En Europa, aproximadamente uno de cada tres abuelos tiene un rol relevante en la crianza de sus nietos. Se encargan de llevarles al colegio, preparar la comida o estar con ellos por las tardes, entre otras responsabilidades. Los abuelos españoles están entre los que más horas pasan con los niños, con una media próxima a las siete horas diarias. Cuidan, juegan, escuchan, enseñan y ofrecen afecto incondicional. Son, sin duda alguna, una pieza imprescindible en el funcionamiento de muchas familias. Es justo reconocer y valorar su papel; y por eso, en numerosos países, cada 26 de julio se celebra el Día de los Abuelos.
¿Cuántos recuerdos de tu infancia tienen a tus abuelos como protagonistas? Quizá conviviste con ellos, bajo el mismo techo. O tal vez asocias su compañía a los fines de semana y las vacaciones, cuando pasabas días en su casa. Es probable que al hablar de tus abuelos regresen a tu memoria los paseos, las meriendas y los relatos que escuchabas con atención. Seguro que todavía conservas intereses y aficiones que tengan sus raíces en aquellos ratos. Los que hemos tenido el privilegio de compartir tiempo con nuestros mayores sabemos que el vínculo entre yayos y nietos es especial, diferente y mágico. La investigación más reciente apunta en esa misma dirección: implicar a los abuelos en la crianza y la educación de los niños puede tener grandes beneficios.

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Abuelos y nietos, más felices juntos
Compartir tiempo con sus abuelos representa para los niños una bella oportunidad de desarrollar un vínculo de apego seguro. A menudo, la disponibilidad de los mayores es superior a la de los propios padres. Cuando la salud física y mental acompaña, los abuelos pueden llegar a convertirse en modelos y referentes para los niños. Cuentan con una posición ventajosa para acometer ciertas tareas, como la transferencia de recuerdos familiares o el apoyo en la transmisión de los valores elegidos por los padres.
Un estudio del año 2006 demostró la influencia positiva de las relaciones estrechas entre nietos y abuelos. "La presencia de vínculos emocionales entre abuelos y nietos se asocia a menores manifestaciones de depresión para ambos. Esto se observa en los niños que crecen cerca de sus abuelos y en adolescentes y adultos que mantienen la relación con ellos. Cuanto mayor es el apoyo emocional que reciben mutuamente, mejor es la salud psicológica de ambos", explican Sara Moorman y Jeffrey Stokes, autores de la investigación.
Los investigadores destacan también la importancia de mantener el equilibrio. A menudo, los abuelos son cuidadores y receptores de cuidados de forma simultánea. La situación puede ser compleja: es preciso satisfacer sus necesidades procurando que no dejen de sentirse útiles. "Cuando un abuelo recibe ayuda, pero no puede aportarla, experimenta sentimientos negativos. Los abuelos esperan ser capaces de ayudar a sus nietos, incluso estos cuando dejan de ser niños pequeños. Es frustrante y deprimente para ellos ser únicamente dependientes", añaden Moorman y Stokes.

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Los padres crían... ¿y los abuelos malcrían?
Para que los abuelos puedan desempeñar un papel adecuado en la crianza y la educación de los niños, es fundamental que puedan alcanzar acuerdos con los padres. El reparto y alcance de las responsabilidades debe estar claro para que exista buen ambiente en el núcleo familiar. A menudo, los problemas aparecen si los abuelos se alejan del modelo educativo establecido por los padres; o si son incapaces de poner límites cuando están a cargo de los niños. La comunicación es aquí un aspecto esencial. Es importante dar cabida a las opiniones de los mayores, pero también hacerles comprender que deben respetar las decisiones de los padres, incluso en los casos en que no estén completamente de acuerdo con ellas.
Con todo, la influencia de los abuelos suele tener muchas más repercusiones positivas que negativas. No olvidemos hacerles saber con frecuencia lo importantes que son para nosotros. "Los abuelos son lo mejor que hay después de los padres. Es muy positivo que los abuelos participen mucho en la vida del niño. Puesto a separarse durante siete horas de su madre, seguro que para un niño de dos años es mejor estar con los abuelos que estar hasta 7 horas en la guardería", corrobora Carlos González, pediatra y profesor de los cursos «Autoridad y límites», «Necesidades afectivas de los niños» y «Lactancia y sueño» en Escuela Bitácoras.