El proceso de neurodesarrollo es todavía un gran desconocido para muchas familias. Es incluso una palabra temida, al menos hasta cierto punto. Porque si el pediatra nos habla de crecimiento, percentiles o lactancia, no hay problema; pero si menciona el neurodesarrollo del bebé, las alarmas se activan. Entramos en territorio inexplorado, algo que suele causarnos pánico a mamás y papás. Sabemos que el tema tiene que ver con la evolución del cerebro y el sistema nervioso a lo largo de la infancia y la vida... pero poco más. Ignoramos cómo es este proceso y qué factores influyen en él. De hecho, muchos padres creen que la genética define el neurodesarrollo casi al 100%, por lo que su papel en ese aspecto es prácticamente nulo.
"El neurodesarrollo es un proceso que sucede por el intercambio continuo entre la genética y las experiencias que ocurren. Esto hace que no haya dos personas iguales, ni siquiera los hermanos gemelos idénticos", explica María José Mas, neuropediatra y profesora del curso «El Neurodesarrollo. ¿Cómo saber que todo va bien?». Así, podríamos decir que el neurodesarrollo es lo que permite que un bebé se convierta en un adulto independiente. Las crías humanas apenas pueden moverse por sí mismas, a diferencia de otras especies animales. Pero cuando completan su crecimiento de forma saludable se convierten en seres únicos, capaces de hacer reflexiones y tomar decisiones distintas. El rol de la familia y el entorno a lo largo de ese camino es fundamental.
Más información sobre el curso «El Neurodesarrollo: ¿Cómo saber que todo va bien?»
La importancia de las experiencias en el neurodesarrollo de niños y niñas
Indiscutiblemente, la genética juega un papel esencial en el neurodesarrollo. "El proceso por el que el recién nacido va adquiriendo capacidades que le permiten ser cada vez más independiente precisa una genética adecuada, que ponga cada estructura cerebral en su sitio; y que vaya definiendo el orden en que suceden los nuevos aprendizajes", indica María José Mas. Sin embargo, esos aprendizajes requieren aplicaciones prácticas. "Son necesarias experiencias que pongan a prueba y realicen las nuevas funciones, situaciones en que se desarrollen los aprendizajes. Y ahí entran los padres y educadores", añade la neuropediatra.
El ambiente y el entorno que generamos en el hogar y en el aula influyen en la manera en que se desarrolla cada niño. Cada experiencia, positiva o negativa, tiene un impacto. "Cuanto más temprana, intensa y repetida sea una experiencia, más influye en el aprendizaje", sostiene Mas. En manos de familias y docentes está crear un contexto apropiado. Cuando hay orden, las cosas son previsibles y un bebé puede repetir una situación de aprendizaje, resulta más fácil que lo adquiera sin contratiempos. En un entorno caótico y excesivamente cambiante, resultará más complicado. "Las experiencias influyen desde los primeros momentos de la concepción del bebé", agrega María José. Desde su formación, el cerebro y el sistema nervioso están en constante desarrollo.
Más información sobre el curso «Orden y Disciplina Positiva»
Etapas y reglas del neurodesarrollo de los niños
Establecer distintas etapas en el neurodesarrollo resulta útil para comprender el proceso. Nos ayuda a identificar qué avances puede estar haciendo un niño en cada momento. Sin embargo, es fundamental considerar que esas fases no son reales. Hablamos de un proceso nunca que se detiene, ni culmina una etapa antes de pasar a la próxima. Hay un montón de cosas que ocurren al mismo tiempo, múltiples transformaciones que permiten al niño adquirir habilidades y destrezas. Sí es cierto que existen una serie de hitos especialmente notables que suelen alcanzarse en determinados momentos.
- Durante el embarazo se forman los elementos que permiten crear un cerebro. Cada neurona ocupa su lugar y empiezan a establecerse conexiones.
- En la etapa 0 a 3 años, los niños adquieren independencia de movimiento. Aprenden a controlar su cuerpo porque en el cerebro aparecen los circuitos que lo hacen posible.
- Hasta los 10 años, el protagonista es el lenguaje. No solo permite al niño comunicarse, sino profundizar en el conocimiento del entorno y de sí mismo.
- Durante la adolescencia gana peso la identidad. Se refinan los circuitos establecidos en etapas anteriores y los jóvenes aprenden a tomar decisiones cada vez más complejas.
Además, hay que tener en cuenta que el neurodesarrollo es secuencial (sigue un patrón parecido en la mayoría de infantes), uso-dependiente (es necesario ejercitar las habilidades para que se desarrollen) y cuenta con tiempos propios. Esto quiere decir que existe un momento idóneo para la aparición de cada una de las funciones. Cuando se sobrepasa ese instante, suele ser más complicado —aunque no necesariamente imposible— que esa función aparezca.
Comprender este proceso nos permite identificar un neurodesarrollo saludable y también sus posibles desvíos. Son conocimientos esenciales para acudir a la consulta de un profesonal en el momento oportuno. En el curso «El Neurodesarrollo. ¿Cómo saber que todo va bien?», la doctora María José Mas nos brinda las claves para acompañar con tranquilidad el crecimiento de nuestros peques.