La pandemia por coronavirus ha servido para recordarnos hasta qué punto es esencial la labor de ciertos profesionales, que no siempre reciben la gratitud que merecen. Entre ellos, nuestros docentes. "Debemos hacer un reconocimiento al esfuerzo y el trabajo realizado por las y los docentes durante los últimos meses y a su rol fundamental en la respuesta educativa durante la pandemia por COVID-19. Como en otras emergencias, se han destacado por su creatividad, trabajo innovador y colaborativo para encontrar soluciones y crear nuevos entornos de aprendizaje que aseguren el derecho a la educación de sus estudiantes", subraya la UNESCO en el Día Mundial de los Docentes, que celebramos cada 5 de octubre desde 1994.
El comienzo del curso 2020/21 ha situado a educadores y educadoras ante nuevos retos. Entre ellos, un periodo de adaptación más complicado que nunca por el contexto de pandemia en que se desarrolla. Especialmente aquellos que trabajan con niños de 0 a 6 años, que asisten por primera vez a un centro educativo en estas circunstancias tan difíciles. Pero si antes de la COVID-19 ya había escuelas infantiles que no programaban periodos de adaptación para estos peques, la situación ha hecho que algunas que sí lo hacían opten por anularlos este año. "Yo creo que tiene muchos beneficios y sí debe programarse", sostiene Soraya Sánchez, madre, psicóloga y asesora de familias.
Para que el proceso adaptativo de cada niño resulte exitoso, tanto las familias como los docentes deben entender cómo afrontarlo. En el curso «El periodo de adaptación», Soraya Sánchez ofrece algunas claves a tener en cuenta por maestros y maestras.

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Organización del aula y actividades durante el periodo de adaptación a la escuela
Un aula, una educadora, muchísimos niños. Y cada uno, con sus propias necesidades. Esta es la situación habitual en la mayor parte de las escuelas infantiles. El tiempo y el margen para maniobrar durante el periodo de adaptación es escaso, por lo que no es algo que pueda improvisarse sobre la marcha. "Los docentes deben saber cómo programarlo, deben investigar si no han recibido formación. Son muchos niños a cargo y la capacidad es limitada, por lo que hay que buscar caminos", apunta Soraya.
La estrategia a seguir dependerá, en gran medida, de las peculiaridades de cada centro y cada grupo. Si es viable, puede resultar positivo hacer entradas graduales o repartos en el horario durante las primeras semanas. Recibiendo a algunos niños a las 09:00 y a otros a las 11:00 resultará más sencillo conocerles y acompañarles. Lo mismo ocurre si podemos iniciar el curso repartiendo la semana por subgrupos, antes de juntarlos a todos. Por ejemplo: el grupo A asiste lunes y miércoles; el grupo B, martes y jueves. "No hay una adaptación completa hasta que reunimos a todo el grupo, pero la educadora tiene así más tiempo para conocer a cada niño", explica Soraya Sánchez.
Además, es recomendable que las actividades propuestas durante el periodo de adaptación sean especialmente atractivas para los niños. Es una forma de compensar el estrés que padecen al verse en un entorno desconocido. Sacaremos aún más provecho de esas actividades si les ayudan a conocer espacios, normas y personal de la escuela de manera divertida. También debe valorarse si es posible que las familias estén presentes en ciertos momentos y actividades. Todo ello puede facilitar la creación de vínculos entre niños y educadores.

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Atención a la diversidad y contratiempos habituales durante el periodo de adaptación
"A veces hablamos de diversidad cuando hay alguna dificultad específica, pero entre 0 y 6 años las diferencias entre unos niños y otros son enormes. En un aula de 1-2 años podemos encontrar bebés que todavía no gatean junto a niños que corren. Es una obligación docente atender a la diversidad de gustos, preferencias, estilos de pensamiento...", advierte Soraya Sánchez. No sólo es algo recogido en la normativa, sino que además es clave para que el periodo de adaptación sea exitoso. Sobre todo, porque cada niño tiene su propia forma de vivir sus primeros momentos en el centro educativo.
Las maestras también deben estar preparadas para gestionar las dificultades más comunes. Es una etapa en que, además de verse en territorio desconocido, los niños cambian sus horarios o sus pautas de sueño y alimentación. "En el periodo de adaptación es habitual encontrar alteraciones del sueño, conductas agresivas, ansiedad, reacciones somáticas de todo tipo...", apunta Soraya. Son cambios que precisan tiempo, comprensión y paciencia para ser asimilados. "Acompañando de una manera adecuada, el periodo de adaptación será más breve y satisfactorio para todo el grupo, incluida la educadora", indica la profesora del curso «El periodo de adaptación» en Escuela Bitácoras.