¿Qué haces cuando tu hijo decide pasar un rato jugando solo? Hay quien trata de aprovechar ese tiempo para completar tareas pendientes. Otros prefieren sencillamente tomarse un respiro y descansar. Al mismo tiempo, casi todos intentamos mantener un ojo sobre el niño, a fin de asegurarnos de que no corre ningún peligro. Emmi Pikler comprendió la necesidad de ir mucho más allá de la mera vigilancia. La observación es uno de los pilares sobre los que desarrolló su propuesta pedagógica; y nos enseñó cómo a través de ella es posible conocer mejor a los niños, conectar con ellos y establecer las condiciones precisas para su desarrollo.
La pedagogía Pikler invita a padres y educadores a llevar a cabo un cambio de mirada. Se trata de ver a los niños como personas capaces, autónomas, rebosantes de posibilidades e iniciativas. Esto no pasa por obviar las necesidades que sólo un adulto puede satisfacer, sino por abordar la educación desde la confianza en su potencial. A nosotros nos corresponde garantizar su bienestar físico, psíquico, afectivo y emocional. De este modo consolidamos unos cimientos sobre los que ellos construyen su autonomía y desarrollan todas sus capacidades.
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Cómo y por qué observar a tu hijo durante el juego libre
Para Pikler, el movimiento y el juego libre es imprescindible en el progreso natural del niño. Son momentos que trascienden la diversión y el entretenimiento: mientras juega explora, conoce y aprende. Aunque lo hace en libertad, los adultos tenemos un rol muy importante que se ejerce siempre a través de la intervención indirecta. Debemos preparar un espacio seguro y atractivo, con materiales adecuados para la etapa de desarrollo en que esté el pequeño. Después, durante el juego, es cuando se nos presenta la oportunidad de observar. En su libro ¿Qué sabe hacer el bebé?, Emmi Pikler describió su concepto de observación.
Parece muy simple, pero de hecho no es tarea fácil (...) pues los ojos no son suficientes para ver. Hay que saber observar; sentir y pensar en el lugar del niño, poder entrar en su mundo, identificarse con él.
De este modo, Emmi Pikler plantea dos condiciones fundamentales para que la observación sea verdadera y eficaz. Por un lado, la mirada debe partir de una confianza genuina en la autonomía y la capacidad del niño. Por otro, supone mucho más que vigilar y obtener información: significa alcanzar un conocimiento profundo y sincero. La observación nos permite establecer una sintonía con él y estar preparados para responder a sus necesidades. El bienestar genera y fortalece un vínculo de apego seguro, que es lo que proporciona a los niños tranquilidad y confianza para desarrollar su autonomía.
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Observar no es intervenir, dirigir, juzgar ni sugerir
En el curso «Materiales y recursos para aprender jugando», Laura Estremera hace hincapié en el respeto a las decisiones del niño durante el juego libre. "Se trata de observar sin intervenir, sin dirigir, sin juzgar, sin opinar, sin sugerir. Tenemos que respetar su juego", subraya, "debemos darles tiempo para que descubran los aprendizajes y sean significativos". La observación consciente es clave para saber en qué fase del desarrollo motor y cognitivo está el niño. Poniéndola en práctica podrás acompañar sus pasos sin necesidad de intervenir, brindándole la oportunidad de completar procesos auténticos. Escoger el camino y recorrerlo a su ritmo estimulará su curiosidad, ayudándole a conectar poco a poco todos sus conocimientos.
Eduardo Rodríguez se formó en el Instituto Pikler-Lóczy de Budapest y cuenta con amplia experiencia profesional en la aplicación de este modelo pedagógico. En el curso «Movimiento libre del niño en la etapa 0-3 años», Eduardo presenta los fundamentos que lo sustentan y muestra cómo llevarlos a la práctica de manera sencilla y efectiva. Con Pikler descubrirás una maravillosa forma de acompañar la evolución natural de tu hijo desde el amor y el respeto.