Ken Robinson nació en Liverpool (Inglaterra) el 4 de marzo de 1950. Es más que probable que hayas escuchado hablar de él; o mejor aún, que hayas disfrutado con sus libros o sus conferencias. Robinson está considerado uno de los mayores expertos mundiales en educación, creatividad e innovación. En 2003 fue nombrado sir por la Reina de Inglaterra, en reconocimiento por su incansable trabajo a favor de las artes. Además, ha sido asesor de varios gobiernos británicos, sus obras son auténticos best-sellers y sus actos garantizan el lleno en cualquier escenario.
Su currículum es envidiable, pero lo que hace especial a Ken Robinson son sus ideas. Muchas de ellas conectan directamente con los principios que guían lo que hacemos en Escuela Bitácoras. Robinson confía en las capacidades de los niños, es crítico con el sistema educativo tradicional y defiende que las artes tengan un lugar privilegiado en las aulas. Como nosotros, este magnífico educador apuesta por una revolución pedagógica a través de nuevos modelos de enseñanza. Cree que la escuela debe concentrarse en encontrar e impulsar el potencial de cada individuo y no en marcar límites, fomentando la uniformidad y una competitividad salvaje.
En el día de su aniversario, te invitamos a conocer su pensamiento a través de sus propias palabras.
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1. La transformación que la educación necesita
"El hecho es que, dados los desafíos que afrontamos, la educación no necesita ser reformada, sino transformada. La clave para esta transformación no es estandarizar la educación, sino personalizarla y conseguir descubrir los talentos individuales de cada niño. Se trata de ubicar a los estudiantes en un entorno en el que deseen aprender, donde puedan descubrir con naturalidad sus verdaderas pasiones".
En términos generales, puede decirse que la educación se orienta cada vez más hacia las presuntas necesidades del mercado laboral. Este punto de vista implica que seamos las personas quienes nos adaptamos a esas demandas. El problema es que lo hacemos desde edades tan tempranas que por el camino se pierden ingentes cantidades de talento. Quien no es capaz de adaptarse rápidamente a este modelo corre el riesgo de quedarse en el camino. Las pedagogías activas apuestan por lo contrario y sitúan el foco en el niño. Se trata de sacar a relucir su pasión para que, cuando llegue el momento, pueda decidir hacia dónde desea orientar su camino. Así es como lo ve Ken Robinson.
2. Ampliar la definición de talento e inteligencia
"Las comunidades humanas dependen de un amplio abanico de habilidades, no pueden apoyarse sobre una única definición de talento. Es uno de los mayores retos en el ámbito educativo: cambiar el concepto de inteligencia. La inteligencia es diversa, dinámica e interactiva; y sobre todo, única. El objetivo es que cada persona encuentre su talento y tenga una dedicación extraordinaria para desarrollarlo".
Esta reflexión está directamente relacionada con la anterior. Los problemas son, muy a menudo, de planteamiento. No se trata de que un niño sea inteligente y otro no lo sea, sino de que cada uno encuentre el contexto en que desplegar su potencial. Las definiciones cerradas y limitadas de talento no hacen más que enterrar a todos los que no encajan en ellas o no se adaptan al molde. En el curso «Inteligencias múltiples» abordamos todos los tipos de inteligencia. De forma ágil y sencilla, aprenderás para qué sirve cada una, cuándo suele desarrollarse y cómo puedes trabajarla con niños en el hogar o en el aula. "Cada niño es único y tiene sus propias habilidades, intereses y maneras de aprender", explica Miriam Escacena, profesora del curso.
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3. La importancia de la creatividad
"La creatividad es actualmente tan importante en la educación como saber leer y escribir; y deberíamos darle idéntico estatus".
Currículo, cursos, asignaturas, temarios... El sistema actual es tan cuadriculado e inflexible que acabamos volcando toda la atención en los contenidos. Ken Robinson reclama tiempo, espacio y consideración para la creatividad. Quizá no podamos (ni necesitemos) crear una asignatura llamada 'Creatividad', pero debemos comprender que cuidarla es tan importante como conocer las letras o dominar cierto nivel de matemáticas y ciencias. Incluso más. Robinson afirma que "pagamos un alto precio por sacar los sentimientos de la escuela". Porque la creatividad también se relaciona con nuestro bienestar. Es un aspecto que trabajamos en el curso «Creatividad y gestión emocional». "El contacto con tu universo emocional y con tu creatividad es esencial para tu bienestar y el de los que te rodean", apunta la profesora, María José Llorente Wattenberg.
4. Los niños necesitan expresión artística
"Las artes se dirigen especialmente a la idea de experiencia estética. Una experiencia estética ocurre cuando tus sentidos operan en su máxima expresión, cuando estás presente en el momento presente, cuando estás impactado de entusiasmo por lo que estás experimentando, cuando estás totalmente vivo".
Como señalábamos al comienzo del post, Robinson insiste en que disciplinas como el teatro o la danza deberían tener un hueco relevante en la educación. No tendrían que ser actividades extraescolares, sino pilares del modelo. La creatividad es una gran aliada para ayudar a los niños a expresar sus emociones. Las pedagogías activas suelen coincidir en la necesidad de ofrecer tiempo para la expresión artística libre. Propuestas como Reggio Emilia, Waldorf o Montessori colocan esta cuestión en las posiciones más elevadas de su escala de prioridades.
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5. El valor de la curiosidad
"La curiosidad es el motor del éxito".
Curiosidad. Otro concepto fundamental que no suele aparecer en los currículos ni en las evaluaciones escolares. Se miden los conocimientos de cada niño, pero apenas analizamos qué tipo de motivación les ha conducido a adquirirlos. En el sistema actual, es probable que la curiosidad no sea garantía de resultados inmediatos, de sobresalientes y notables. Pero, sin duda alguna, mantener viva esa llama sí incrementa las posibilidades de escoger un rumbo vital adecuado. Quizá es hora de insistir menos en el resultado final y valorar lo que cada niño hace por el camino. Es una de las propuestas de Marta y Lluvia Bustos en el curso «Educar y aprender desde el entusiasmo». "El entusiasmo es un motor emocional para conducir a los niños hacia el conocimiento", sostienen las profesoras.
6. ¿Para qué educamos? ¿Por qué educamos?
"Nuestra misión es educar el ser completo de los niños, para que puedan afrontar el futuro. Puede que nosotros no lo veamos, pero ellos sí lo van a ver. Nuestra tarea es ayudarles a que hagan algo con él".
Con estas palabras, Ken Robinson sintetiza uno de los principios que deberían guiar toda educación. Se trata de proporcionar a los niños herramientas y recursos para que puedan construir su propio futuro. Al fin y al cabo, son dueños de su destino, por mucho que a veces cometamos el error de intentar dirigirlo o incluso adueñarnos de él. No podemos olvidar que educar es comprender: los niños sólo necesitan ser niños.