Los consejos de la Organización Mundial de la Salud acerca de la alimentación de los bebés no pueden ser más claros. Lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses; y a partir de entonces, introducción progresiva y segura de alimentos adecuados y saludables, manteniendo la lactancia al menos hasta los 2 años. Sin embargo, a muchas familias les cuesta confiar en que esto es suficiente. En parte, porque la industria alimentaria invierte un montón de dinero en convencernos de que bebés y niños necesitan productos especiales -como potitos, cereales o zumos- para crecer y desarrollarse de manera sana.
"Los padres preocupados suelen caer en el error de ofrecer zumos a sus bebés porque piensan que les faltan vitaminas. No faltan vitaminas, sobra sal, azúcar, grasas insaludables, calorías vacías...", explica Julio Basulto, nutricionista y profesor del curso «BLW. Alimentación complementaria autorregulada». La leche materna contiene todos los nutrientes que un bebé necesita durante sus primeros doce meses de vida, salvo que un pediatra indique lo contrario. Los zumos, cereales infantiles y otros productos que en apariencia han sido específicamente diseñados para niños no sólo no son necesarios, sino que pueden ser perjudiciales.
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El problema de los zumos (incluidos los 100% caseros y naturales)
El típico zumo de naranja que mucha gente toma con el desayuno es un alimento con reputación de saludable. Y más aún si nos tomamos la molestia de exprimir nosotros mismos esa fruta que hemos comprado en un comercio de proximidad. Sin embargo, beber zumo no es equiparable a consumir una o varias piezas de fruta, ni siquiera ese zumo 100% natural y casero. "Cuando bebes zumo, una gran cantidad de azúcar entra en tu cuerpo a gran velocidad. Esto no sucede cuando masticas una fruta: pasa más tiempo hasta que tu cuerpo la metaboliza. Cronometra cuánto tardas en comerte tres naranjas y verás que son 3 minutos. Pero puedes tardar 8 segundos en 'beberte' tres naranjas", advierte Basulto.
Así, nuestros mecanismos de saciedad no reaccionan igual cuando bebemos zumo que cuando masticamos una fruta. Pero cuando el que bebe zumo es un bebé hay más problemas. "El zumo no contiene las calorías que sí tiene la leche materna. Tampoco tiene proteínas, ni las grasas necesarias para que crezca. Con el zumo no le estamos dando las calorías saludables que necesita", añade el nutricionista. No sólo no obtenemos ninguna ventaja, sino que además incrementamos el riesgo de que padezca caries u obesidad en el futuro. Por eso, las autoridades sanitarias de referencia recomiendan un consumo máximo de medio vaso de zumo de fruta natural al día.
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"Los cereales para niños son absolutamente prescindibles"
La próxima vez que visites un supermercado o una farmacia puedes dedicar unos minutos a fijarte en las cajas de cereales para bebés y niños que encontrarás en numerosos estantes. En letras bien grandes podrás leer declaraciones de salud. Cereales sin gluten, con montones de vitaminas, bífidus, minerales, fibra... En apariencia, son productos súper saludables. "Lo que no pone en letras mayúsculas es que pueden tener más de un 20% de su peso en azúcar. Algunos llegan incluso al 30%. Eso significa que de cada tres cucharadas, una es azúcar puro y duro", apunta Julio Basulto.
Lo más curioso es que esto también sucede con productos promocionados con la etiqueta 'sin azúcares añadidos'. También estos contienen una gran cantidad de azúcar. "Mediante procesos de la tecnología alimentaria. como la hidrólisis, se extrae azúcar del almidón. Si miras la etiqueta, aunque no haya azúcar añadido, verás que también pueden tener más de un 20% de azúcar", comenta el profesor de «BLW. Alimentación complementaria autorregulada». Así caemos en la trampa: ofrecemos azúcar al bebé pensando que estamos haciendo justo lo contrario.
"Los cereales para niños son productos muy presentes en la dieta de bebés de nuestro medio, pero son absolutamente prescindibles", añade Basulto. Sí es cierto que cuerpo y cerebro precisan azúcar para funcionar, pero las cantidades necesarias están presentes en las frutas, las verduras y otros alimentos naturales. Como sabes, el exceso de azúcar incrementa el riesgo de obesidad; y esto aumenta el riesgo cardiovascular. En Occidente, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad.
Bebés y niños no necesitan alimentos especiales, sino incorporarse con naturalidad a una dieta familiar saludable. Con los cursos sobre alimentación de Escuela Bitácoras podrás recorrer ese camino acompañada por los mejores profesionales, como Julio Basulto, Griselda Herrero, Sara Traver o Miguel Ángel Lurueña.