En diciembre de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas eligió el 24 de enero como Día Internacional de la Educación. El objetivo de la jornada es "celebrar el papel desempeñado por la educación en favor de la paz y del desarrollo". Leer estas palabras nos trae enseguida a la mente el nombre de María Montessori. La italiana fue una adelantada a su época. Concibió la educación como un camino hacia la paz, como la herramienta más potente para construir un mundo mejor. Insistió en esta idea durante toda su vida y alrededor de ella construyó su modelo pedagógico. Montessori, hija del periodo de entreguerras, nos enseñó que la sociedad humana sólo puede salvarse creciendo sobre dos pilares: la educación y la infancia. Es fácil comprender por qué llegó a ser propuesta en tres ocasiones para el Premio Nobel de la Paz.
No hay mejor fecha que la de hoy para recordar algunos de sus brillantes pensamientos sobre la educación. Ninguno de ellos te dejará indiferente. El legado de María Montessori es enorme, pero cada pequeña gota del conocimiento que nos dejó es una puerta hacia una reflexión profunda. Más de cincuenta años después de su muerte, todavía nos queda mucho que aprender de ella. Mamás y papás, maestros y educadores... y la humanidad en general. Si quieres profundizar en su pedagogía, no dejes de consultar el curso «Montessori en el hogar», con Bei M. Muñoz.
1. Si no le hace feliz, no lo llames educación
La felicidad del niño es una prueba de lo acertado de una intervención educativa.
¡Cuántas veces confundimos el objetivo! Tenemos tantas ganas de impulsar el aprendizaje de los niños que a menudo observamos en clave de éxitos y fracasos. Por supuesto, la adquisición de destrezas y conocimientos es muy importante; pero la felicidad no es negociable. Montessori nos propone ayudar a los niños a aprender, pero ante todo ayudarles a ser felices.
2. Primero los sentidos, después la mente
No podemos crear observadores diciendo "observa", sino dándoles poder y medios para observar. Estos medios son adquiridos a través de la educación de los sentidos.
María Montessori solía decir que "lo que hace la mano, la mente lo recuerda". Por eso insistía en que antes de derrochar esfuerzos en educar la mente, es necesaria la educación de los sentidos. Las órdenes y las prisas no son buenas compañeras para un viaje que requiere calma y paciencia. Porque no se trata de repetir a los niños lo que tienen que hacer, sino de dejar que lo hagan.
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3. Estimular la autonomía de los niños
Agitar la vida, pero dejándola libre. Esa es la misión fundamental del educador.
El verdadero maestro estimula, presenta, propone y escucha. Los niños tienen la maravillosa capacidad de ver detalles que escapan al ojo adulto, pero su mirada necesita libertad. Cuando se la proporcionamos, más que educar, nos sorprendemos aprendiendo de ellos.
4. La educación y la vida
Si la educación es protección para la vida, entenderás que es necesario que la educación acompañe a la vida durante todo su recorrido.
Despertar la curiosidad es el mejor regalo que podemos hacerle a un niño. Más allá de profesores, títulos, escuelas y universidades, esa avidez es la mejor garantía de una vida rica en aprendizaje. Sólo así podrán descubrir sus propios intereses y alcanzar la realización personal.
5. Su definición de educación
La educación es un trabajo de autorregulación a través del que el ser humano se adapta a las condiciones de la vida.
Para María Montessori, educación no es lo que hacen los profesores. Es un proceso natural y espontáneo en el ser humano, en el que padres y educadores podemos ser guías y acompañantes. Es una misión importante y desempeñarla es todo un privilegio, pero el protagonismo siempre debe ser del niño.
6. Niños felices para un mundo mejor
La educación en la primera infancia es la clave para construir una sociedad mejor.
Terminamos con la idea que mueve la jornada del Día Internacional de la Educación. Porque María Montessori lo expresó como nadie hace ya varias décadas. Necesitamos una educación de calidad para que los niños descubran todo su potencial. Y necesitamos a los niños para salvar el mundo.