Los conceptos abstractos son todo un desafío para padres y educadores. Los niños buscan respuestas claras en nosotros, pero no es fácil dárselas cuando se interesan por cosas que no pueden ver, tocar, oler, escuchar o saborear. El amor, la muerte, la belleza... no son realidades que se asimilen fácilmente a través de una explicación. Lo mismo sucede con el tiempo. Son conceptos que se comprenden a fuego lento, a medida que acumulamos experiencias y entendemos su relación con la vida. De nada sirve decirle a un niño que el tiempo es la "duración de las cosas sujetas a mudanza"; la "magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro", tal como indica el diccionario de la RAE.
Tu hijo comprenderá de otro modo en qué consiste el tiempo. A través de las rutinas, como la hora de levantarse, la de acostarse y la de comer. Con las prisas, cuando insistimos en que deje de entretenerse para no perder el autobús. También con las despedidas y los reencuentros, que le enseñan la diferencia entre pasar un día sin ver a mamá y dos semanas sin estar con los abuelos. Su idea del tiempo se hará más exacta poco a poco. Comprenderá qué es un minuto, un mes, un año; incluso nociones más relativas como las de 'rato' o 'momento'. Acompañarle en este proceso de aprendizaje puede ser una experiencia apasionante.
Más información sobre el curso «Waldorf en la primera infancia»
El tiempo y los ritmos en la pedagogía Waldorf
En el curso «Waldorf en la primera infancia», Gema Luna explica la importancia de los ritmos en este modelo pedagógico. A través de las repeticiones, los niños llegan a comprender la estructura del tiempo. Por un lado está el ritmo anual. "Las estaciones del año son las unidades didácticas de la pedagogía Waldorf ", apunta Gema. Proponerles actividades relacionadas con la época del año en que se encuentran ayuda a los niños a cultivar el sentido de lo rítmico. Entienden lo que sucede en cada etapa y logran predecir lo que va a ocurrir en la siguiente, algo que les inspira confianza. Además, utilizar las estaciones como herramienta para asimilar el paso del tiempo es una bonita manera de invitarles a vincularse con la naturaleza.
La pedagogía Waldorf también presta suma atención al ritmo diario. Los momentos de expansión y recogimiento, de juego libre y concentración, tienen una ubicación concreta dentro de la jornada de una escuela Waldorf. Tal como ocurre con el ritmo anual, la repetición de rutinas les ayuda a anticiparse, a entender el funcionamiento del tiempo. Además del curso general sobre Waldorf, en Escuela Bitácoras ofrecemos dos formaciones centradas en materiales. Como podrás comprobar, gran parte de las actividades planteadas tienen relación directa con las estaciones. En los cursos «Crea tus materiales Waldorf» y «Crea tus materiales Waldorf II» encontrarás un montón de ideas para acompañar a los niños mientras descubren el tiempo.
Más información sobre el curso «Materiales educativos DIY en la primera infancia»
Un calendario DIY para asimilar el paso del tiempo
A partir de los 3 o 4 años, los niños suelen estar más preparados para comprender parcialmente el concepto de tiempo. Es una buena edad para animarnos a fabricar con ellos nuestro propio calendario. No se trata de imitar un almanaque tradicional, sino de que el peque pueda encontrar en él abundantes referencias conocidas. En el curso «Materiales educativos DIY en la primera infancia», Cristina Ramírez explica cómo crear un calendario circular. En la porción reservada a cada mes colocaremos imágenes que el niño asocie a los acontecimientos de esa época. La Navidad, el Carnaval, la primavera... a los eventos genéricos podemos agregar otros más personales, que aludan a nuestras vivencias. Este curso incluye otras propuestas relacionadas con el paso del tiempo.
Madrugar para contemplar el amanecer, o aprovechar el verano para compartir una puesta de sol. Irnos de acampada en una noche con cielo despejado, que nos permita observar las estrellas y la luna. Son actividades sencillas que pueden proporcionarnos un apoyo valioso para explicar cómo funciona el tiempo. Por supuesto, en los cuentos también tenemos un formidable aliado. En el curso «Cuentos que cuentan», Paloma Balandis y Cristina Saraldi dedican una lección a hablarnos de El cuento como reflejo de la realidad. Porque en lo vivencial siempre está la mejor manera de aprender.