El 21 de marzo celebramos el Día Mundial de la Poesía. La UNESCO aprobó en París en 1999 la iniciativa de celebrar anualmente esta jornada. "La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la forma en que usamos las palabras y las cosas, y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Merced a sus asociaciones y metáforas y a su gramática singular, el lenguaje poético constituye, pues, otra faceta posible del diálogo entre las culturas", explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Muchos padres acostumbran a leer cuentos con sus hijos. Seguro que tienes bellísimos recuerdos de las historias que te contaban antes de dormir, un momento mágico que nunca se olvida. Sin embargo, quizá no son tantos los que se animan a compartir un poema. Entrar en contacto con el lenguaje poético desde edades tempranas tiene grandes beneficios para los niños. Conocer el potencial de la poesía es el mejor estímulo para adoptar el hábito de saborear versos junto a ellos.
La poesía potencia su habilidad para comunicarse
A través de la lectura, los niños desarrollan su dominio del lenguaje. Las particularidades de la poesía hacen que sea una opción muy enriquecedora. No sólo amplían su vocabulario, sino que además añaden figuras retóricas a su repertorio de recursos. Las metáforas, las comparaciones, los símbolos... son algunas de las herramientas que pueden tomar de la poesía. Si les invitamos a recitar unos versos, estaremos trabajando también la expresión verbal y la dicción.
Nos ayuda a expresar nuestras emociones
Si hay un género literario especialmente apropiado para dar forma a nuestros sentimientos, ése es la poesía. La rapidez con la que los niños captan la emotividad de un poema es realmente asombrosa. Además, leer versos siempre abre una puerta a la reflexión y la conversación. Todo esto redunda en el desarrollo de la sensibilidad. Por supuesto, no sólo en los niños. También los adultos nos beneficiaremos de compartir las emociones que despierta en nosotros este tipo de lectura.
Estimula formas de pensamiento complejas
Cuando reflexionamos sobre un texto que acabamos de leer, en nuestra mente ocurren un montón de cosas. Es un impulso para la creatividad, para la imaginación y para el pensamiento abstracto. La poesía tiene el poder de activar el fantástico potencial de los niños como creadores de sus propios mundos. No es extraño que, si se familiarizan con el género desde pequeños, se atrevan muy pronto a componer sus primeros versos. Presta atención para conocer sus gustos y anímales a expresarse a través de la escritura.

Más información sobre el curso «Cuentos que cuentan. Los cuentos como recurso pedagógico»
Es una manera divertida de ejercitar la memoria
Las poesías infantiles suelen ser fáciles de retener. Son breves, tienen rima y un lenguaje sencillo, se adhieren a la memoria como las canciones. Leer y releer nuestros versos preferidos es una forma de trabajar capacidades como la escucha y la concentración. Te sorprenderá la cantidad de poemas que un niño es capaz de conservar en el recuerdo después de unas cuantas lecturas.
Es un aprendizaje artístico
Por supuesto, leer poesía es invitar a los niños a entrar en contacto con el arte. De manera natural y sencilla, podrán desarrollar su sentido rítmico y entender la musicalidad. Al mismo tiempo, estarán puliendo sus propios criterios estéticos y su sensibilidad hacia las formas de expresión artística. Además, los poemas suelen contener las inquietudes de culturas y sociedades, por lo que sirven también para acercarse a distintos entornos y diferentes épocas.
Es una herramienta para desarrollar el lenguaje no verbal
A los niños les divierte mucho teatralizar la poesía. Disfrutan más con ella si la acompañamos de pequeñas actuaciones, de gestos que también les ayudan a memorizar los versos. Con esta actividad potenciamos el empleo del lenguaje no verbal y trabajamos la psicomotricidad. Por otra parte, generalmente es una lectura más reposada que la de los relatos. Por eso puede ser muy apropiada para calmarnos al final del día, justo antes de irnos a dormir.
La poesía engancha y vincula
Como explica Beatriz Millán en el curso «Cómo apasionar a los niños por la lectura», los niños empiezan a hacerse lectores mucho antes de saber leer. Los ratos que compartimos con ellos con un libro entre las manos siembra en ellos la semilla de un hábito muy saludable. Por supuesto, ese tiempo en común también sirve para estrechar y fortalecer vínculos. Lo más importante es perfilar nuestro criterio para ofrecerles lecturas atractivas, aspecto en el que nos detenemos en el curso «Cuentos que cuentan». Existe poesía para todas las edades, por lo que cualquier momento es bueno para presentar unos versos a tus hijos.