El comienzo del curso escolar impone una serie de cambios en los hábitos, rutinas y horarios de los niños. El cole ocupa las horas que en verano llenaban la playa, los juegos y los paseos. Su jornada es completamente distinta desde que se levantan hasta que se van a dormir. Septiembre es un mes repleto de cambios y por eso puede resultar especialmente complicado para aquellos que van por primera vez a la escuela. Las comidas no se libran de la gran oleada de cambios. Incluso si desayunan, almuerzan y cenan en casa, es frecuente que los niños lleven algo de comer a la escuela. Es lo que llamamos tentempié o merienda de media mañana.
Las meriendas son, por lo general, las comidas menos elaboradas y copiosas del día. Quizá por este motivo, a menudo no damos demasiada importancia a lo que nuestros hijos consumen en esos momentos. No hay más que echar un vistazo a lo que sale de las mochilas en cualquier parque o patio de recreo. La bollería industrial, las bebidas azucaradas y otros productos ultraprocesados están en el top de favoritos para las meriendas. Son opciones que no exigen preparación y resultan cómodas para los padres. Sí, sabemos que no son saludables, pero cuidamos mucho el resto de comidas del día. Total, "por una vez no pasa nada". ¿Seguro?

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La merienda es tan importante como las demás comidas
No es una exageración: la merienda puede ser igual de importante que las otras comidas. Los padres solemos preocuparnos por lo que 'deben' consumir nuestros hijos, pero no siempre atendemos del mismo modo a lo que no deben comer. Olvidamos que evitar alimentos insanos es más importante que ingerir una amplísima variedad de alimentos saludables. Como dice el profesor Carlos González, "más vale estómago solo que mal acompañado". Desde este punto de vista, no conlleva menos riesgos reservar para las meriendas las opciones insanas. Es un momento tan propicio como cualquier otro para crear un hábito nada recomendable para la salud de tu hijo.
Además, una merienda basada en ultraprocesados puede interferir en el esquema de alimentación del resto del día. Nuestro profe Julio Basulto lo explica con gran claridad en su libro 'Se me hace bola'. Si a la hora de merendar ofreces a tu hijo bollería, galletas, zumos y postres lácteos, es normal que llegue saciado a la ingesta siguiente. Estará lleno de las calorías vacías de la merienda y no tendrá apetito cuando se siente a almorzar o cenar. De esta manera no sólo habrá consumido varios alimentos nada aconsejables, sino que también dejará de comer el plato saludable que le ofrecerás en esos momentos.
Buscando opciones sanas para merendar en el cole
No es fácil convencer a un niño para llevar fruta en la mochila, sabiendo que sus compañeros devorarán bollos industriales en el recreo. La medida más eficaz para evitar este problema es la prevención. Si en casa se siguen unos hábitos de alimentación sanos, será mucho más sencillo que los mantenga también en el colegio. Para ello debemos predicar con el ejemplo. Tu hijo no aceptará renunciar a las chucherías si sabe que tú también las comes; y no dejará de desearlas si sabe que las escondes en algún rincón de la casa. Esto no está reñido con la flexibilidad. No es buena idea obligarle a comer fruta o cualquier otro alimento que no le guste o no le apetezca. Escucha sus preferencias y deja que elija qué prefiere llevar al cole, incluso si no es una merienda convencional. Basta con que se decante por un alimento saludable.
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