El 21 de junio celebramos el Día Internacional del Yoga. Así lo proclamó la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución del 11 de diciembre de 2014. Este texto reconoce que "el yoga ofrece un enfoque holístico de la salud y el bienestar" y subraya que "difundir más ampliamente la información relativa a las ventajas que entraña practicar el yoga sería beneficioso para la salud de la población mundial". Estos beneficios alcanzan a personas de todas las edades. También a bebés y niños, más aún si practican yoga en compañía de sus padres.
«Yoga con bebés» es una de las últimas novedades en Escuela Bitácoras. Un curso dirigido por Victoria Maganto, profesora de Hatha Yoga centrada en difundir las maravillas del yoga en familia desde hace más de una década. Quizá hayas practicado yoga y creas que la maternidad es difícilmente compatible con esta actividad. O tal vez te apetezca probarlo ahora, pero temas que con tus hijos resulte complicado empezar. Te invitamos a dejar los miedos a un lado y a confiar en los peques. Siguiendo los consejos de Victoria Maganto, compartir sesiones con tus hijos te descubrirá todo lo que el yoga puede aportar a vuestra relación.
Más información sobre el curso «Yoga con bebés»
1. Favorece un vínculo de apego seguro
Practicando yoga, madre e hijo están en constante contacto, cuerpo con cuerpo. Lo hacen de manera tranquila, conectando en el aquí y el ahora. El bebé se siente protegido y ambos pueden sentir confianza mutua. El vínculo se fortalece, más aún si también el padre se anima a participar y compartir con ellos ese tiempo. Aprovechar la oportunidad de disfrutar de actividades variadas, sin necesidad de separarnos del bebé, es una fantástica manera de afianzar nuestra relación con él. Si quieres profundizar en estilos de apego, no dejes de consultar el curso «Claves para criar desde el apego seguro», con Soraya Sánchez.
2. Contribuye a la recuperación postparto
Dedicar tiempo y energía a la recuperación postparto tiene gran importancia. Desafortunadamente, esta tarea queda desatendida con frecuencia. Las mamás se concentran tanto en su bebé que no encuentran momentos para el autocuidado. Practicar yoga con él es una forma de encontrar equilibrio. Con esta actividad fortalecemos pelvis y abdomen, además de liberar la tensión muscular general, en especial en la zona lumbar. Además, el yoga favorece la recuperación psicológica. Te ayudará a recobrar las fuerzas y el vigor que tenías antes de la llegada de tu hijo. Combinando los cursos «Cuidados de la mujer en el embarazo y el postparto» y «Yoga con bebés» dispondrás de un montón de recursos para sentirte mejor contigo misma.
3. Estimulación y relajación para tu bebé
Las caricias, los juegos, los movimientos suaves... practicar yoga en compañía de mamá y papá es para un bebé la proporción perfecta de estímulos y tranquilidad, de actividad y calma. Por un lado, estaremos impulsando el desarrollo de sus sentidos, su tono muscular, su coordinación, el conocimiento de su cuerpo... Por el otro, le enseñamos a relajarse. Poco a poco aprenderá a regular su respiración y disfrutar de esos momentos de reposo. Con el yoga les ayudamos a canalizar sus energías mientras adoptan un hábito saludable, que en el futuro conservarán tanto tiempo como deseen. Un ejercicio habitual en el yoga con bebés son los masajes, sobre los que también hablamos en el curso «Masaje infantil a través del juego».
Más información sobre el curso «Cuidados de la mujer en el embarazo y el postparto»
4. Una oportunidad para socializar y tomarnos un respiro
Una sesión de yoga con bebés es una magnífica ocasión para reunirnos con amigos y familiares que también tengan hijos. Así, ese tiempo se convierte en un pequeño oasis de libertad y descanso. Porque el tiempo libre y las relaciones con otras personas son una parte fundamental de una maternidad saludable. Cuida de ti misma para estar en las mejores condiciones a la hora de cuidar a los tuyos.
5. Aprendemos a estar relajados y tranquilos en compañía
¡Cuántas veces nos olvidamos de algo tan importante como disfrutar! Llegamos a estar tan pendientes de las necesidades del bebé, tan enfocados en responder deprisa a sus demandas, que entramos en un bucle de estrés del que puede ser complicado salir. Nada como el yoga para encontrar la pausa. Apartamos las urgencias y nos acostumbramos a los ratos de paz, a disfrutar de la compañía mutua. Porque el ocio y el relax no tienen por qué ser incompatibles con el cuidado de los niños.