No falla. Cuando alguien toma un camino distinto al de la mayoría, siempre surge una voz dispuesta a poner su decisión en tela de juicio. Si además hay niños de por medio, los expertos listos para dudar o incluso corregir aparecen como setas. Esto es algo que padecen constantemente los padres que apuestan por el Baby Led Weaning (BLW). Pero no son los únicos. Si te apetece portear a tu bebé, prepárate. Allá donde vayas habrá alguien que desconfíe de los beneficios del porteo y, por supuesto, que trate de hacerte ver sus terribles peligros. Estos son algunos de los comentarios sin fundamento que se repiten más a menudo.
1. ¡Vas a destrozarte la espalda!
No existe ninguna razón para que la espalda de una mamá o un papá que portea sufra en exceso. No habrá dolores si elegimos un portabebés de buena calidad, acorde a nuestras necesidades; y si aprendemos cómo colocarlo y ajustarlo. Los problemas surgen al comprar a ciegas, sin valorar detenidamente todos los factores que entran en juego. Por ejemplo, no es lo mismo iniciar el porteo con un bebé de tres meses que hacerlo cuando ya tiene nueve y pesa bastante más. No olvides que, como cualquier ejercicio físico, portear requiere cierto entrenamiento para que el cuerpo se acostumbre. En el curso «Portea bien a tu bebé», Elena López ofrece las claves para seleccionar un buen portabebés y cuidar las posturas a través de un uso adecuado.
2. Luego no querrá caminar...
Es curioso que mucha gente tema que un bebés porteado preferirá no caminar por su cuenta cuando aprenda a hacerlo. No tengas ninguna duda: ¡querrá andar, trepar, incluso correr! Los niños desean moverse con autonomía tan pronto como pueden, tanto los porteados como los que viajan en carrito. Lo imprescindible es ofrecerles tiempo y condiciones para el movimiento libre mientras desarrollan sus capacidades. No tiene sentido imponerles unas etapas a cumplir en función de nuestras propias expectativas, dar por sentado que deben caminar a los doce meses y hablar a los veinticuatro. Cuando acompañamos su crecimiento con atención y respeto, es fácil comprobar que hay momentos para todo. Disfrutan en brazos y también lo hacen moviéndose por su cuenta.
3. En el carrito va más cómodo
Para que una persona se sienta cómoda es preciso que sus necesidades estén cubiertas. En esto no importa la edad: no hay niño ni adulto que se sienta a gusto si hay algo que le preocupa. Los bebés necesitan el calor de su madre, que les brinda afecto, seguridad y protección. Necesitan saber que su figura de apego está cerca, que recibirán una respuesta inmediata ante cualquier inquietud o contratiempo. Sopesando estos factores, es sencillo determinar si estará más cómodo en un carrito o en un portabebés. Es verdad que los carritos modernos tienen multitud de accesorios que pueden resultar útiles, pero ninguno de ellos puede sustituir al calor materno. Y esa es la principal prioridad de los niños, muy por encima de cualquier otra.
Más información sobre el curso «Portea bien a tu bebé»
4. Si va pegado a ti, no puede ver nada y no se estimulará
En realidad, este mito queda desmontado a través de los dos anteriores. Utilizar portabebés no implica que no vayamos a buscar momentos para la exploración; y en todo caso, el contacto es al menos tan importante como la estimulación durante los primeros meses de vida. Existen mochilas que permiten al bebé mirar hacia fuera, en lugar de orientar su rostro hacia el pecho del adulto. No son recomendables. En el curso «Portea bien a tu bebé», Elena López qué postura que debe adoptar el niño durante el porteo, con la espalda describiendo una curva específica y las rodillas a determinada altura. Estas mochilas no permiten colocarles de ese modo, con los riesgos que conlleva.
5. Vaya, te has apuntado a esa moda moderna
Las mujeres han llevado en brazos a sus hijos desde tiempos inmemoriales. Cuando el ser humano comenzó a usar herramientas, elaboró con telas accesorios que le permitiesen transportar a los niños. Así podía mantener los brazos libres y llevar a cabo otras tareas de manera simultánea. Esta costumbre se ha mantenido casi intacta en muchísimas culturas del mundo durante miles de años. En cambio, los cochecitos de bebé se popularizaron a partir de mediados del siglo XIX. En definitiva, ¿qué es lo moderno y qué es lo tradicional?
6. ¿No es demasiado pequeño para eso?
Para portear, como para prácticamente cualquier cosa, conviene un cuidado especial con los más pequeños. Esto no quiere decir que un bebé de menos de tres meses no pueda ser porteado. Lo que hay que evitar es que la espalda del niño cargue un peso que excede sus posibilidades. Una vez más, la clave es escoger el portabebés adecuado y colocarlo debidamente, siguiendo los consejos de Elena López en el curso «Portea bien a tu bebé».
7. ¿No es demasiado mayor para eso?
Hagas lo que hagas, críes como críes a tus hijos, es prácticamente imposible que no escuches esta pregunta en algún momento. Si le coges en brazos, si le consuelas, si practicas colecho... Siempre habrá alguien que te indique qué debería hacer y no hacer el niño según su edad. Lo único que debería preocuparte es que ambos disfrutéis del porteo. No se conocen casos de personas que se hayan 'enganchado' a esta práctica y hayan pedido a sus mamás que les lleven en mochila al instituto o la oficina. Bromas aparte, aunque un niño de tres o cuatro años sepa caminar, en ciertas circunstancias es muy útil disponer de un portabebés. Por ejemplo, después de una agotadora tarde de compras, puede estar tan cansado que sólo quiera ir en brazos. Lo mejor para los dos será que dispongáis de la herramienta idónea para hacerlo.