Concentración, pasión, aprendizaje y conexión emocional. Hay pocas actividades que consigan despertar en los niños estas cuatro fuerzas, todas al mismo tiempo. Ocurre en el juego libre, siempre y cuando surja en condiciones adecuadas. Y también sucede, por supuesto, durante la lectura compartida. Para los niños no hay nada comparable a leer un cuento con mamá o papá. Les relaja y les estimula, les enseña y les divierte, les invita a reflexionar y a compartir sus sentimientos. Porque el tiempo de calidad, ese del que tanto nos hablan hoy en día, no siempre tiene que ser una actividad minuciosamente planificada. De vez en cuando, basta con reservar unos minutos para leer un libro junto a los peques.
Es obvio que nadie pone en duda que la lectura compartida es beneficiosa para los niños. Pero es posible que no estemos dando a esta práctica la prioridad y la importancia que merece. Durante las últimas décadas, numerosos investigadores han llevado a cabo distintos trabajos para profundizar en sus repercusiones. Merece la pena repasar algunos para comprender todo lo que podemos regalar a los niños leyendo a diario junto a ellos.
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1. El primer paso para inculcarles la pasión por la lectura
¿Has conocido a alguien que asegure que no le gusta la música? Es probable que no. Sin embargo, todos conocemos algún adulto que afirma que no le gusta leer. Del mismo modo que cada persona tiene preferencias musicales distintas, existen libros capaces de satisfacer todo tipo de gustos. Todos podemos encontrar esas lecturas, pero para sentir el impulso de buscarlas es preciso que hayamos cultivado el hábito. Y por supuesto, eso no se hace de un día para otro. El amor por los libros es más fuerte y perdurable cuanto antes comience. Si es antes de que el niño aprenda a leer por sí mismo, mejor todavía.
Hay algo que mencionan casi todos los estudios sobre lectura compartida. Dos factores son especialmente decisivos para que un niño se convierta en lector frecuente. Por un lado, haber leído junto a sus padres y/o educadores desde edad temprana; por otro, tener a la vista el ejemplo de adultos lectores. Como podrás suponer, un niño relacionado con la lectura desde pequeño cuenta con eficaces herramientas para el aprendizaje. No sólo en la infancia, sino durante toda la vida. Esto tiene repercusiones positivas en su desarrollo en diversas áreas, mucho más allá del rendimiento académico.
2. La lectura compartida impulsa el desarrollo del lenguaje oral
Hace ya más de treinta años, un estudio experimental dirigido por G. J. Whitehurst demostró que la lectura compartida favorece el desarrollo del lenguaje oral en niños pequeños. Los investigadores realizaron un seguimiento a un grupo de familias con niños de dos años. Se invitó a los padres a compartir libros ilustrados con sus hijos a menudo, poniendo énfasis en la comunicación con los pequeños. Además de leer, debían hacer preguntas al niño, repetir y ampliar sus apreciaciones, conversar con él ajustándose a sus intereses... Los niños expuestos a este tipo de lectura, conocido como 'lectura dialógica', adquirían un vocabulario más rico que la media en su edad. También exhibieron facilidad especial para construir frases, recurriendo con menor frecuencia al uso de palabras sueltas para comunicarse.
3. La relación con el lenguaje escrito
El aprendizaje de la lectoescritura exige una serie de condiciones previas. En el curso «Lectoescritura», Laura Estremera nos acompaña en el apasionante camino que conduce a los niños al momento idóneo. Como podrás comprobar, hay muchos factores que entran en juego. Lo que está claro es que aquellos familiarizados con libros y textos a través de la lectura compartida tienen ciertas ventajas. Pueden conocer de antemano qué son las portadas y las páginas, entender que se lee de izquierda a derecha y de arriba a abajo, incluso identificar palabras, líneas, párrafos... Un estudio firmado por Laura M. Justice y otros (2008) profundiza en los beneficios de la relación temprana con el lenguaje escrito y los elementos impresos.
4. Lectura compartida y conexión emocional
¿Es importante que el niño comparta horas de lectura con un adulto de referencia, y no con cualquier otro? Lo es. Adriana G. Bus indicó en un trabajo del año 2003 que, cuando la relación entre adulto y niño es íntima, el primero logra establecer vínculos entre el relato y las experiencias del niño. Así, el pequeño puede empatizar con los personajes y obtiene valiosos recursos para asimilar sus propias emociones. Además, como indican Marta y Lluvia Bustos en el curso «Educar y aprender desde el entusiasmo», la motivación personal es determinante en el aprendizaje. La lectura compartida potencia los aspectos emocionales, por eso es notablemente agradable, completa y didáctica.
"La evidencia sugiere que un clima afectivo-emocional cálido y sensible a las señales del niño durante la lectura aumenta en el niño la atención al texto, la cooperación con el adulto y el entusiasmo por leer", apuntan E. Goikoetxea y N. Martínez Pereña, en referencia a una publicación de S.H. Landry y otros (2012).
Más información sobre el curso «Cuentos que cuentan. Los cuentos como recurso pedagógico»
5. Beneficios para niños con trastornos del desarrollo
Leer junto a una persona de confianza puede ser una actividad muy beneficiosa para pequeños con trastornos generalizados del desarrollo o trastornos específicos del lenguaje, entre otras alteraciones. "Trate de leer con frecuencia y de leer los mismos libros muchas veces. Esto dará al niño la oportunidad de aprender con la repetición. Leer el mismo libro varias veces le hará sentirlo como si fuera un viejo amigo. Esta familiaridad le ofrece confianza para tratar de expresarse por sí mismo", dicen J. Pepper y E. Weitzman en 'Hablando... nos entendemos los dos', una prestigiosa guía para padres de niños con trastorno del lenguaje.
La revisión llevada a cabo en 2011 por Melissa E. Hudson y David W. Test recopila las conclusiones de muchos trabajos que han probado la eficacia de la lectura compartida en casos de este tipo. Con todo, conviene considerar que esta práctica puede requerir una planificación supervisada por profesionales. En el curso «El Neurodesarrollo. ¿Cómo saber que todo va bien?», la neuropediatra María José Mas ofrece nociones básicas para detectar los problemas cuanto antes y saber cuándo debemos acudir a la consulta de un especialista.
6. Recomendaciones para la lectura compartida
Leer juntos, leer a diario, leer desde las primeras semanas de vida. No hay mejor manera de transmitir de padres a hijos la pasión por los libros. Los niños nunca olvidan los momentos mágicos de lectura que compartimos con ellos, como el clásico cuento antes de dormir. En el curso «Cuentos que cuentan», dos expertas narradoras como Paloma Balandis y Cristina Saraldi explican las claves para comunicar y educar utilizando los libros como apoyo. Para conseguirlo es fundamental desarrollar un criterio que nos permita escoger obras apropiadas para cada momento y cada objetivo.