Hay un montón de factores que influyen en las decisiones y las preferencias de niños y adultos a la hora de comer. Del mismo modo, existen también diversos obstáculos que pueden impedir que tus hijos mantengan una alimentación saludable. La construcción de buenos hábitos es una tarea a largo plazo, que requiere conocimiento, capacidad de observación, paciencia y ofrecer un ejemplo adecuado a los más pequeños. Pero en las prisas del día a día, en ocasiones centramos toda nuestra atención en qué y cuánto comen los niños... y dejamos de lado el cómo. La cantidad de alimento que comen no es tan importante como solemos creer, pero sí lo es la forma en que les ofrecemos y presentamos los alimentos.
"Los cinco sentidos están implicados a la hora de escoger un alimento. Influyen incluso en el hecho de que nos guste o lo rechacemos", comenta Griselda Herrero, dietista-nutricionista, en el curso «Alimentación emocional». Gusto, olfato, tacto, oído y vista juegan distintos papeles en las elecciones que hacemos, pero lo que entra por los ojos tiene una influencia determinante. "Quizá el sentido de la vista es el más importante en relación con la alimentación. Es habitual decir que 'comemos por los ojos'. Lo primero que hacemos cuando tenemos un alimento delante es mirarlo y captar infomación: color, cantidad, textura, forma, presentación...", añade Griselda.

Más información sobre el curso «Alimentación emocional»
Así 'comemos por los ojos': la influencia de la información visual en las decisiones a la hora de comer
Cuando presentamos un plato de comida a un niño, éste realiza automáticamente un análisis sensorial de lo que tiene delante. La información que le brindan sus sentidos se integrará con la que haya almacenado previamente, esencialmente sus recuerdos. A partir de estos datos tomará sus siguientes decisiones: si el plato le atrae, si va a probarlo... y hasta si le gusta o no. Como es evidente, la presentación de la comida no lo es todo, pero sí juega un papel decisivo. "La unión de la información procedente de olfato y vista supone el 90% de la decisión final", señala Griselda Herrero. En el curso «Alimentación emocional» nos explica algunas de las maneras en que la información visual toma parte en nuestra actitud hacia los alimentos.
- La variedad. Un plato que reúne una gran variedad de alimentos distintos eleva la probabilidad de que se consuma una mayor cantidad total. El mecanismo es similar al de un bufé libre. Cuando tenemos una amplia selección de alimentos a nuestra disposición, tendemos a sentir un deseo de comer mucho más potente.
. - El tamaño del plato en relación con la comida. La misma cantidad de comida puede parecer muy diferente si la colocamos en platos de distinto tamaño. Al presentarla en un plato más pequeño podemos tener la percepción de que hay mucha comida dentro del plato; y si ésta nos atrae, tendremos tendencia a comer más cantidad (y probablemente más deprisa) de lo habitual.
. - El color del plato. Por insólito que pueda parecer, también el color de la vajilla puede influir en nuestra percepción. "Hay un estudio reciente que demuestra que si el plato es blanco y se presenta un alimento dulce, hay mayor deseo de consumir el alimento y se tiende a consumir más", expone Griselda.

Más información sobre el curso «Qué le doy de comer a mi hijo»
Emociones a la hora de comer y alimentación emocional
La información recibida a través de los demás sentidos también pueden decantar la balanza cuando un niño se sienta ante un plato de comida. "Cualquier alteración a nivel sensorial puede modificar la ingesta hasta un 300%. Utilicemos nuestros sentidos para obtener información sobre lo que comemos, si es de forma consciente mejor, para hacer mejores elecciones alimentarias", aconseja Griselda Herrero. La clave es educarnos y educar a diario. Es muy importante ser conscientes de lo que comemos y por qué, tanto como preocuparnos por mantener un buen ambiente en la mesa familiar.
"Es fundamental distinguir entre disfrutar comiendo y comer para disfrutar. Cuando estamos comiendo tenemos que disfrutar de la comida, pero eso no quiere decir que comamos para buscar un disfrute o una emoción concreta", subraya Griselda. Con el curso «Alimentación emocional» aprenderás a diferenciar los tipos de hambre, descubrirás por qué los niños prefieren los sabores dulces y entenderás la relación entre alimentación emocional, obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria.