"Cuando tengas hijos, entenderás lo difícil que es educar". ¿Qué niño no ha escuchado nunca esta frase de boca de sus padres? Seguro que durante tu infancia y tu adolescencia te la repitieron en más de una ocasión. Y es probable que tú misma se la hayas soltado alguna vez a tus propios hijos. Nada hay de falso en estas palabras. Es cierto: criar y educar es una tarea maravillosa y reconfortante, pero también dura, complicada y exigente. Ahora bien, ¿qué pasa con la tarea de ser niño? Los adultos no solemos dedicar mucho tiempo a reflexionar sobre ella, ni acostumbramos a hacer el esfuerzo de ponernos en el lugar de un crío. El esfuerzo de ver desde sus ojos y pensar desde su mente, no de juzgar desde nuestra posición adulta. El esfuerzo de comprender.
Gran parte de los 'problemas' que nos inquietan como padres dejarían de serlo si fuésemos capaces de entender mejor a los niños. La ciencia ha demostrado que, cuando mamás y papás conocen cómo funciona el cerebro infantil, acompañan con seguridad los procesos de aprendizaje y maduración de sus hijos. Cuando comprendemos sus emociones, las relaciones se fortalecen y la comunicación mejora. Si aprendemos a valorar y respetar sus puntos de vista, crece su autoestima. Porque en realidad, los niños necesitan muchas menos cosas de las que solemos darles. Necesitan las que son realmente importantes: nuestro tiempo, nuestra paciencia, nuestra atención y nuestro amor. Estas son algunas de las claves de «Todo sobre los niños», el nuevo curso del pediatra Carlos González para Escuela Bitácoras.

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El amor no malcría a los niños
Educar es difícil, pero a menudo somos los padres quienes nos empeñamos en complicarlo. Tanto, que a veces terminamos generando una paradoja: nos preocupamos por lo natural y olvidamos lo esencial. Nos preocupa que el colecho afecte a la autonomía de los niños, creemos que si a los doce meses no caminan tienen un problema, pensamos que no es normal ni saludable que la lactancia materna se prolongue más allá de los dos años... Sin embargo, ¿llevamos la cuenta de las horas que compartimos con ellos cada día? ¿O de los cuentos que les hemos leído antes de dormir? ¿De los juegos que hemos disfrutado juntos, de los besos y abrazos que les hemos dado?
No lo hacemos, aunque ese tipo de cosas sean las verdaderamente imprescindibles. Ni juguetes, ni tablets, ni golosinas: tiempo y cariño. Un niño no puede estar 'demasiado mimado' si no tiene lo que más desea. Lo que realmente necesita. No se puede malcriar a base de amor. Y nada de esto es nuevo: en el curso «Todo sobre los niños», Carlos González nos demuestra que ya lo sabíamos hace más de 2.000 años. Quizá el problema sea nuestra tendencia a olvidarlo.
San Pablo trae la mejor respuesta que jamás he encontrado para aquellos agoreros que se pasan el día diciendo... "es que no va a caminar nunca", "es que nunca va a salir de vuestra cama", "es que lo estás malcriando"... Dice San Pablo: "mientras yo era niño, hablaba como niño, sentía como niño, razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño".
¡Es así de sencillo... y fue escrito hace 2.000 años! Los niños crecen porque el tiempo pasa. No dice San Pablo, "dejé a un lado las cosas de niño porque mis padres me pusieron límites", "porque mis maestros me educaron", "porque me sentaron en la silla de pensar" o "porque me hicieron ver las consecuencias de mis actos".
Vuestros hijos dejarán de pedir brazos, dejarán de querer meterse en vuestra cama y dejarán de tener rabietas. Se convertirán en hombres y mujeres simplemente porque el tiempo pasa. Pasa muy deprisa. Y pasará igual de rápido si tratáis de educarles riñéndoles y castigándoles, que si intentáis quererles, contarles cuentos y cubrirles de abrazos y besos.
Carlos González, en el curso «Todo sobre los niños» - Escuela Bitácoras

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Mirar al pasado para entender el presente
En el curso «Todo sobre los niños», el prestigioso pediatra Carlos González nos guía en un apasionante recorrido literario por la historia de la infancia. Una enriquecedora forma de descubrir que los niños, hace cientos de años y también ahora, necesitan fundamentalmente lo mismo: poder ser niños. Y para ello necesitan, ante todo, que los padres seamos capaces de comprenderles tal como son. Este viaje a través de obras y autores te llevará a reflexionar con perspectiva histórica sobre temas tan relevantes como la lactancia materna, el apego, el colecho, los malos tratos... Nada menos que 39 lecciones y más de 12 horas de vídeo en calidad 4K; lo equivalente a cuatro cursos en uno.
Lo decimos en el título del post: educar es comprender. Y para comprender, es necesario conocer. Porque cuando intentamos educar desde la comprensión, el conocimiento y el amor, ser padre (y ser niño) resulta un poco más sencillo.