Es probable que, cuando eras pequeña, tus padres evitasen discutir en tu presencia. Posiblemente tú estés haciendo lo mismo con tu pareja y tus hijos, aunque tal vez nunca hayas reflexionado sobre ello. Y desde luego, nada hay de malo en intentar protegerles: una situación familiar tensa no aporta ningún beneficio a un niño. Cuando existe peligro de que el tono de una discusión se eleve es mejor evitar que los peques sean testigos. Sin embargo, no todos los conflictos tienen por qué afrontarse desde el nerviosismo y el estrés. Si somos capaces de discrepar con calma y respeto, la conversación puede ser una oportunidad de aprendizaje.
Tus hijos no aprenderán a discutir en la escuela. Lo harán, principalmente, a través del ejemplo. Observar que sus padres pueden tener un desacuerdo, exponer sus argumentos y alcanzar un entendimiento les brindará un modelo valioso. Las herramientas que vosotros uséis serán, en gran medida, las que ellos asumirán como propias. No estamos proponiendo buscar la situación de forma deliberada, ni mucho menos. Se trata más bien de hacer una especie de pacto. Si surge una controversia durante la hora de comer, en el coche o en cualquier otro momento en que haya un niño presente, podemos tener acordadas una serie de pautas a seguir.
Más información sobre el curso «Disciplina Positiva»
Claves para discutir en presencia de tus hijos
El modelo de Disciplina Positiva, creado por Jane Nelsen y Lynn Lott, ofrece un amplio abanico de recursos de comunicación. No sólo aplicables a la relación padres-hijos, sino también en la pareja, en entornos laborales y muchos otros ámbitos.
Uno de los principales fundamentos en Disciplina Positiva es la apuesta por educar (y comunicar) desde un equilibrio entre amabilidad y firmeza. Podemos trasladar esta máxima a las discusiones de pareja considerando una serie de aspectos.
- El control sobre las emociones es esencial. No puede haber gritos, amenazas, coacciones, insultos, faltas de respeto... Es obvio que nunca deberíamos caer en estos errores, pero menos aún con niños delante.
. - Conviene tener especial cuidado con posibles malentendidos. Si vuestros hijos están escuchando, elegid con cierto detenimiento las palabras que vayáis a pronunciar. Puede ser buena idea ofrecerles explicaciones sobre lo acontecido una vez finalizada la discusión. Por supuesto, sin recurrir a la mentira. Quizá estén afectados, pero asegurarles que "no volverá a pasar" es hacerles una promesa que probablemente romperéis.
. - Expresad vuestras emociones. No está reñido con el control del que hablábamos antes. Para un niño es importante comprobar que se puede expresar tristeza, malestar, decepción e incluso enfado sin perder los papeles.
. - Aceptad errores y pedid perdón. Otro aprendizaje fundamental. Seguro que conoces un montón de adultos que tienen serias dificultades para reconocer sus fallos, para disculparse o hasta para aceptar disculpas. Las discusiones, sean en pareja o entre padres e hijos, brindan la oportunidad de poner en práctica estas habilidades. También representan ocasiones para ceder, alcanzar acuerdos y zanjar asuntos de forma cordial.
. - Escoged el momento. Tener ciertos acuerdos sobre las discusiones no implica que sea obligatorio discutir ante los niños, si surge un debate. Si una de las partes no se siente en condiciones de conversar tranquilamente, debe respetarse su derecho a aplazar la charla.
. - Tened en cuenta la edad. Los niños muy pequeños pueden sentirse más inseguros ante una discusión que involucre a sus padres. En cualquier caso, un contexto de agresividad o tensión será perjudicial para todos los miembros de la familia, con independencia de su edad.
Más información sobre el curso «Disciplina Positiva de 8 a 16 años»
Herramientas de Disciplina Positiva para alcanzar acuerdos
Para los niños es importante comprender que las discusiones no son negativas por definición. Sólo lo son cuando suponen gritos, faltas de respeto y desprecios. Tener desacuerdos, puntos de vista distintos, discrepancias e incluso roces con los seres queridos es natural. Es la vida misma. Lo experimentarán con amigos, hermanos, parejas, compañeros de estudios o de trabajo... Si disponen de referencias sólidas tendrán más posibilidades de afrontar esas vivencias sabiendo cómo manejar la situación.
La Disciplina Positiva plantea diversas estrategias para trabajar la comunicación en el hogar. Con recursos como las reuniones familiares puedes promover un contexto en el que todos puedan expresar problemas y buscar soluciones, siguiendo unas pautas. Es uno de los muchos temas que trata Bei M. Muñoz en el curso «Disciplina Positiva». Si tienes adolescentes en casa, echa un vistazo también al curso «Disciplina Positiva de 8 a 16 años», con Bibiana Infante y Violeta Alcocer.