María Montessori nació el 31 de agosto de 1870 en Chiaravalle (Ancona, Italia). Es imposible resumir en pocas palabras todo lo que esta admirable mujer hizo y fue durante su vida. Pedagoga, educadora, médica, antropóloga, humanista... Pocas personas han consagrado su existencia al conocimiento con tanta intensidad como ella. Su legado es abrumador, brillante y, sobre todo, no ha perdido ni un ápice de vigencia con el paso del tiempo. Leyendo sus obras es fácil tener la sensación de que podrían haber sido escritas ayer mismo, aunque la autora falleciese en 1952.
Las reflexiones de Montessori sobre la educación y la infancia suelen girar alrededor de una idea esencial: la importancia de cambiar la manera en que miramos a los niños. Nos invita a considerarles seres capaces, profundos, sensibles, con un enorme potencial que los adultos debemos respetar. Padres y educadores sólo podemos completar nuestra misión si tomamos conciencia de ello. A partir de ese cambio de mirada, comprender las necesidades de los niños y acompañarles en su desarrollo no sólo es más sencillo para los adultos, sino también más satisfactorio para ambos.

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1. ¿Portarse bien es permanecer inmóvil?
"Hasta en las mejores condiciones, el niño es abandonado en su habitación, en manos de gente extraña asalariada, siéndole prohibida la entrada en la parte de la casa destinada a las personas que le han dado la vida. No hay refugio alguno donde el niño pueda sentir que su alma será comprendida, donde pueda ejercer su actividad. Es preciso que permanezca quieto, que se calle, que no toque nada, pues nada le pertenece. Todo es propiedad inviolable del adulto, prohibida al niño".
'El niño. El secreto de la infancia'. María Montessori.
Los niños son constantemente obligados a adaptarse a un ritmo y unas condiciones de vida impuestas por los adultos. No se trata de que los mayores seamos tiranos malévolos, ni mucho menos. Sin darnos cuenta decidimos, prohibimos y tomamos decisiones, no siempre teniendo presentes las necesidades o preferencias de los más pequeños. Los niños tienen el impulso de experimentar y moverse: son sus herramientas para aprender. Sin embargo, con frecuencia encuentran que los adultos no estamos dispuestos a brindarles las condiciones necesarias para expandir su mundo. Estamos más preocupados por mantener intacto el nuestro.
2. Educar es guiar hacia la libertad
"Un método educativo que tenga por base la libertad debe intervenir para ayudar al niño a conquistarla. Esto es, a disminuir dentro de lo posible las trabas sociales que limitan su actividad".
'El método de la pedagogía científica'. María Montessori.
El cambio de mirada tiene abundantes y diversas implicaciones. Una de ellas tiene que ver con la libertad. María Montessori nos propone no educar a base de prohibiciones y obstáculos para el niño, sino desde el compromiso de facilitar su autonomía. Cuanto más libre pueda ser un niño, más y mejor podrá aprender y hacer por sí mismo. Esto exige importantes esfuerzos de preparación y atención por parte del adulto.
3. El niño es el verdadero protagonista de la educación
"El niño no es un ser vacío, que nos debe todo lo que sabe, cosas con las cuales le hemos llenado. No, el niño es el constructor del hombre, y no existe ningún hombre que no se haya formado a partir del niño que fue una vez".
'La mente absorbente del niño'. María Montessori.
En esta reflexión, María Montessori comparte una de las claves para cambiar de mirada. Debemos recordar que los niños no son recipientes vacíos que padres y educadores llenamos a nuestro antojo. Indudablemente, nuestras acciones influyen en la manera en que se desarrollan, para bien y para mal. Pero más allá de nuestros aciertos y nuestros errores, son ellos quienes se construyen a sí mismos. Cuando nosotros desaparecemos, ellos siguen recorriendo el camino de su vida. Por eso es fundamental que cuenten con recursos para dirigirse a los destinos que se propongan; y no que que sólo sepan moverse siguiendo las indicaciones de otro.

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4. El proceso es más importante que el resultado
"Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el niño".
María Montessori
Cuando un adulto se enfrenta a una tarea piensa en un objetivo final. Si va a ordenar un armario, lo más importante es que todo lo que haya en su interior quede perfectamente organizado. Esto es así porque los adultos realizamos bastantes trabajos que no nos proporcionan nuevos conocimientos. El niño, por contra, sí aprende abordando la tarea desde ángulos innovadores. Prueba nuevas estrategias y procedimientos que le aportan valiosísimos aprendizajes. Los adultos tendemos a cercenar ese impulso. Les empujamos a concentrarse en el objetivo final y a alcanzarlo sólo como nosotros creemos que debe hacerse. Tal vez lo haga, pero el trayecto será menos provechoso. "Nunca ayudes a un niño con una tarea en la que siente que puede tener éxito. El instinto más grande de los niños es precisamente liberarse del adulto", advirtió Montessori.
5. "Ayúdame a hacerlo solo"
"Cuando se deja al niño un poco de espacio “en el mundo y en el tiempo”, éste, como primera manifestación en su defensa, proclama: “Yo, quiero hacerlo yo”. En el ambiente adaptado al niño preparado en nuestras escuelas, fue pronunciada por los mismos niños la frase que expresa esta necesidad interior: “Ayúdame a hacerlo solo”.
'El niño. El secreto de la infancia'. María Montessori.
¡Qué frase más poderosa! "Ayúdame a hacerlo solo". No es de Montessori, ni de ningún otro pedagogo, sino de un niño. Por eso logra encerrar todo lo que necesitamos conocer para acompañarles. Empleando tan solo cuatro palabras nos invita a cambiar de mirada, a disponer un ambiente adecuado y a prepararnos como educadores.
Esas son las líneas maestras del curso «Montessori en el hogar», en el que Bei M. Muñoz nos enseña cómo aplicar en casa el método de la pedagoga italiana. El curso «Movimiento libre del niño en la etapa 0-3 años», con Eduardo Rodríguez, nos presenta otro modelo, el creado por Emmi Pikler. Una propuesta distinta, pero igualmente construida alrededor del respeto al desarrollo natural del niño. Dos formaciones compatibles para cambiar nuestra mirada y descubrir cuánto podemos aprender y disfrutar mientras educamos.