Ya estamos en otoño. Para los niños, otoño significa colegio. Colegio significa convivencia en el aula durante muchas horas al día. Y convivencia en el aula es igual a mocos. Los inevitables mocos, huéspedes desde septiembre hasta junio. Pediatras como Lucía Galán y fisioterapeutas pediátricos como José Luis García Morales nos lo confirman: los mocos son causantes de gran parte de los quebraderos de cabeza que sufren los padres durante el curso escolar. Las preocupaciones se multiplican cuando obstruyen la nariz de los niños e invaden ojos y oídos. En esas circunstancias es fundamental saber cómo actuar.
En realidad, lo primero que deberíamos hacer es conocer y entender qué son los mocos. Aunque cueste creerlo, García Morales lo tiene claro: "los mocos son nuestros amigos". Son los 'aliados' más incomprendidos del invierno. Aparecen y permanecen porque tienen una misión que cumplir. Por supuesto, existe un punto excesivo, en el que impiden la respiración por la nariz y comienzan a generar contratiempos. Al llegar a los ojos pueden producir conjuntivitis; al pasar a los oídos, otitis. Además, un bebé que tiene que respirar forzosamente por la boca tendrá problemas para alimentarse, sea con el pecho materno o con leche de fórmula.
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¿Cómo llegan los mocos a los ojos y los oídos de los niños?
"El conocimiento y la preparación de los padres puede resolver muchos problemas respiratorios de bebés y niños", subraya José Luis García Morales. En el curso «Fisioterapia respiratoria en casa», José Luis explica con detenimiento la naturaleza de los mocos. Entre otros aspectos relevantes, nos cuenta cómo llegan a los oídos y los ojos de los peques.
Lo correcto, más que hablar de nariz, es referirnos a la cavidad nasal. Es un espacio bastante más amplio, con una parte vertical y otra horizontal. A esa parte posterior en que ambas se cruzan llega desde el oído un tubo, la trompa de Eustaquio. Precisamente es en esa zona donde más moco se acumula. Cuando se produce un exceso y la consecuente obstrucción, los mocos pueden llegar a los oídos.
Existe otro tubo que conecta el ojo con la nariz. De forma similar a lo que sucedía con el oído, el moco puede terminar subiendo si la nariz está repleta de moco. Conviene hacer aquí un apunte: debemos distinguir entre un ojo con legañas y un ojo con moco. Las legañas aparecen cuando los mocos impiden el drenaje hacia la nariz de lo que las lágrimas limpian en el ojo.
Tanto cuando los mocos llegan a los ojos como cuando alcanzan los oídos debemos tomar medidas y evitar que las incomodidades se agraven. Por eso es fundamental que padres y educadores sepamos realizar correctamente una limpieza de la cavidad nasal.
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La importancia de realizar correctamente la limpieza nasal o instilación
Seguro que tienes un montón de dudas sobre cómo hacer una limpieza nasal. Basta una búsqueda en Internet para encontrar una desmesurada variedad de maneras de llevarla a cabo. Si preguntas entre familiares y conocidos, peor aún. Los mitos relacionados con peligros y soluciones son muy abundantes. Llega un punto en que ya no sabemos cuándo debe hacerse la limpieza, ni cómo, ni qué accesorios son seguros, ni qué tipo de suero usar, ni en qué postura colocar al niño...
En el curso «Fisioterapia respiratoria en casa», un experto como José Luis García Morales nos cuenta cómo hacerlo de forma sencilla y eficaz. "Cada uno hace una cosa distinta. Hay un objetivo común: limpiar la nariz y que el niño respire", apunta el fisioterapeuta pediátrico. Una de sus advertencias tiene que ver con el exceso de suero que mucha gente tiende a usar, creyendo que limpia mejor de ese modo. "Dejemos de hablar de lavar, que lleva implícito cantidad de líquido; y hablemos de limpiar, que implica arrastrar y quitar residuos. Hablemos de limpiar la cavidad nasal, tanto su parte vertical como la parte horizontal. En especial el codo que hay entre ellas, que es donde se pueden generar los problemas de oído", añade.
Disponer de información clara y confiable es esencial para actuar ante las pequeñas dificultades por las que pasan todos los niños. Nada puede reemplazar al diagnóstico de un profesional sanitario, pero hay cosas que podemos solucionar en casa si tenemos los conocimientos precisos. Lucía Galán es una pediatra de referencia en España. En su curso «Crianza de 0 a 4 años» aborda los problemas más frecuentes en esta etapa del desarrollo de los niños. Lactancia, fiebres, gastroenteritis, alimentación... Un sencillo manual para estar prevenidos y afrontar los contratiempos desde la tranquilidad.