La resiliencia es uno de los conceptos que más interés despierta en la actualidad entre padres y educadores. Sin embargo, ¿cómo definimos este término? El sociólogo holandés Stefan Vanistendael, considerado el mayor experto mundial sobre la materia, advierte que "no existe una definición universalmente aceptada". Para él, resiliencia es "la capacidad de una persona o un grupo para superar grandes dificultades y crecer a través o en presencia de ellas de manera positiva. Puede ser latente o visible y nunca es absoluta, siempre es variable, y se construye en un proceso de interacción con el entorno". Así lo explicó en una entrevista para la Universitat de Barcelona.
La prestigiosa American Psychological Association (APA) también ha incluido el concepto de resiliencia en su diccionario de psicología. "Proceso y resultado de adaptación exitosa a experiencias de vida difíciles o desafiantes. Especialmente, a través de la flexibilidad y el ajuste mental, emocional y conductual a las demandas externas e internas", indica este manual de referencia. A la vista de las definiciones, no cabe duda de la importancia de cultivar la resiliencia. De algún modo, esta capacidad es lo que marca si una persona consigue superar obstáculos y retos para alcanzar sus metas. Justo lo que cualquier padre desea para sus hijos. Pero, ¿cómo podemos fomentar la resiliencia? ¿En qué etapa de la vida y con qué estrategias?
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La resiliencia se cultiva en la primera infancia... según Charles Dickens
Con frecuencia, el árbol de nuestras inquietudes como mamás y papás nos impide ver el bosque de las soluciones. Las cosas suelen ser mucho más sencillas de lo que pensamos cuando estamos preocupados. El pediatra Carlos González lo comprueba en el curso «Todo sobre los niños», en el que recurre a la literatura inglesa del siglo XIX para demostrar que los problemas de hoy (y sus remedios) no son tan distintos de los que tenían las familias de antaño. "La resiliencia es la capacidad que tienen algunas personas para sobreponerse a las dificultades y seguir adelante, para no hundirse ante las adversidades de la vida. Es un concepto moderno, de mediados del siglo XX; y los psicólogos se han dado cuenta de que se origina durante la primera infancia", relata González.
"Un concepto moderno, de mediados del siglo XX". Hace poco más de 50 años que la psicología ha profundizado en la cuestión de la resiliencia. Sin embargo, Charles Dickens supo captar su secreto esencial mucho antes, entre 1836 y 1837. En su primera novela, Los papeles póstumos del club Pickwick, el escritor británico ofrece una definición sencilla y humana de este término. Un personaje de la obra, de carácter huraño y avinagrado, observa secretamente a sus vecinos, más amables y felices.
"Vio a los que habían sido cuidados con delicadeza y criados con ternura mantenerse alegres ante las privaciones y superar sufrimientos que hubieran aplastado a muchos de una manera más basta, porque llevaban en su seno los fundamentos de la felicidad, la satisfacción y la paz".
Charles Dickens - Los papeles póstumos del club Pickwick (1836-37)
No cabe duda de que el narrador de Portsmouth, acaso sin conocer el término, sí conocía su significado. "Dickens sabía muy bien de lo que hablaba. Había tenido una infancia dura y difícil, pero lo había superado porque había sido bien tratado en sus primeros años. Contrariamente a esas absurdas teorías con que os bombardean a los padres, eso de "es que si le haces mucho caso será blandito y no tendrá personalidad", que son tonterías mayúsculas", apuntilla Carlos González.
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Resiliencia, apego seguro y Disciplina Positiva
Lo que Charles Dickens intuyó en el primer tercio del siglo XIX lo desarrolló John Bowlby más de cien años después. Hablamos de la Teoría del Apego, planteada en la década de los 60. Los trabajos de este psicoanalista demostraron cómo la relación entre madres e hijos, en especial en los primeros meses de vida del bebé, tienen consecuencias que se extienden durante la etapa adulta. "Las relaciones de apego marcan nuestra vida", sostiene Soraya Sánchez, profesora del curso «Claves para criar desde el apego seguro». En 10 lecciones y 4 horas de vídeo, Soraya nos ofrece recursos para comprender en qué consiste el apego y herramientas para garantizar vínculos seguros.
Según la APA, "los recursos y habilidades asociados con una adaptación más positiva (es decir, mayor resiliencia) se pueden cultivar y practicar". El modelo pedagógico de Disciplina Positiva es idóneo para ello. Las propuestas de Jane Nelsen ayudan a construir relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo, tanto con niños como con adolescentes. En cursos como «Disciplina Positiva», con Bei M. Muñoz; o «Disciplina Positiva de 8 a 16 años», con Bibiana Infante y Violeta Alcocer; encontrarás las claves para aplicarlas. Descubrirás una manera eficaz de enseñar a tus hijos a resolver conflictos, desarrollar su autonomía y sentirse seguros de sí mismos a la hora de enfrentarse a las dificultades.