Aceptar y asumir que una persona querida ha muerto es tan doloroso como complicado. Lo es para cualquiera, pero a menudo, más aún para niños y niñas. Comprender el concepto de muerte es un proceso complejo, un camino por el que los infantes avanzan a medida que maduran. Por desgracia, lo más frecuente es que la primera experiencia relacionada con un fallecimiento surja antes de que estén preparados. Un familiar, un amigo, una vecina... un día cualquiera, alguien se va; y madres y padres tenemos que afrontar la situación de hablarlo con los niños.
Comunicar a tus hijos que un ser querido ha muerto es y siempre será difícil. Pero contárselo no es más que el principio. Al recibir la noticia, lo normal es que tengan un montón de dudas, que tarde o temprano formulen preguntas. Algunos de esos interrogantes nos dejan sin aliento. "En el duelo vamos a encontrar muchas situaciones complejas. Hay preguntas que suelen hacernos que son complicadas porque realmente no tienen respuesta", explica Alma Serra, psicóloga y experta en duelo infantojuvenil. En el curso «Acompañamiento en el duelo (Proceso M.A.R.)», Alma comparte varias pautas para entender y responder las preguntas que los niños pequeños suelen plantear.
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Cuando muere un familiar, ¿hay que decir toda la verdad a los niños?
Para Alma Serra, comunicar el fallecimiento a los niños es imprescindible. Hay familias que optan, por ejemplo, por ocultar a los más pequeños la noticia de la muerte de un abuelo. Otras recurren al engaño, quizás contándoles que se ha ido de viaje. Estas estrategias no hacen más que aplazar y agravar el problema. Tarde o temprano descubren toda la verdad y entienden que les han mentido, que han traicionado su confianza. Como es lógico, su proceso de duelo puede verse afectado.
Asunto distinto son las preguntas que pueden plantear alrededor de la cuestión de la muerte. Imaginemos un infante de 5 años que acaba de recibir la noticia de la muerte de su padre. "Entonces, ¿todos podemos morir?", pregunta a su madre. En este caso, decir la verdad sería contestar afirmativamente. Pero... ¿merece la pena hacerlo? A esa edad, un niño no es capaz de comprender el principio de inexorabilidad de la muerte. Escuchar a su madre afirmar que cualquiera puede morir en cualquier momento puede desencadenar un pánico muy peligroso.
"Cuando avanzamos información para la que no están preparados, abrimos puertas que pueden ser muy angustiantes. La idea no es ocultar ni mentir, sino hacer la vida un poco más sencilla", explica Alma Serra. En realidad, es posible que lo que ese niño necesite saber que seguirá estando acompañado y protegido, a pesar de que alguien muy cercano a él ha muerto.
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Buscar respuestas teniendo en cuenta el carácter, la madurez y la situación
Si dos niñas de la misma edad hacen la pregunta del ejemplo anterior, lo más normal es que tengamos que ofrecer una respuesta distinta a cada una. Cuando se trata de infancia no suele haber recetas universales, menos todavía cuando manejamos un asunto delicado como la muerte. El consejo de Alma Serra, que cuenta con una dilatada experiencia ofreciendo acompañamiento al duelo de niños y adolescentes, es prestar atención a la individualidad.
En primer lugar, considera el nivel de madurez. No te dejes llevar por la edad. Por haber nacido el mismo año, incluso el mismo día, dos personas diferentes no son igual de maduras. Además, debemos tener presente el carácter del infante. No es lo mismo un niño especialmente aprensivo que uno más confiado y seguro de sí mismo. Por supuesto, antes de ofrecer respuestas es fundamental estudiar la situación particular. Las noticias no afectarán de igual manera a un niño que vive en bienestar general que a uno que está atravesando un mal momento.
Considerando estos factores podremos buscar respuestas equilibradas, sin ocultar la verdad pero evitando producir miedos innecesarios. Como podrás imaginar, no es fácil acertar. Por eso en Escuela Bitácoras encontrarás dos cursos sobre el tema, ambos impartidos por la experta Alma Serra. «Acompañamiento en el duelo (Proceso M.A.R.)», con fundamentos teóricos para comprender el duelo infantojuvenil; y «Acompañamiento en el duelo (Proceso M.A.R.) - Práctica», con propuestas de ejercicios y dinámicas para cada momento del proceso.