Si eres mamá o papá, seguro que recuerdas cómo empezó a moverse tu bebé. La experiencia de contemplar sus progresos es única y maravillosa. Además, se trata de un momento crucial en su desarrollo. La motricidad abre puertas hacia el desplazamiento del propio cuerpo, la manipulación de objetos y la comunicación no verbal. Todo esto supone un importante giro en las percepciones del bebé sobre sí mismo y su entorno. Se trata de sus primeros pasos en el largo camino que le llevará a conquistar su autonomía.
Cada pequeño avance en el desarrollo motor y postural del bebé tiene una gran trascendencia. Sin embargo, es habitual que mamás y papás no tengamos del todo claro cómo debemos acompañar estos primeros movimientos. Basta con echar un vistazo al catálogo de muchas tiendas de material infantil. Abundan los parquecitos, los andadores o tacatás y muchos otros accesorios que limitan el movimiento del niño, pudiendo incluso perjudicar este desarrollo.
"La intervención directa del adulto durante los primeros estadios del desarrollo motor (es decir, dar la vuelta al niño, sentarle, ponerle de pie, hacerle andar) no es una condición previa para la adquisición de estos estadios (es decir, volverse sobre el vientre, sentarse, ponerse en pie, andar). En condiciones ambientales favorables, el niño pequeño consigue regularmente por sí mismo, por su propia iniciativa, con movimientos de buena calidad bien equilibrados, volverse sobre el vientre; y después, pasando por el rodar, el reptar y el gateo, sentarse y ponerse de pie".
Emmi Pikler - Moverse en libertad
Hace más de 50 años que Emmi Pikler observó, detectó y comprobó la importancia del movimiento libre en el desarrollo de los niños. A esta pionera debemos la pedagogía Pikler-Lóczy, que Eduardo Rodríguez nos presenta en el curso «Movimiento libre del niño en la etapa 0-3 años».

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La posición decúbito dorsal en el bebé
Como sabrás, existe cierta controversia acerca de las posturas idóneas para un bebé de pocas semanas. Aquí nos limitaremos, sin embargo, a señalar algunas ventajas de la posición decúbito dorsal (también llamada decúbito supino o, simplemente, boca arriba). Acostado en paralelo al suelo, el bebé recién nacido es capaz de mover la cabeza hacia los lados para observar su entorno. Puede moverse con libertad en la medida de sus posibilidades, por ejemplo para agitar brazos y piernas.
Se considera también la postura más segura para dormir, permitiendo además que el niño despierte poco a poco y en calma. En la posición decúbito dorsal se minimiza la posibilidad de que alguna de sus extremidades quede 'atrapada' bajo el peso de su cuerpo, sin que el bebé logre liberarla. De todos modos, en lo concerniente al sueño, conviene seguir las indicaciones del pediatra. Existen casos en los que puede recomendarse otra postura, por ejemplo si padece reflujo gastroesofágico pronunciado.
Volviendo al movimiento, es interesante observar que la posición decúbito dorsal proporciona una base de apoyo amplia para el bebé. De este modo puede concentrarse en los movimientos precisos para el desarrollo motor y postural. Tumbado boca arriba puede ejercitar su cuerpo, intentar cambios de posición y manipular objetos. Desde el enfoque Pikler-Lóczy se ha estudiado la motricidad de los bebés partiendo de esta postura.

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Hitos en las primeras fases del desarrollo motor y postural del bebé
A veces los padres tenemos la expectativa de que los niños sigan un calendario de desarrollo prácticamente al pie de la letra. Con un año deben caminar, con dos tienen que hablar, a los tres toca dejar el pañal... El origen está en el deseo de que todo vaya bien, legítimo y comprensible. Sin embargo, esta clase de expectativas no tienen fundamento y sólo conducen a miedos injustificados y frustraciones, que comienzan en el adulto y pueden transmitirse al niño. Es posible que uno empiece a caminar a los doce meses y otro no lo haga hasta los veinte; y que ambos sean bebés perfectamente saludables. Son los peligros de las etiquetas: no hay niños sanos lentos, hay desarrollos diferentes.
Durante los primeros meses de vida, los niños atraviesan varias fases en ese desarrollo motor y postural autónomo. Como decía Emmi Pikler, para hacerlo no necesitan de la constante intervención de un adulto. Partiendo del decúbito dorsal, por sus propios medios, ejecutan y dan variedad a movimientos de brazos, manos, piernas, pies, caderas... Además de manipular objetos con las manos, consiguen ponerse de costado y acaban colocándose boca abajo. Estos hitos suelen alcanzarse, aproximadamente y en la mayor parte de los casos, en los diez primeros meses. Pero es esencial recordar que lo valioso es el respeto al ritmo, comprender lo importante que es permitir que el bebé lo consiga por sí mismo; y no la anécdota que supone que lo haga con 6 o 12 meses.
Volver al niño sobre el vientre, ponerle sentado o de pie, hacerle andar, bajo cualquier pretexto -forzándole así a mantenerse en estas posiciones con torpeza, un equilibrio muscular y tónico desorganizado parcial o totalmente inmovilizado él mismo, impidiéndole llegar a formas de movimientos cada vez más activamente elaboradas, por su propia iniciativa, por sus propias tentativas, realizando así numerosos movimientos intermedios con destreza, con una buena coordinación y un equilibrio exacto, intentando solamente los movimientos en los que tiene suficiente seguridad_ es una práctica que no sólo no favorece el desarrollo infantil, sino que resulta perjudicial.
Emmi Pikler - Moverse en libertad