La escena se repetirá millones de veces durante los próximos días, en cada ciudad y en cada pueblo. Hay al menos tres cosas que ocurren cada mes de septiembre: las temperaturas bajan, los días se acortan... y los niños lloran a la puerta de la escuela. En torno a las 9 de la mañana se forma un concierto de llantos ante la entrada de cualquier guardería o escuela infantil, que mamás y papás tratan de sosegar como pueden. Lo natural es que la angustia vaya a menos con el paso de los días, pero ese periodo de adaptación puede ser duro también para los padres. Al fin y al cabo, a nadie le gusta ver llorar a su hijo. Pero, ¿y si ese llanto en los primeros días de cole fuese en realidad una señal de que todo va bien?
Es normal que trates de consolar a tu hijo cuando llora al llegar a la escuela. También es normal que te vayas preocupada si no te queda más remedio que dejarle así, en un mar de lágrimas. Pero quizá después, con más tranquilidad, puedas analizar el motivo del llanto. Seguramente alcances la conclusión de que llora porque prefiere estar contigo a quedarse en el cole. Un cole que, a sus ojos, es todavía un lugar desconocido y extraño. ¿No es lógico que desee estar cerca de ti, que le garantizas seguridad, atención y cariño? Precisamente esas son algunas de las características que definen un vínculo de apego seguro. Si tu hijo siente angustia al separarse de ti es porque esa unión existe. Su actitud en los primeros días puede hacerte pensar lo contrario, pero no hay mejor punto de partida para una adaptación exitosa a la escuela.
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La importancia del apego seguro en la escuela
La relación que hayas construido con tu hijo antes del cole también será decisiva en su manera de relacionarse con su figura de referencia en el nuevo entorno, su educador o educadora. Los niños que disfrutan de apego seguro en casa suelen tener facilidad para crear un lazo similar en la escuela. No te alarmes en exceso si la adaptación resulta complicada al principio. Es saludable y probablemente significa que su vínculo contigo es muy fuerte. Sólo necesita tiempo para sentirse cómodo en el cole.
La clave está en la capacidad del educador para vincularse a tu hijo y hacerle sentir valioso y querido. Si la tiene, poco a poco irá surgiendo de forma natural una relación de confianza sólida. Las figuras de apego subsidiarias tienen una gran importancia en el desarrollo socioafectivo de un niño. Con frecuencia hacemos más hincapié en que los peques se porten bien y realicen las tareas que se les proponen, pero este aspecto es básico en la etapa de educación infantil. Incluso la legislación vigente lo exige de forma explícita.
Los métodos de trabajo en educación infantil se basarán en las experiencias, en la actividad infantil y en el juego, y se aplicarán en un ambiente de seguridad, afecto y confianza para potenciar la autoestima y la integración social. (...) En ambos ciclos se atenderá progresivamente al desarrollo afectivo, favoreciendo la creación de nuevos vínculos y relaciones, así como a que los niños y las niñas elaboren una imagen positiva y equilibrada de sí mismos y adquieran autonomía personal.
Orden ECI/3960/2007, de 19 de diciembre, por la que se establece el currículo y se regula la ordenación de la educación infantil.
Cómo desarrollar el apego seguro desde el primer día de vida
Los niños necesitan saber que cuentan con el afecto incondicional de sus padres. Si consigues crear un vínculo de apego seguro con tu hijo desde su llegada, estarás regalándole unos cimientos para todas las relaciones que establezca en su vida adulta. En el curso «Claves para criar desde el apego seguro», Soraya Sánchez explica los orígenes y los fundamentos de la teoría del apego, comparte las herramientas más eficaces para construirlo y analiza las consecuencias de lograrlo. Las percibirás en tu hijo, en ti misma y en todos los miembros de la familia. Un hogar afectivamente seguro es un hogar feliz.