Las madres y los padres somos mucho más previsibles que los niños. Existen preguntas, dudas, preocupaciones e inquietudes que todos tenemos en determinados momentos. Uno de los ejemplos más evidentes es el relacionado con la 'operación pañal'. Cuando un bebé cumple aproximadamente los 18 meses, sus papás empiezan a preguntarse cuándo dejará de usar pañales. Y no sólo eso: comienzan a planear estrategias y a tomar medidas para ayudarle en su proceso de control de esfínteres. Lo peor ocurre si la cosa se dilata. Entonces también aparecen los nervios, las comparaciones con otros niños y las sospechas de que quizá haya algún problema.
Esto demuestra que, por extraño que resulte, hay un gran desconocimiento del proceso. Si los adultos comprendiésemos de verdad cómo funciona, jamás plantearíamos ciertas dudas y nunca adoptaríamos determinadas actitudes. Para acompañar a tus hijos en esta etapa lo primero es entender qué está sucediendo. Miriam Tirado lo explica de forma clara y amena en «Control de esfínteres». En las diez lecciones de este curso también encontrarás consejos y recursos respetuosos para atravesar este periodo con tranquilidad y alegría.
1. Es un proceso madurativo
Como ya hemos explicado en el blog, todos los padres deberían conocer la diferencia entre aprendizajes y procesos madurativos. El control de esfínteres pertenece al segundo grupo: es un proceso madurativo. Una habilidad que se adquiere de manera progresiva, sin que nadie nos la enseñe, a través de un complejo recorrido que puede requerir más o menos tiempo. El gateo, la marcha y el habla son otros ejemplos. "No he visto ningún padre que, al ver a su hijo dar sus primeros pasos, le exija caminar sin caídas ni tropiezos de ningún tipo", reflexiona Miriam Tirado.
2. No depende de la voluntad del niño
Por desgracia, no es infrecuente ver a mamás y papás regañando a sus hijos por hacerse sus necesidades encima. "A veces creemos que dejar el pañal o no, o haberlo dejado y tener escapes, es algo que el niño hace a propósito", señala Miriam. No importa que el niño tenga o no ganas de abandonar los pañales: su voluntad no influye en el control de esfínteres. Ten en cuenta que, aunque muchos dejan de usar pañales entre los 2 y los 4 años, el proceso no suele culminarse totalmente hasta los 5 o 6.
3. El control de esfínteres no requiere intervención constante y activa de un adulto
El intervencionismo es quizá el error más común en el acompañamiento de este proceso. Sin lugar a dudas, es también uno de los más perjudiciales. En lugar de limitarnos a observar, acompañar y respetar el ritmo del niño, los adultos barajamos expectativas e intentamos acelerar los acontecimientos. "Cuando el adulto interviene en un proceso madurativo que no lo requiere, lo que suele pasar es que empiezan los problemas. Muchas veces relacionamos el control de esfínteres con las palabras 'enseñar' o aprender'. Os invito a borrarlas: no son verdad y no sirven para nada. El niño controla sus esfínteres cuando está preparado", explica Miriam Tirado.

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4. La actitud del adulto
Entonces, si no es recomendable intervenir más de la cuenta, ¿qué debemos hacer? Sencillamente, observar y acompañar al niño. Nada de prisas, nada de comparaciones con otros, nada de nervios ni agobios infundados. Y por descontado, nada de presionarle con nuestras reacciones a su evolución. Si nos mostramos tristes, enfadados o ansiosos ante un escape, estaremos coaccionándole. Por contra, tratar el asunto con calma y naturalidad le aportará grandes dosis de confianza.
5. La importancia de interpretar las señales
En el curso «Control de esfínteres», Miriam Tirado nos muestra cómo detectar e interpretar ciertas señales. Serán estas las que nos revelen en qué punto del proceso se encuentra el niño. Es fundamental valorar cada una en su justa medida. Por ejemplo, que anuncien que han hecho pipí o que están a punto de hacerlo no significa que ya controlen por completo sus esfínteres. "No sufras, confía y espera a que tu hijo te dé las señales", resume la profesora del curso.
6. A palabras necias...
A menudo, los nervios proceden del exterior. Hay determinados temas relacionados con la crianza sobre los que mucha gente cree tener derecho a emitir opiniones. La lactancia, la alimentación y el sueño de los niños son algunos de ellos. Y sí: también el control de esfínteres. "Construye un muro ante todos estos comentarios y fíjate únicamente en la evolución de tu hijo. No tengas miedo: ningún niño lleva pañal hasta los 18 años", recomienda Miriam.
7. ¿Cuándo hay problemas?
Puede que tu hijo deje de usar pañales a los 20 meses. Quizá lo haga cuando cumpla dos años. Y puede que supere los 36 meses y aún los necesite. Ninguna de estas situaciones evidencia que haya problemas. Un niño tiene que tener más de 5 años y escapes de orina continuos durante al menos 3 meses para que sea aconsejable la evaluación de un pediatra.
8. ¿Es el verano la mejor época para afrontar la 'operación pañal'?
Este es un mito que conviene desterrar o, como mínimo, matizar. "Cuando un niño está preparado, está preparado. Da igual que sea junio, agosto o diciembre. La época del año no es importante", aclara Miriam Tirado. Sí es cierto que en los meses de calor los niños suelen pasar más tiempo desnudos o con poca ropa. Es una situación en la que para ellos es más sencillo ser conscientes de lo que ocurre en su cuerpo. Por tanto, si el proceso de control de esfínteres ya ha comenzado, es posible que el verano sea propicio para los progresos. Pero si no están preparados es absurdo que nos empeñemos en que lo estén entre junio y septiembre. Las experiencias con el método HNI nos recuerdan que la costumbre de utilizar pañales tiene más que ver con la comodidad de los padres que con la necesidad de los niños.