La Disciplina Positiva es deudora del incansable trabajo de Rudolf Dreikurs. Nacido en Viena el 8 de febrero de 1897, Dreikurs fue íntimo colaborador de Alfred Adler; y tras su muerte en 1937 continuó concretando en aplicaciones prácticas las teorías que Adler había formulado. Educador y psiquiatra, Rudolf Dreikurs es la fuente más importante de la que Jane Nelsen y Lynn Lott han bebido para crear el programa de Disciplina Positiva.
El austríaco orientó gran parte de sus esfuerzos a comprender por qué los niños se portan mal. Llegó a la conclusión de que las conductas disruptivas parten de creencias equivocadas, porque "los niños son buenos percibiendo, pero malos interpretando". Por tanto, los padres y educadores no deberíamos concentrarnos en corregir el comportamiento a la fuerza, sino en detectar y trabajar la creencia errónea que hay detrás. En el curso «Disciplina Positiva», Bei M. Muñoz comparte las herramientas que este modelo pedagógico propone para conseguirlo.
Han pasado más de cuatro décadas desde la muerte de Dreikurs, pero su legado no ha perdido ni un ápice de vigencia. En el aniversario de su nacimiento, recordamos seis de sus reflexiones más brillantes.
Niños que se portan mal... ¿o niños desmotivados?
"Los niños necesitan motivación, de igual forma que las plantas necesitan agua".
Decía Dreikurs que "los niños que se portan mal son niños desmotivados". Por lo general, su comportamiento no se explica en un deseo explícito de resultar molestos. Esas conductas contienen un mensaje oculto, algo que los niños nos intentan transmitir. Ellos ni siquiera son conscientes de ello, pero se sienten profundamente comprendidos cuando demostramos que somos capaces de entender la verdadera razón de su desánimo. Atención excesiva, poder mal dirigido, venganza e incompetencia asumida son las metas equivocadas que un niño puede perseguir. La Disciplina Positiva plantea respuestas eficaces para cada una de ellas.
Más información sobre el curso «Disciplina Positiva»
Los errores son fantásticas oportunidades de aprendizaje
"Cometer un error es mucho menos importante que lo que hacemos al respecto después".
La Disciplina Positiva nos invita a abandonar la culpa sin dejar de asumir responsabilidades. Por eso propone recursos para extraer enseñanzas de cada equivocación, el camino más fiable para no reincidir en ellas. Aplicando esta máxima como padres y educadores no sólo conseguiremos mejorar nuestras relaciones con los niños, sino que a través del ejemplo les enseñaremos cómo gestionar sus propios errores sin dejarse arrastrar por el miedo al fracaso.
Prepárales para vivir
"No podemos proteger a los niños de la vida. Por eso es fundamental que les preparemos para ella. Sentir lástima por los niños es una de las actitudes más dañinas que podemos adoptar. Les convence a ellos y a nosotros mismos de que no tenemos fe en ellos, ni en su capacidad para enfrentarse a las adversidades".
Aislar a los niños de sus propios problemas es pan para hoy y hambre para mañana. Tarde o temprano se encontrarán ante un obstáculo al que deban enfrentarse solos. Lo que marcará las diferencias en ese momento será su capacidad para manejar la situación. Cuando impedimos a un niño buscar soluciones por sí mismo le estamos empujando a creer que no puede hacerlo. Ese sentimiento de inferioridad puede acompañarle durante el resto de su vida.
La importancia de alcanzar acuerdos
"Cuando permitimos a los niños participar en las decisiones familiares, tienden a apoyar y sentirse más felices con la vida en familia. Cuando además les permitimos ayudar a establecer normas, las siguen con más respeto que cuando se las imponemos. Todo eso hace que el hogar sea más feliz para todos".
Todos los niños buscan sentirse importantes y tenidos en cuenta. Su supervivencia depende de la pertenencia al grupo familiar, por lo que no hay para ellos objetivo más importante que asegurar su espacio en él. De ahí que nada les haga sentirse más motivados que las pruebas de que son miembros importantes y valorados de ese núcleo. Permitir y apreciar su participación en las decisiones es la mejor prueba de aceptación que podemos ofrecerles. En el curso «Disciplina Positiva», Bei M. Muñoz comparte una amplia variedad de estrategias para hacerlo.
La autonomía es la esencia del desarrollo de un niño
"No hagas por un niño nada que pueda hacer solo".
Los niños son merecedores del mismo respeto que cualquier adulto. Esto implica considerarles seres capaces y no partir de la convicción de que no pueden hacer nada por sí mismos. Las palabras de Rudolf Dreikurs encajan a la perfección con los planteamientos de otros educadores que reivindicaron el respeto a la capacidad y la independencia de los niños. "Intentar enseñar a un niño algo que puede aprender por sí mismo no sólo es inútil, sino también perjudicial", dijo Emmi Pikler. "Agitar la vida, pero dejándola libre. Esa es la misión fundamental del educador", sostuvo María Montessori.
La Disciplina Positiva más allá de los niños
"Podemos cambiar toda nuestra vida y la actitud de la gente que nos rodea, simplemente cambiándonos a nosotros mismos".
La Disciplina Positiva ha alcanzado repercusión internacional por su exitosa propuesta para cuidar vínculos entre niños y adultos. Sin embargo, el cambio de mirada que este modelo sugiere es aplicable a todo tipo de relaciones personales e incluso profesionales. Al fin y al cabo, todo cambio comienza por uno mismo. Al estudiar el desarrollo y el crecimiento de los niños, Dreikurs también se dio cuenta de esto.