La leche materna es el alimento más completo que existe para un bebé en el comienzo de vida. Contiene todos los nutrientes necesarios y contribuye de manera importante a su desarrollo y su bienestar. Lactancia materna es salud para el bebé y para la madre; además, es también alimento para el vínculo afectivo que les une. Existen múltiples estudios que demuestran todos estos maravillosos beneficios y muchos otros. Sabemos a ciencia cierta que no hay nada comparable a ofrecer el pecho a un bebé instantes después del parto; sin embargo, sí hay controversia y variedad de posturas en lo que se refiere a la duración del hábito: ¿hasta qué momento debe prolongarse la lactancia materna?
Al menos, no parece darse demasiada importancia a la lactancia materna prolongada, como si gran parte de población general no fuese consciente de los beneficios asociados a ella. Y eso que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud no pueden ser más contundentes.
La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables. Prácticamente todas las mujeres pueden amamantar, siempre que dispongan de buena información y del apoyo de su familia y del sistema de atención de salud. La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.
Organización Mundial de la Salud

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Lactancia materna prolongada en la historia y en el mundo
La lactancia materna es una práctica tan antigua como la especie humana. Sin embargo, las costumbres han cambiado de manera considerable a lo largo de la historia. Hoy nos parece normal -o cuanto menos frecuente- que un bebé deje de tomar pecho a los seis meses de edad; pero esto no había ocurrido nunca de forma común hasta la segunda mitad del siglo XX. Según ciertos estudios antropológicos, en civilizaciones antiguas como las de Babilonia, Egipto o Roma era poco habitual el destete antes de los 2 o 3 años de edad. Incluso en la Europa Medieval se producía entre el primer y el tercer año de vida. Y ya a mediados del siglo XX, en algunas sociedades orientales todavía era corriente mantener la lactancia incluso más allá de los 4 años.
Nada que ver con lo que ocurre en la actualidad. Según datos de UNICEF publicados en el año 2016, un 74% de los niños del mundo disfrutan lactancia materna al cumplir un año de edad, pero sólo un 46% al llegar a los dos. El problema es que estos porcentajes están sostenidos por las tasas elevadas de los países con las rentas más bajas. En Europa Occidental se calcula que apenas un 20% de niños alcanza los doce meses de edad manteniendo lactancia materna. En lugares como Reino Unido esa cifra cae por debajo del 1%. La edad media de abandono en España está en torno a los 6 o 7 meses.
Las razones para no prolongar la lactancia materna varían notablemente en función del país; pero en cualquier caso, en muchos rincones del planeta los hábitos están lejos de las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Además, es una situación que no ha mejorado en los últimos lustros.

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Beneficios de la lactancia materna prolongada
Es posible que sea necesario un esfuerzo especial por difundir los beneficios de la lactancia materna no ya en general, sino como práctica prolongada, de acuerdo con las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud. Porque la leche materna no sólo es altamente nutritiva en las primeras semanas de vida, sino que conserva sus increíbles propiedades inmunológicas mientras la madre mantiene activa su producción. Por eso contribuye a reducir la mortalidad infantil. Además, se ha comprobado que los niños que reciben lactancia materna durante más de 6 meses tienden a responder mejor a las vacunas.
La lactancia materna impulsa el desarrollo cognitivo, favoreciendo de forma muy especial a bebés prematuros. Algunos estudios han detectado una asociación entre duración de la lactancia materna y el cociente intelectual de los niños: cada mes de lactancia podría aportar alrededor de 0,32 puntos. Conviene puntualizar, en todo caso, que existen factores sociodemográficos y de estilo de vida que pueden atenuar esta asociación. La lactancia materna prolongada, por otra parte, contribuye a la prevención de la obesidad infantil y fomenta un desarrollo emocional y socioafectivo saludable.
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