Lucía Galán, profesora en Escuela Bitácoras, es una de las pediatras más prestigiosas de España. Desde su experiencia, Lucía nos confiesa que gran parte de las consultas que recibe tienen que ver con las gastroenteritis. Es normal: se trata de infecciones muy comunes en bebés y niños, en especial cuando comienzan la guardería y tienen más contacto con otros peques. Aunque en la mayoría de los casos no hay motivos para preocuparse en exceso, para mamás y papás (sobre todo primerizos) es inquietante ver cómo sus hijos sufren vómitos, diarreas y malestar general. Por eso es importante saber cómo actuar desde el primer momento. Al fin y al cabo, casi todos los niños pasan tarde o temprano por una gastroenteritis.
Rotavirus, adenovirus, astrovirus... los virus son los culpables de un altísimo porcentaje de esta clase de infecciones. Las bacterias también pueden estar detrás de la gastroenteritis, aunque es mucho menos frecuente. Las de género Campylobacter o Salmonella están entre las habituales. Y todavía más extraño, pero no imposible, es que el responsable del problema sea un parásito. Sea cual sea el caso, lo fundamental es mantener la calma, saber cuáles son las prioridades y tener claro cuándo debemos visitar al médico.

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El suero oral, nuestro mejor aliado ante la gastroenteritis
Uno de los peligros evidentes ocasionados por la gastroenteritis es la deshidratación. Los vómitos y las deposiciones provocan que el niño incurra en este riesgo. En el curso «Crianza de 0 a 4 años», Lucía Galán aconseja rehidratar a los niños con suero oral, a la venta en farmacias. Debemos hacerlo con cautela, poco a poco. Puedes utilizar una jeringuilla y administrarle 5 mililitros cada 15 minutos. "El niño pedirá más agua, porque su centro de la sed recibe señales de alarma ante las pérdidas masivas de líquido, pero no se la daremos. Si el estómago detecta grandes cantidades de líquido, vomitará inmediatamente. Tenemos que intentar rehidratar al niño gota a gota", explica la pediatra.
Algunos padres optan por el agua, porque muchos niños rechazan el suero. Pero merece la pena hacer un esfuerzo. Esta solución contiene la cantidad exacta de agua, sodio, potasio y azúcar que el niño necesita para reponerse. Eso sí: mejor agua que zumos o refrescos. Las bebidas azucaradas no alivian la gastroenteritis infantil: pueden empeorarla. ¿Y de comer? En cuanto acepte cuatro o cinco sorbos de suero sin vomitar, puedes ofrecerle algo. Nada de mantenerle muchas horas en ayunas, ni de preparar comidas especiales. Evitando azúcares y platos pesados, está bien que coma lo que le apetezca. Siempre en cantidades pequeñas repartidas en muchas ingestas a lo largo del día. "Está demostrado que cuanto antes demos de comer y beber a un niño con gastroenteritis, antes se recuperará su mucosa intestinal", señala Lucía Galán.
¿Hay que suprimir la lactosa durante una gastroenteritis?
Mucha gente cree que es necesario eliminar la lactosa de la dieta mientras persistan los síntomas de gastroenteritis. No es cierto. Entre otras propiedades, la lactosa nos ayuda a alcanzar un buen equilibrio en la flora intestinal y favorece la absorción de hierro y calcio. Es posible que al niño le siente bien tomar menos leche durante los episodios de gastroenteritis, pero no es preciso llegar al extremo de suprimirla por completo. Obviamente, en casos complicados, sí es posible que tu pediatra te recomiende hacerlo.
Mención aparte merecen los lactantes. De la lactosa extraen gran parte de la energía que necesitan. Si tu hijo toma pecho, ofrécele tomas breves, pero muy frecuentes. Si toma biberón, no cambies la marca ni la fórmula de su leche habitual, salvo que el médico te diga que debes hacerlo. Recuerda que los bebés son especialmente vulnerables a la deshidratación. Cuando los afectados son ellos conviene estar alerta y seguir muy de cerca su evolución.

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Cuándo acudir al médico ante una gastroenteritis
Lucía Galán aconseja visitar el centro de salud cuanto antes si el afectado es menor de un año, más aún si no alcanza los 6 meses de edad. También en cualquiera de los siguientes supuestos:
- Cuando hace más de diez deposiciones al día, o cuando vemos sangre en ellas.
- Si mantiene una fiebre alta, tiene escalofríos o malestar general permanente. En este caso puede tratarse de una gastroenteritis bacteriana.
- Cuando no conseguimos rehidratarle, porque vomita y/o depone constantemente.
- Si es lactante y pasa cinco o seis horas sin orinar.
- Cuando presenta síntomas de deshidratación: ojos hundidos, boca seca, sin saliva o con saliva pastosa, ausencia de lágrimas al llorar, decaimiento importante, sensación de mareo, palidez extrema...
- Si no mejora en dos o tres días; o si mejora pero no supera la gastroenteritis en una semana.
En el curso «Crianza de 0 a 4 años» encontrarás más información sobre la gastroenteritis. Lucía Galán te cuenta, por ejemplo, qué medicamentos puedes usar y cuáles tienes que evitar mientras dura la infección. Nuestra pediatra de cabecera también habla de fiebre, infecciones respiratorias y otras circunstancias comunes en la infancia. Porque no podemos evitar que enfermen, pero sí podemos elegir estar preparados.