Antes de empezar, una aclaración imprescindible: no te asustes si sospechas que tu hijo o uno de tus alumnos es una persona con Alta Sensibilidad. No es un trastorno, ni mucho menos una enfermedad. Este es el error más frecuente al tratar con niños y niñas altamente sensibles. El adulto —equivocado— considera que el infante tiene un problema; y ese planteamiento acaba provocando incomprensión y un acompañamiento deficiente.
Tal como explica la psicóloga Blanca Torres en el curso «Alta Sensibilidad en la infancia», bajo esta denominación se conocen una serie de características estudiadas y definidas por la doctora Elaine N. Aron durante la década de los 90. Se calcula que entre un 20% y un 30% de la población reúne estos rasgos, que tienen una importante base genética. Sin embargo, en cada persona pueden expresarse de forma distinta. Por eso es complicado —y seguramente poco útil— simplificarlo todo en una definición.
En términos un poco más científicos, podríamos hablar de Sensibilidad de Procesamiento Sensorial. La doctora Aron asistía a terapia psicológica cuando su propio terapeuta le espetó que era "demasiado sensible". Esa etiqueta llenó su mente de preguntas e inquietudes. Algunos años más tarde, esta investigadora logró acotar de manera sólida los rasgos neuropsicológicos que identifican la Alta Sensibilidad en los seres humanos.
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Los cuatro pilares que definen la Alta Sensibilidad: PSES
Como hemos indicado antes, la Alta Sensibilidad puede expresarse de formas muy diversas. Sin embargo, hay cuatro atributos que suelen coincidir y que conocemos por sus siglas en inglés (DOES —Depth of Processing, Overstimulation, Emotional Reactivity y Sensing the Subtle—) o en castellano (PSES).
- Procesamiento profundo. "Las Personas Altamente Sensibles (PAS) realizan un procesamiento más profundo y elaborado de toda la información que reciben", explica Blanca Torres. Combinaciones de conceptos, asociaciones de ideas, reflexiones internas... la mente de una persona altamente sensible trabaja a un ritmo que puede llegar a ser agotador.
- Sobreestimulación. "Es lógico que cuando se procesa mucho toda la información que se recibe, se llegue antes a un punto de saturación y cansancio", advierte Torres. Así, las personas altamente sensibles pueden llegar a experimentar bajo rendimiento, bloqueo o desconcierto en situaciones en que la abundancia de estímulos les supera.
- Emoción. "Las PAS son emocionalmente muy reactivas. A veces, esto contribuye a la alta empatía", comenta Blanca. Los comentarios y la opinión de los demás afectan de manera profunda a un individuo con Alta Sensibilidad. En encuentros sociales, la atención a las emociones de todos puede provocarles bloqueo. No se trata de timidez, sino de la sobreestimulación antes señalada.
- Sutilezas. "Un niño altamente sensible nota cualquier pequeño cambio en su entorno, para bien o para mal", apunta Blanca Torres. Esta capacidad de percepción resulta muy llamativa en niños de corta edad.
Son apenas unas pistas acerca de los cuatro pilares establecidos por la doctora Aron. En el curso «Alta Sensibilidad en la infancia», Blanca Torres profundiza en cada uno de ellos.
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¿Cómo saber si un niño es altamente sensible?
En su libro El don de la sensibilidad en la infancia, la doctora Elaine N. Aron propone una especie de test para contribuir a identificar niños altamente sensibles.
- Se sobresalta con facilidad.
- Se queja de que la ropa está áspera, de las costuras de los calcetines o de las etiquetas de la ropa que le rozan.
- No suelen gustarle las grandes sorpresas.
- Aprende mejor a través de un correctivo suave que mediante un fuerte castigo.
- Parece que me lea la mente.
- Utiliza palabras que no se corresponden a su edad.
- Se percata hasta del olor más leve e inusual.
- Tiene un ingenioso sentido del humor.
- Parece muy intuitivo.
- Le resulta difícil dormir después de un día excitante.
- No lleva bien los grandes cambios.
- Quiere cambiarse de ropa si la que lleva está mojada o tiene arena.
- Hace montones de preguntas.
- Es perfeccionista.
- Se percata de la angustia de los demás.
- Prefiere el juego tranquilo.
- Hace preguntas tranquilas y sugerentes.
- Es muy sensible al dolor.
- No se encuentra a gusto en lugares ruidosos.
- Se percata de cosas muy sutiles: algo que haya cambiado de lugar, un cambio de aspecto de una persona, etc.
- Toma en consideración la seguridad antes de trepar cierta altura.
- Se desenvuelve mejor cuando no hay extraños presentes.
- Lo siente todo profundamente.
Según la doctora Aron, cuando un niño reúne 13 o más de los rasgos anteriores, las probabilidades de que tenga Alta Sensibilidad son elevadas. En cualquier caso, un infante con una puntuación menor que 13 pero manifestaciones muy fuertes en ciertas características también puede ser altamente sensible. El test funciona a modo de guía y no sustituye el diagnóstico de un profesional.
En el curso «Alta Sensibilidad en la infancia» encontrarás herramientas que te ayudarán a comprender a niños con estas condiciones, tanto en el hogar como en el aula. A través de un acompañamiento adecuado es posible compensar los inconvenientes y aprovechar el potencial ventajoso de la Alta Sensibilidad. Blanca Torres, psicóloga y antropóloga, comparte pautas específicas para distintos tramos de edad, desde la primera infancia hasta la adolescencia.