Los prejuicios son tozudos y se resisten a desaparecer, pero cualquiera que se preocupe por reunir información sabe que practicar colecho no hace que los niños sean autónomos. Lo que la ciencia nos dice es que, tomando las precauciones oportunas, el colecho no tiene inconvenientes. Sí presenta, en cambio, numerosos beneficios tanto para el bebé como para su madre e incluso su padre. Sin embargo, la popularidad que alcanzaron en su día el conocido 'método Estivill' y otros similares ha provocado que en muchos hogares perviva la creencia de que el colecho es perjudicial para la autonomía de los niños.
Los enemigos de la lactancia materna son, paradójicamente, diferentes y similares. Diferentes porque en este caso nadie duda de sus beneficios, pero similares porque también existe abundante desinformación al respecto. Por desgracia, muchas mamás no conocen todas las ventajas de amamantar a sus bebés, tanto para los peques como para sí mismas. De hecho, la lactancia materna se abandona a menudo en base a conclusiones equivocadas, como la de no producir suficiente alimento para el niño.
La suma de todos estos factores hace que numerosas familias ignoren que colecho y lactancia materna forman un tándem tan natural como saludable. Merece la pena examinar el asunto con ayuda de los profesores de Escuela Bitácoras.
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Una cuestión biológica
Alimentarse de leche materna y permanecer cerca de su madre son dos necesidades naturales del bebé. Esto es lo primero que deberíamos tener claro. No son hábitos que hayamos creado, sino consecuencias del nivel de desarrollo con que nacemos. Alberto Soler lo explica de manera brillante en el curso «El sueño en la infancia»:
"Por su pertenencia al orden de los primates, al bebé humano le correspondería ser precocial. Esto es, nacer bien desarrollado, con capacidad para seguir a su madre o mantenerse agarrado a ella, pudiendo mamar frecuentemente. La leche humana también tiene las características de los animales precociales. Es rica en azúcares y pobre en grasas, se digiere muy rápido y es necesario que se consuma con frecuencia. Sin embargo, nuestra especie es lo que se conoce como secundariamente altricial. Nacemos mucho menos desarrollados, principalmente por nuestra falta casi absoluta de control neuromuscular y nuestra incapacidad para regular correctamente nuestra temperatura y respiración. Así, es responsabilidad de la madre mantener al bebé siempre cerca para que pueda alimentarse con frecuencia".
Alberto Soler, psicólogo
De esta forma, el colecho no es una opción caprichosa, sino una decisión lógica y coherente con las capacidades y necesidades del bebé humano. Tampoco es, como algunos denuncian, una moda. Durante la mayor parte de la historia y en la mayoría de culturas del mundo se ha practicado y se continúa practicando colecho.
Experimentos sobre colecho y lactancia materna
Algunos investigadores han querido profundizar en la relación entre colecho y lactancia materna. Uno de los que lo ha hecho con mayor éxito es el antropólogo James J. McKenna. El pediatra Carlos González analiza uno de sus experimentos más conocidos en el curso «Lactancia y sueño». El ensayo demostró que los bebés se alimentan con más frecuencia por la noche cuando están en la misma cama que su madre. No sólo aquellos acostumbrados a hacerlo en casa, sino también los que solían dormir separados en sus hogares y practicaron colecho una noche con ocasión del experimento. "Estamos acostumbrados a que nos hagan pensar que el objetivo es que el niño 'aguante más horas durmiendo' y deje de mamar. Si los especialistas recomendamos que el bebé tome pecho porque es bueno para su salud, cuanto más mejor, ¿cómo vamos a pretender que mamen menos?", reflexiona González.
Otro célebre experimento es el realizado por el profesor Peter S. Blair, tratando de averiguar si existen vínculos entre duración de la lactancia materna y práctica (o no) del colecho. La gráfica no deja lugar a dudas: el colecho facilita una lactancia prolongada.
Los bebés que más pecho toman son, en todo momento, los que siempre han practicado colecho. De igual modo, los que menos son los que nunca duermen con sus madres, a lo largo de los 15 meses del estudio. Pero quizá lo más interesante es la influencia del colecho en los otros dos grupos. El inicio de esta práctica, sea antes o después, influye positivamente en el mantenimiento de lactancia. "Si reduce alergias, infecciones, meningitis, neumonías y problemas serios... lo que facilita la lactancia materna es bueno para la salud del niño, lo que dificulta la lactancia es malo para la salud del niño", sentencia Carlos González.
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Más beneficios de combinar lactancia materna y colecho
Como hemos visto, el colecho no sólo es natural para el ser humano. También es un formidable aliado para una lactancia habitual y prolongada: multiplica todos los beneficios de la lactancia materna. Esto debería bastar para que cualquier familia valorase esta posibilidad para su descanso, sin prejuicios ni miedos infundados. Pero por si no fuese suficiente, Alberto Soler señala en el curso «El sueño en la infancia» otras ventajas del tándem colecho-lactancia materna.
- Incremento de los niveles maternos de oxitocina. Es una hormona relacionada con la lactancia y los sentimientos de bienestar y apego hacia el hijo. El colecho facilita la lactancia materna y, por tanto, la producción de oxitocina.
- Mayor producción de leche. Las tomas nocturnas son las que producen mayor incremento de los niveles de prolactina, principal encargada de la producción de leche materna. Así, practicando colecho el bebé puede realizar tomas más largas y frecuentes.
- Mayor seguridad para el bebé (desde cierta edad). Combinar colecho y lactancia materna provoca una colocación característica por parte del niño y su madre. El bebé se coloca boca arriba, mientras que la mamá adopta una posición en la que forma una barrera protectora. Con las piernas evita que se desplace hacia abajo y quede cubierto con las sábanas. Con un brazo forma una barrera superior, que evita que se deslice hacia arriba y quede cubierto con la almohada.
- Bienestar del niño. Los bebés que maman y colechan disfrutan de mayor duración del sueño, menores niveles de estrés, mejor regulación de la temperatura corporal y mejor comunicación con su madre.
- Salud de la madre. La lactancia materna es un factor de protección contra el cáncer de mama. Potenciarla a través del colecho mejora los sentimientos de realización ante la crianza, aporta tranquilidad e incluso incrementa la duración y la calidad del sueño.