la temperatura real será de 37.5º.
5. No vivas con el termómetro en la mano
Después de la primera fiebre, mamás y papás tienden al exceso de preocupación. No pasan más que un par de horas sin tomar la temperatura a sus hijos. Combatir la fiebre llega a convertirse en una auténtica obsesión. Es un error a evitar. Lo que se trata no es la fiebre, sino el malestar. Es importante mantener la temperatura bajo cierto control, pero el estado general del niño siempre es tan relevante como la información que proporciona el termómetro.
6. Otros errores comunes que no deberías cometer
Abrigarle como si estuviera en Laponia, darle un baño frío, recurrir al ibuprofeno a las primeras de cambio... en un post anterior hablamos de 8 cosas que no debes hacer si tu hijo tiene fiebre. En el curso «Crianza de 0 a 4 años» aprenderás a familiarizarte y mantener la calma ante este síntoma, que no tiene por qué resultar inquietante. Infecciones respiratorias, gastroenteritis y otros contratiempos habituales son algunos de los temas que Lucía Galán aborda a lo largo de las 7 lecciones. Una guía completa y muy accesible para gestionar situaciones frecuentes durante los primeros años de vida de tus hijos.