Los niños sienten interés por la sexualidad desde muy pequeños. Investigan, experimentan y preguntan para expandir su mente, ampliar su mundo y comprender su entorno. Sin embargo, esta inquietud no es una fuerza uniforme y estable. A medida que van creciendo sus preocupaciones se hacen más complejas, surgen las dudas y aparecen factores como el pudor y los prejuicios. Cada niño es distinto, pero es muy común que esto ocurra justo antes de entrar en la adolescencia, entre los 7 y los 10 años. Nos envían señales de que algo está cambiando, más evidentes o más sutiles. Quizá lo compruebes durante las vacaciones de verano: tu hijo, que siempre disfrutó jugando desnudo en la playa, ya no quiere saber nada de dejarse ver sin bañador.
Por supuesto, no hay motivos para alarmarse. Llega un momento en que los niños se dan cuenta de que mamá y papá no lo saben todo. Las amigas, los compañeros del cole o los primos también les hablan de cosas que ellos ignoraban. Comienzan a preguntar menos, a elegir con cautela las cuestiones que nos plantean y a buscar información por su cuenta. Es probable que sientan ciertos reparos a la hora de tratar determinados temas con sus padres; y la sexualidad es uno de los habituales. Aunque no es nada por lo que debamos preocuparnos, sí debemos ser cuidadosos para no alimentar tabúes. Blanca Torres lo explica de forma sencilla en el curso «Sexualidad en la infancia»: la clave no es tanto darles respuestas perfectas como mostrarles respeto y naturalidad.

Más información sobre el curso «Sexualidad en la infancia»
1. Crea una base de confianza cuanto antes
Los niños hacen preguntas sobre sexualidad, por lo general, mucho antes de los 7 años. Lo hacen a su manera, desde su punto de vista, pero nuestra actitud es importante desde el primer minuto. De la manera en que les respondemos deducen si pueden hablar o no con nosotros de ello. "Es fundamental escuchar bien, no juzgar sus preguntas ni siquiera con nuestra respuesta emocional, contestar de manera natural, buscar información con ellos cuando no sabemos algo, interesarnos por lo que piensan...", apunta Blanca Torres. Educar en sexualidad desde la infancia es esencial para ofrecerles confianza. Pero incluso si lo hacemos, es posible que formulen menos preguntas al alcanzar la preadolescencia. No te inquietes: si sabe que puede contar contigo, todo va bien.
2. Respetemos el pudor de los niños
Siguiendo con lo señalado en el punto anterior, es importante no forzar determinadas situaciones. Puedes poner el tema sobre la mesa si lo consideras necesario, pero no obligues a tus hijos a hablar de sexualidad de manera antinatural. Por otro lado, también tenemos que respetar su pudor. Algunos adultos cometen el error de quitar importancia a las primeras expresiones de vergüenza de los niños. Incluso se ríen y bromean cuando, de un día para otro, se niegan a desnudarse delante de todo el mundo. El pudor es un asunto delicado y conviene estar alerta para respetarlo. Porque para ellos, como para todo el mundo, es imposible confiar en alguien que ha demostrado no comprenderles.
3. Escucha su opinión y sus impresiones
Las charlas sobre sexualidad no deben ser monólogos. Escuchar a los niños es la mejor manera de ubicarnos y contestar de forma adecuada, ajustándonos a su edad, su nivel de información y su madurez. Como es evidente, resulta mucho más sencillo y natural si adoptamos el hábito de pedirles su opinión charlando sobre cualquier tema. Si tu hijo está acostumbrado a que quieras conocer su punto de vista, no se sentirá juzgado si haces lo mismo cuando te plantee cuestiones relacionadas con la sexualidad. Es mucho más fácil hablar cuando sabemos que al otro lado hay alguien dispuesto a escucharnos.
4. Ante todo, sinceridad
Durante mucho tiempo, mentir a los niños en temas de sexualidad se ha considerado algo de lo más normal. Los bebés venían de París, transportados por amables cigüeñas. O, en el mejor de los casos, salían del vientre de mamá después de que papá plantase una semilla. Hay que desterrar definitivamente estas mentiras y cualquier otra. En función de su edad y su madurez podremos ser más o menos explícitos, pero hay que contestar con sinceridad y no dejar ninguna pregunta sin respuesta. Porque se puede hablar de afecto, placer, anatomía... con cualquier niño que muestre interés por estos temas, si sabemos adaptar nuestro tono y nuestras palabras a las circunstancias específicas. No hay absolutamente nada que temer. "Hablar de sexualidad no provoca que empiecen antes, ni genera traumas, ni nada por el estilo", asegura Blanca Torres en el curso «Sexualidad en la infancia».
5. ¿Qué temas suelen inquietarles?
Cuando son pequeños, los niños suelen interesarse por el cuerpo humano y su funcionamiento. El abanico de temas se amplía de forma progresiva entre los 7 y los 10 años. Empiezan a preguntar por aspectos emocionales ("¿qué se siente al dar un beso?"), por asuntos relacionados con las prácticas sexuales ("¿cómo se hace...?") y por los distintos modelos de parejas y familias. Además, a esta edad escuchan lo que dicen los amigos, incluso consultan Internet sin la supervisión de un adulto. Por eso es imprescindible que los padres aportemos un punto de claridad y naturalidad. Muchos de los prejuicios que observamos en adolescentes tienen su origen en las imprecisiones que los niños interiorizan en esta etapa.
6. Anuncia los cambios que están a punto de llegar
La adolescencia es una etapa de grandes cambios a todos los niveles. Es muy positivo que tu hijo conozca de antemano cómo va a evolucionar su cuerpo y el de sus amigos y amigas. La información le ayudará a asimilar el proceso sin sobresaltos. Charlar sobre la menstruación, las erecciones espontáneas, el crecimiento de los pechos... facilitará que respeten y se hagan respetar, que adopten nuevos hábitos de higiene cuando sea preciso y que asuman los cambios con tranquilidad. Recuerda que las explicaciones más útiles pueden ser las que les ofrezcamos antes de que los hechos estén consumados.

Más información sobre el curso «Cuentos que cuentan. Los cuentos como recurso pedagógico»
7. Educar en el respeto, la empatía y la diversidad
Para Blanca Torres, la etapa de entre 7 y 10 años es apropiada para introducir temas como la homosexualidad y la transexualidad, si es que los propios niños no los han planteado antes. "Se trata de hablar para normalizarlo. Es la edad a la que pueden ver las cosas con más normalidad, a la adolescencia suelen llegar con más prejuicios", señala. Por supuesto, lo primero es que nosotros mismos nos sintamos cómodos hablando de ello. Se trata de ser claros y sinceros, adaptando el discurso a lo que el niño está en disposición de comprender, sin caer en mentiras o imprecisiones. Muchos padres eluden estos temas o creen que son demasiado complejos, pero nada más lejos de la realidad. En el curso «Sexualidad en la infancia», Blanca Torres propone herramientas y estrategias para abordarlos con sencillez.
8. Libros y cuentos: los aliados perfectos
En cualquier librería encontrarás cuentos y libros que te ayudarán a explorar la sexualidad con tus hijos preadolescentes. Es uno de los recursos más poderosos a nuestro alcance, sobre todo cuando practicamos la lectura compartida desde que son pequeños. Tanto en «Sexualidad en la infancia» como en otros cursos, caso de «Cuentos que cuentan» o «Cómo apasionar a los niños por la lectura», encontrarás propuestas bibliográficas concretas. Verás que existen cuentos sobre toda clase de materias y ajustados a todas las edades. Además, con estos cursos desarrollarás tu propio criterio para seleccionar las lecturas que ofreces a tus hijos.