"Toda persona tiene derecho a libertad de pensamiento". Así comienza el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada el 10 de diciembre de 1948. Cada año celebramos en esta fecha el Día de los Derechos Humanos. Y en esta ocasión hemos querido detenernos en esa frase, tan breve pero tan compleja. Porque la libertad de pensamiento no es fácil de definir, aplicar ni garantizar. Para protegerla no basta con proclamarla, ni siquiera blindarla con leyes resulta suficiente. La libertad de pensamiento es la más personal e íntima de todas las formas de libertad; pero para desarrollarse necesita estímulos. Por eso es tan importante trabajar el pensamiento crítico de los niños: para que sean libres. Los cuentos son una magnífica herramienta para hacerlo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de pensamiento crítico?
Antes de hablar de cuentos y lectura, es esencial tener claro qué es pensamiento crítico. El adjetivo puede conducirnos a confusiones. Ser crítico no es lo mismo que criticar; por eso el pensamiento crítico es mucho más que la capacidad de encontrar puntos flacos en los planteamientos de los demás. Podríamos decir que es una manera concreta de pensar: aquella que nos ayuda a tomar decisiones y elegir con libertad. También nos permite valorar argumentos, analizar con perspectiva y profundidad o evaluar las ventajas e inconvenientes ante cualquier disyuntiva. Además, el pensamiento crítico determina nuestro nivel de comprensión. Nos ayuda a determinar qué información es relevante, qué fuentes son fiables y cuándo sabemos lo suficiente como para posicionarnos ante un asunto.
Sin lugar a dudas, es una herramienta clave para la vida. Una persona con capacidad de pensamiento crítico es capaz de adaptarse a situaciones diversas y resolver problemas complejos. Es creativa, reflexiva y flexible al mismo tiempo; y tiende a confiar en sí misma ante la adversidad. Tal como sucede con otras habilidades, su dominio requiere práctica. Para fomentar el pensamiento crítico en los niños debemos apoyar su impulso natural de descubrir y aprender, ayudándoles a analizar, asimilar y filtrar toda la información que reciben. A través de la lectura compartida de cuentos podemos hacerlo desde edades muy tempranas, de forma sencilla, natural y cotidiana.
Cómo usar los cuentos para estimular el pensamiento crítico
Quien ha disfrutado de cuentos antes de dormir, de la voz de mamá o papá relatando historias maravillosas, atesora para siempre esos momentos mágicos. La lectura compartida genera instantes de conexión, ratitos únicos que los niños aprovechan para ejercitar su imaginación y expandir sus mundos. Si les hacemos partícipes de la lectura conversando con ellos, haciéndoles preguntas y respondiendo a las suyas, estaremos estimulando su pensamiento crítico. Porque no todo es escuchar. Los cuentos pueden invitarles a opinar, deducir, predecir, comparar, analizar...
Propón a tu hijo adivinar de qué trata un nuevo libro mirando su portada. También podéis jugar a predecir el final cuando estéis a media historia. Si se trata de un cuento ya conocido, pídele que imagine qué ocurriría si el protagonista tomase una decisión diferente en cierto momento. Los álbumes ilustrados nos permiten además profundizar en las historias. Por ejemplo, quizá el texto no mencione cómo se siente un personaje al escuchar las palabras de otro, pero los dibujos nos ayudarán a saberlo. Plantear esta cuestión al peque es invitarle a observar y reflexionar. Con los niños un poco más mayores también podemos probar a deducir únicamente analizando el contexto. Así les enseñaremos a leer entre líneas.
Una actividad realmente enriquecedora es la de hablar sobre los temas tratados en un cuento. Los más pequeños encontrarán temas sencillos ("los colores", "los animales", "la granja"...); pero con tiempo, práctica y conversaciones, aprenderán a identificar otros más complicados, como la amistad, el amor, los valores... Distinguir lo fundamental en un texto es una competencia básica en la vida académica. Sin embargo, en las aulas abundan los casos de niños y jóvenes con problemas para hacerlo.
Más información sobre el curso «Cuentos que cuentan. Los cuentos como recurso pedagógico»
Los cuentos como recurso pedagógico
Cuando hablamos de cuentos no sólo nos referimos a libros impresos y encuadernados. No hay límites, porque tampoco los hay en la imaginación de un niño. Inventar historias mirando las nubes del cielo o lo que vemos desde el coche durante un viaje, crear juntos un relato partiendo de unos cuantos dibujos... Si estimulamos la mente del niño, los cuentos siempre nos ayudarán a fomentar su pensamiento crítico, tengamos o no un tomo delante.
Paloma Balandis y Cristina Saraldi, expertas cuentacuentos, nos enseñan a utilizar los cuentos como recurso pedagógico en el curso «Cuentos que cuentan». Porque la diversión y la conexión no están reñidas con el aprendizaje, sino todo lo contrario. Contagiar a tus hijos el amor por los libros es uno de los regalos más hermosos que puedes hacerles. En el curso «Cómo apasionar a los niños por la lectura», Beatriz Millán nos ofrece las claves para motivar a nuestros pequeños lectores.
"Cuando aprendas a leer, serás libre para siempre".
Frederick Douglass, escritor