El Día del Padre será distinto en este año 2020. La crisis del coronavirus y el obligado confinamiento que vivimos en muchos países hace que no nos quede más remedio que pasar en casa la jornada del 19 de marzo. Quizá tengáis el ánimo un poco decaído después de varios días de cuarentena, tanto los mayores como los más pequeños de la casa. Es normal. Pero merece la pena hacer un pequeño esfuerzo para pasarlo bien en esta fecha especial. Porque lo de quedarnos en casa es necesario, pero entre divertirnos o aburrirnos sí podemos escoger.
Es importante tener presente que los mayores comprendemos la situación, pero quizá a los niños les cueste un poco más. Además de recibir explicaciones sobre el asunto, ajustadas a su nivel de madurez; para ellos resulta gran ayuda vernos relajados y felices. Y para transmitirles la paciencia y la calma que estas circunstancias requieren, nada como compartir ratos agradables en familia. El Día del Padre puede ser la excusa perfecta para hacer algo distinto juntos. Aquí tienes algunas ideas para preparar un plan.
1. Preparar una comida especial
En muchos hogares, las rutinas diarias dificultan compartir momentos como el de preparar la comida. Tal vez esta fecha sea un buen momento para hacerlo sin prisas, sin expectativas, priorizando los aprendizajes y las ganas de pasarlo bien. A los niños más pequeños podemos pedirles ideas para inventar recetas y encomendarles tareas sencillas. ¡Les encanta mezclar, remover, amasar y todo lo que implique ensuciarse las manos! Con los que son un poco mayores podemos probar cosas algo más complejas. Si sois cuatro o más en casa, ¿qué tal formar equipos y que cada uno prepare un plato diferente?
2. Una sesión fotográfica para recordar
Es una iniciativa que gusta a niños de todas las edades. Hoy en día todos tenemos una cámara en casa, aunque sea la del teléfono móvil. Saca del armario los disfraces de Carnaval y verás cómo disfrutan posando en la sesión fotográfica. Las fotos que saquemos hoy serán recuerdos entrañables cuando la cuarentena y el coronavirus no sean más que recuerdos lejanos. Por supuesto, no hace falta organizar una sesión de posados para ponernos a fotografiar. Durante estos días conviene estar atentos y tener la cámara al alcance de la mano. Esta convivencia dejará, sin duda, instantes únicos que podremos captar. El dibujo, la pintura, los saltos en la cama, el momento del baño... el día estará repleto de fantásticas oportunidades.
3. Una tarde de juegos
Cada miembro de la familia puede proponer un juego. Por turnos, dedicaremos un rato a cada propuesta. Tener peques en casa es garantía de acabar rendidos. Es frecuente que ellos propongan juegos algo más físicos y alocados, como el escondite, las cosquillas o cualquier cosa que implique saltar y correr por toda la casa. Lo bueno de establecer turnos es que podremos llevarles a otro terreno, planteando actividades más relajadas. Quizá puedas recuperar algunos de los pasatiempos que disfrutabas en tu infancia. Juegos de cartas, juegos de mesa, juegos que 'creamos' con papel y bolígrafo, como el ahorcado o hundir los barcos... Busca en tu memoria y comparte con ellos aquello que te apasionaba.
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4. Una gran sesión de lectura
¿Quién no disfruta leyendo cuentos con sus hijos? Sin embargo, con frecuencia no tenemos tiempo para mucho más que para ese momento mágico que es el cuento antes de dormir. Te proponemos pasar un par de horas del Día del Padre compartiendo relatos, imaginación y aprendizaje a través de los cuentos. En años anteriores te hicimos algunas propuestas de lectura específicas para esta jornada, pero si no tenéis a mano ninguna de esas obras, lo que haya por casa valdrá. Escoge unos cuantos libros, reúne a la familia en la sala de estar y leed en voz alta, por turnos. También podemos contar sin leer los cuentos que sepamos de memoria. En el curso «Cuentos que cuentan», Cristina Saraldi y Paloma Balandis te dan consejos sencillos para convertirte en experto cuentacuentos.
5. Manualidades improvisadas
Plantéalo como un desafío. Cinco o diez minutos para buscar materiales en toda la casa. En ese tiempo habrá que encontrarlos y reunirlos sobre una mesa de trabajo. Una vez pasado el tiempo, ¡manos a la obra! Toca poner a trabajar la imaginación y elaborar algo con lo que hemos juntado. La originalidad y las risas están garantizadas.