Los bosques y montañas son un tesoro al alcance de todos. ¿Quién no tiene la posibilidad de visitar alguno de estos lugares, al menos un par de veces cada cierto tiempo? Es una actividad saludable, tanto física como anímicamente. Es económicamente accesible, porque no tiene por qué implicar apenas gastos. Y además, encaja tanto en el formato 'plan familiar' como en el de excursión en el contexto de un centro educativo. Pero, a pesar de todo, no aprovechamos la montaña y el bosque tanto como podríamos. Es como si viviésemos de espaldas a estos maravillosos espacios, como si creyésemos que no tienen nada que ofrecernos.
Los niños que tienen la oportunidad de disfrutar de la naturaleza desde pequeños aprenden sobre sí mismos y sobre el mundo que les rodea. El juego en espacios abiertos les ayuda a comprender sus límites y capacidades. Al mismo tiempo, generan vínculos con la tierra y aprenden a respetar la vida que hay en ella. De hecho, entender que la naturaleza es nuestro hogar y tratarla como tal es uno de los pilares pedagógicos de la educación al aire libre.
Si verdaderamente deseas compartir momentos de bosque y montaña con tus hijos o alumnos, no tengas dudas ni temores. En el curso «Educar en la naturaleza», Katia Hueso te mostrará los fundamentos para afrontar los primeros pasos. Acostumbrar a los niños al contacto con espacios naturales es hacerles un regalo repleto de beneficios para su desarrollo.
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¿Cuándo empezar las caminatas y visitas a la montaña con los niños?
Respondamos de la manera más clara y directa posible: cuanto antes. Un bebé de pocos meses puede ser porteado con seguridad y pasear por el bosque con sus padres. En un entorno seguro también podrá permanecer en el suelo, jugando y experimentando en compañía de sus figuras de apego. Permitir y favorecer el movimiento libre también es viable -y recomendable- en un espacio natural con ciertas condiciones.
Por supuesto, a medida que pueda moverse con más autonomía multiplicará sus opciones de juego libre. Gatear, caminar, correr, saltar, trepar... Al aire libre, las posibilidades son infinitas. Más aún junto a hermanos, primos, amigos o compañeros de clase. "Los espacios estructurados, como pueden ser los parques infantiles, dejan poco a la imaginación, fomentan un juego pobre y repetitivo. En cambio, en la naturaleza no hay nada prediseñado y el juego requiere ser pensado, diseñado, negociado y consensuado (...) El juego no estructurado al aire libre tiene, por lo tanto, un rendimiento social y cognitivo mucho mayor", explica Katia Hueso en 'Somos naturaleza'.
Cuanto antes les brindemos momentos positivos en espacios naturales, mejor; pero del mismo modo, nunca es tarde para comenzar. Recuerda que ellos disfrutan más cuando nosotros disfrutamos con ellos. Si tu hijo aún no está acostumbrado a caminar por el bosque, no planifiques demasiado vuestras primeras visitas. Es mejor encarar la excursión con la mente abierta, sin otra pretensión o expectativa que la de pasarlo bien juntos. Quizá no completes esa ruta que te apetecía recorrer, pero seguro que tendrás muchas oportunidades para hacerlo si la experiencia es estimulante para todos.
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Actividades en el bosque y la montaña: ¡no todo es senderismo!
Algunos padres y docentes piensan que los largos paseos sólo son posibles con niños de cierta edad. Es obvio que con 12 años pueden recorrer distancias mayores que con 3, pero conviene no subestimarles. Los niños familiarizados con el contacto con entornos naturales desde pequeños se animan pronto a cargar con una mochilita y, a su ritmo, caminar varios kilómetros. En los centros integrados en la Federación Nacional de Educación en la Naturaleza hemos visto niños y niñas de 2-3 años gozando al máximo con una ruta relativamente larga. Todo pasa por entender y respetar sus necesidades, tiempos y capacidades. Por eso no es imprescindible que acudan diariamente a un centro especializado. A nuestro alcance siempre tenemos alternativas para ofrecer educación en la naturaleza.
No olvides que en la montaña no todo es caminar y pasear. Puede que haciendo senderismo tú seas el guía, pero en el juego podrás aprender un montón de tus peques. La recolección de flores, hojas, piedras y palos es una de las primeras actividades que les apasionan. También les fascina que les ayuden a comprender los cambios que se producen en la naturaleza con el paso de las estaciones. Después vienen la fabricación de juguetes, los nidos para pájaros y la observación de la fauna. También se interesarán por la construcción de pequeñas cabañas, o por participar en juegos algo más elaborados como una búsqueda del tesoro.
Escucha y valora siempre sus iniciativas. Los niños son felices en la naturaleza; y cuando son felices, suelen tener ideas maravillosas. Y nunca pienses que "hoy no hace buen tiempo, no podemos ir a la montaña". No existe mal tiempo, sino ropa inadecuada. Seleccionando bien el calzado, con un abrigo impermeable y unos buenos pantalones, estaremos listos para descubrir los hermosos secretos del bosque en un día lluvioso.