La afición y el amor por la lectura es un regalo que toda madre y todo padre deberían hacer a sus hijos. La lista de argumentos que respaldan esta afirmación es casi interminable, pero probablemente hay uno por encima de todos los demás: la pasión lectora ayuda a niños y adultos a ser felices. Por eso los momentos de lectura compartida son auténticos tesoros. Día a día, cuento a cuento, transmitimos a los más pequeños el hábito de leer y disfrutar con los libros. Un niño y una madre que leen juntos encuentran la pausa mientras fortalecen el vínculo que les une. Más adelante, cuando ese niño se convierta en lector independiente, podrá encontrar refugio y estímulo en la lectura.
Piensa en tu propia infancia. Probablemente puedas regresar a los instantes felices que los libros te brindaron. Si tuviste la suerte de saborear la magia de los cuentos antes de dormir, seguro que aún tienes presentes las emociones que sentías al escucharlos. Esos momentos no son simples recuerdos, sino que son algo íntimo, algo que permanece y tiene un significado importante. Y si tu afición ha tenido continuidad en el tiempo, podrás rememorar también los libros que marcaron cada etapa de tu vida, aquellos que te hicieron reír, reflexionar, cambiar... ¿Te das cuenta de cuánto tiene que ver la lectura con la felicidad? Es una semilla que alguien siembra en la infancia y nunca deja de crecer.
Leer nos hace más felices
Booktrust es una organización británica que trabaja para impulsar hábitos lectores entre los niños. En un informe publicado en 2013 concluyó que "la gente que lee libros con regularidad tiende a sentirse más satisfecha con su vida, más feliz y es más propensa a sentir que las cosas que hacen merecen la pena". En 2018, National Literacy Trust publicó un trabajo que indica que "los niños y niñas más comprometidos con la lectura y la escritura (aquellos que disfrutan con estas actividades, las realizan a diario y tienen actitud positiva hacia ellas) tienen tres veces más posibilidades de alcanzar niveles elevados de bienestar mental". Esto es lo que fomentamos al practicar lectura compartida con regularidad.
En el curso «Cuentos que cuentan», Cristina Saraldi y Paloma Balandis nos enseñan a crear momentos de cuento en casi cualquier situación. Porque los cuentos no tienen por qué estar reservados para la hora de irnos a la cama, sino que podemos introducirlos de manera natural entre las rutinas y los quehaceres diarios. Cuando forma parte de la vida, la lectura multiplica su potencial para mejorar la vida de niños y adultos. "Lee junto a tus hijos, aunque ya sepan leer. Aprovecha esos momentos a su lado", aconsejan las profesoras del curso.
"La lectura compartida transforma un libro, una voz y un poco de tiempo en un complejo y poderoso combustible para corazón, cerebro e imaginación. No es que un niño vaya a ir a una gran universidad sólo porque le leamos, pero los estudios sugieren que se portará mejor y tendrá mejor rendimiento académico", opina Meghan Cox Gurdon, autora de un libro sobre los beneficios de la lectura compartida en voz alta. Lo cierto es que la ciencia también ha demostrado numerosos beneficios cognitivos derivados de la lectura.
Más información sobre el curso «Cuentos que cuentan. Los cuentos como recurso pedagógico»
Qué leer y cómo leer con niños: la importancia del criterio
Ya hemos mencionado que cualquier momento del día puede convertirse en una oportunidad para compartir un cuento. Sin embargo, la cuestión va más allá del cuándo. El qué y el cómo también son relevantes. En el curso «Cuentos que cuentan», Paloma y Cristina ofrecen claves para desarrollar un criterio propio a la hora de escoger los cuentos que brindamos a los peques. Un aspecto esencial para decidir qué relato resulta más oportuno en cada momento. Porque además de disfrutar con un relato y abrir puertas a la creatividad, al abrir un libro podemos transmitir valores, manejar situaciones difíciles, gestionar emociones...
No es necesario que seas una experta cuentacuentos para devorar junto a tus hijos. Pero comprobarás que la experiencia te resultará más enriquecedora si encuentras una forma de narrar con la que te sientas cómoda. La lectura compartida es íntima y genera una atmósfera de conexión emocional. La creación de sencillos rituales previos al momento del cuento o la organización de los rincones de lectura en casa son detalles que contribuyen a exprimir toda la magia que los libros llevan dentro. Son las cuestiones que abordamos durante las 11 lecciones del curso «Cuentos que cuentan».