Los niños son pura emoción. Durante los primeros años de vida, la parte emocional del cerebro tiene mucho más peso en lo que somos y lo que hacemos que la parte racional. Es la razón por la que los niños tienen rabietas; y también el motivo por el que esos berrinches son habitualmente incontrolables. Al contrario de lo que algunos creen, no se trata de que sean caprichosos, ni de que pretendan convertirse en pequeños tiranos. "Los niños tienen rabietas simplemente porque aún no saben pedir las cosas mejor. No tienen capacidad para regular sus emociones", explica el pediatra Carlos González, en el curso «Autoridad y límites».
Que los adultos sí tengamos esa capacidad de autorregulación, sin embargo, no significa que las emociones no influyan en nuestra toma de decisiones. Incluso en lo referente a alimentación, como sucede con el hambre emocional. "No podemos obviar la parte emocional de nuestro cerebro ni de nuestras vidas. Las emociones están presentes en todo lo que hacemos", dice Griselda Herrero, profesora del curso «Alimentación emocional». Por eso es fundamental seguir muy atentamente el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños. Se trata de una capacidad que jugará un importante papel en sus vidas; y por supuesto, guardará una estrecha relación con su salud y sus hábitos de alimentación.
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¿Qué es la inteligencia emocional?
La expresión 'inteligencia emocional' fue acuñada por John D. Mayer y Peter Salovey. En el año 1990 la definieron como "la capacidad de regular y controlar los sentimientos de uno mismo y los demás y usarlos como guía de pensamiento y acción". La propuesta de estos dos psicólogos parte de la Teoría de la Inteligencia Social de Edward L. Thorndicke y de la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner.
A pesar de todo, Daniel Goleman es considerado el padrede la inteligencia emocional. En 1995 publicó un libro con ese mismo título, en el que resumió esta capacidad en cinco habilidades básicas.
- Manejo de las emociones. Capacidad para gestionarlas y tomar decisiones en consecuencia.
- Toma de conciencia de las emociones. Capacidad para identificar emociones, saber y entender cómo nos sentimos.
- Desarrollo de la empatía. Fundamental en el desarrollo de la inteligencia emocional y en la construcción de relaciones con los demás. Nos quedamos con la definición de empatía que ofrece Cristina Gutiérrez en el curso «Las emociones en los niños». "Es la capacidad de identificar las emociones de los demás y comprenderlas desde la perspectiva del que las siente, intentando pensar como él piensa, con sus creencias y valores. No es cómo me sentiría yo si estuviese en tu situación, sino cómo me sentiría yo si fuese tú".
- Manejo de las relaciones. Capacidad para regular las relaciones con los demás y con nuestro entorno.
- Automotivación. Capacidad para encontrar motivación en la búsqueda de objetivos.
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La relación entre inteligencia emocional y hábitos de alimentación
Los niños adquieren hábitos a través de la imitación del ejemplo de sus adultos de referencia. Lo hacen gracias a las llamadas 'neuronas espejo'. Las personas con una inteligencia emocional desarrollada son más eficientes en esa imitación de roles. "Una persona con una inteligencia emocional elevada es capaz de hacer imitaciones de mayor calidad, sobre todo en lo que se refiere a sentimientos, no sólo en acciones propiamente dichas", comenta Griselda Herrero, dietista y nutricionista.
Así, la inteligencia emocional es fundamental para mejorar nuestra capacidad de reconocer qué emociones tenemos en relación con la comida. Nos ayuda a identificar el motivo real por el que elegimos un alimento. Gracias a ella podremos ser capaces de identificar nuestras señales de hambre y saciedad; y cómo estas pueden estar relacionadas con determinadas emociones. Y por supuesto, la inteligencia emocional ayuda a tener autocontrol, a decidir qué alimentos consumir y en qué momento.
Griselda Herrero profundiza en todas estas cuestiones en el curso «Alimentación emocional». "Si somos capaces de ayudar a nuestros hijos a potenciar su inteligencia emocional, estaremos mejorando su relación con la comida. Y esto es clave para crear y mantener buenos hábitos de salud y alimentación", concluye.