La retirada del pañal es una de las etapas clave en el proceso de control de esfínteres de los niños. Hasta ese momento, la mayor parte de los cambios tienen que ver con el cuerpo y la conciencia corporal del infante. Dejar el pañal es un cambio externo, que afecta a sus costumbres, su vestimenta y su higiene. Además, plantea una pregunta, tanto a niños y niñas como a adultos acompañantes. ¿Empezamos con un orinal... o pasamos directamente al váter? ¿Qué es lo mejor? ¿Hay alguna opción que pueda facilitar las cosas, evitando malos ratos y retrocesos?
Antes de buscar la respuesta a estas cuestiones, es esencial tener claro por qué es importante ofrecer un acompañamiento respetuoso a los niños durante el proceso de control de esfínteres. "Ni la madre, ni el padre, ni un docente pueden ‘elegir’ el momento en que el niño está preparado para decidir dejar el pañal", explica Romina Pérez Toldi en el curso «Control de esfínteres respetuoso». Ningún proceso íntimo puede desarrollarse y culminar de manera saludable si no se respetan los ritmos naturales del niño.
Si se sienta a hacer sus necesidades presionado, amenazado o chantajeado, da igual que esté en un orinal o en un váter. Pero si da el paso porque ha llegado el momento, entonces sí podremos valorar qué opción es más conveniente. Por supuesto, teniendo en cuenta sus preferencias.
Más información sobre el curso «Control de esfínteres respetuoso»
La autonomía del niño, un factor relevante en el control de esfínteres
En algunas escuelas infantiles hay váteres bajos adaptados a niñas y niños. Sin embargo, en la mayor parte de hogares la taza es demasiado alta para que puedan sentarse sin ayuda. Por eso el orinal suele ser una buena opción para comenzar. La tranquilidad y seguridad del niño es fundamental, más aún en estos inicios. "Es complicado controlar ese esfínter, retener y soltar, si tienes que preocuparte por hacer equilibrios", advierte Romina Pérez Toldi.
Las tiendas ofrecen una amplísima variedad de orinales. Hoy en día es fácil encontrar modelos con todo tipo de accesorios. En este caso, menos es más. No es preciso escoger un orinal supermoderno, sino asegurarnos de que sea estable y ergonómico, adecuado al volumen del infante que va a utilizarlo. Desconfía de las etiquetas que los clasifican por edades. "No es una cuestión de edad, sino de constitución", apunta Romina.
¿Qué hacemos si el niño va a usar directamente el váter? Aplicar los mismos criterios: comodidad, estabilidad y seguridad. Puedes ofrecerle un adaptador para la taza, de modo que no se escurra. También puedes dejarle a mano un taburete amplio que le permita sentarse en el váter sin ayuda. Lo ideal es que tenga la altura suficiente para que los pies del niño se mantengan apoyados en él mientras está sentado. Sus rodillas dobladas deberían quedar ligeramente por encima de la línea de su cadera.
Teniendo todo esto en cuenta, la decisión final debe ser del niño. "Debe decidir dónde se siente más cómodo. Si prueba el orinal o el váter y luego quiere cambiar, no debe ser un problema. Ha valorado y ha decidido. Forma parte del proceso. El adulto está para apoyar y permitir que sea el infante quien haga sus propias conquistas", sostiene Romina.
Más información sobre el curso «Crianza respetuosa en la primera infancia»
No todo es orinal o váter: otros aspectos a tener en cuenta
En realidad, lo principal no es que use un artilugio u otro, sino que el niño pueda estar lo más relajado posible, actuando de forma autónoma. Esto no depende solo del recipiente, sino también de cuestiones que a menudo pasamos por alto. Por ejemplo, debemos asegurarnos de que la ropa no le supone un obstáculo a la hora de hacer sus necesidades. En este momento es más importante optar por prendas que pueda quitarse y ponerse con facilidad, sin ayuda. Un body difícil de desabrochar puede disuadir al infante de ir al baño por su cuenta.
Ni que decir tiene que la personalidad del niño es igualmente un aspecto de importancia capital. "A veces se valora poco la intimidad del infante a la hora de ir al baño", señala Romina Pérez Toldi. Unos prefieren estar solos, otros demandan compañía. Algunos no tienen reparo en usar el váter de un restaurante, otros son más reticentes ante lo desconocido. Una mirada atenta es esencial para detectar estas necesidades y darles respuesta. Tal vez llevar en el coche un orinal que tu hijo conozca evite más de una situación conflictiva.
Romina Pérez Toldi es madre, pedagoga y profesora del curso «Control de esfínteres respetuoso». Una formación imprescindible para madres, padres y educadores, que nos invita a cambiar la manera en que entendemos y acompañamos una etapa crucial de la infancia.