Las preguntas acerca de los hábitos de sueño de los niños están entre las 'favoritas' de madres y padres. "Y tu hijo, ¿qué tal duerme?". Seguro que te han planteado el tema en más de una ocasión. Probablemente también tú lo hayas puesto sobre la mesa alguna vez. Es un tema frecuente por una razón muy simple: el sueño de los más pequeños está directamente vinculado al descanso de los mayores. El descanso es un asunto de familia, de modo que si el bebé no duerme, difícilmente alguien que comparta hogar con él podrá hacerlo.
Hasta aquí todo es natural. Sin embargo, cuando empezamos a conversar, los adultos tendemos a aseverar que un niño "duerme bien" o "duerme mal". Y en este último caso puede haber problemas. Porque cuando una mamá o un papá están convencidos de que su hijo "no duerme bien" -y además están viendo perjudicado su propio descanso- lo lógico es que busquen soluciones. A menudo llegamos a la conclusión de que tenemos que hacer algo para enseñar a dormir a los más pequeños.
En el curso «El sueño en la infancia», el psicólogo Alberto Soler explica que los problemas, más que en los niños, suelen estar en las expectativas o deseos de los mayores. "El sueño es un proceso evolutivo. Buena parte de lo que habitualmente conocemos como patologías del sueño en niños no son más que manifestaciones normales. Conocer cómo es el sueño en la infancia y cómo se desarrolla nos permite diferenciar los casos en los que es necesaria una intervención de aquellos en los que simplemente tenemos que tener paciencia", sostiene.

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Los 'métodos' para enseñar a dormir a niños y niñas
Es normal que un padre desesperado porque su hija no le deja pegar ojo busque algún tipo de remedio. Esa frustración es uno de los principales 'ganchos' de muchos métodos que prometen 'enseñar a dormir' a los niños. Otro de los más poderosos es el miedo. "Nos dicen que, si no los tratamos, estos niños tendrán toda clase de problemas en el futuro. Insomnio crónico, mal humor, desempeño académico deficiente...", señala Soler. En otras palabras, se disfraza de problema algo que generalmente no es más que un paso dentro de un proceso evolutivo normal.
Los impulsores de estos métodos suelen renegar, por ejemplo, de una práctica tan natural como el colecho. Aseguran que un exceso de atención a los peques a la hora de dormir puede generar contratiempos como los mencionados. Para Alberto Soler, "estas consecuencias, cuando se producen, no es en niños que duermen acompañados. Se dan en casos de niños que no duermen el tiempo que necesitan. Son cosas muy distintas".
De hecho, los problemas por déficit de sueño son menos comunes en niños que duermen con sus padres o saben que serán atendidos siempre que lo necesiten. A pesar de todo, continúa habiendo familias que terminan probando el 'método Estivill' y otros similares. En la red abundan los testimonios de mamás arrepentidas por haber puesto en práctica estas técnicas. Todas coinciden en que no lo habrían hecho si conociesen mejor cómo funciona el sueño en la infancia.

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Cómo diferenciar entre un comportamiento normal y un trastorno del sueño en la infancia
Uno de los objetivos fundamentales del curso «El sueño en la infancia» es ofrecernos herramientas para comprender y acompañar el descanso de los más pequeños. "Muchas manifestaciones consideradas un trastorno, como el sonambulismo, los despertares confusionales o los movimientos rítmicos del sueño, en el fondo no suelen requerir de intervención", apunta el psicólogo Alberto Soler, profesor del curso.
Que un niño de 3 años despierte en mitad de la noche o se resista a irse a dormir solo a su habitación no es, en la inmensa mayoría de casos, un trastorno. Es algo natural. Por supuesto, eso no quiere decir que no podamos hacer nada al respecto. Cada familia debe encontrar, desde la calma y la empatía, la manera en que todos sus miembros puedan descansar. Soler también ofrece algunas sugerencias para niños y niñas que presentan esta clase de comportamientos; así como recursos para detectar cuándo hay un verdadero problema y puede ser precisa acudir a la consulta del pediatra.
Aunque nos vendan lo contrario, pretender que un niño duerma solo desde muy pequeño no suele ser una expectativa realista. Algunos lo harán y otros no. Y basándonos en esto no podemos afirmar que unos estén más sanos que otros. "Los niños no necesitan que les enseñen a dormir, sino que sus padres sean pacientes y les acompañen con cariño durante este proceso evolutivo. Distintas son las necesidades de los padres, ya sean descansar o atender a otras obligaciones. Pero esta es otra cuestión", concluye el psicólogo.