Durante los próximos días, las calificaciones trimestrales de los niños llegarán a miles de hogares. El boletín de notas, ese pedazo de papel que aparece periódicamente para informar a mamás y papás sobre el desempeño académico de sus hijos. Además de las frías cifras, hay varios factores que conviene tener en cuenta a la hora de estudiar el documento. La edad del niño, su rendimiento en evaluaciones anteriores, su nivel de adaptación al centro, la altura del curso en que se encuentre...
En la mayor parte de centros escolares, justo antes de las vacaciones de Navidad se envían las notas del primer trimestre. Esta es la evaluación que ofrece más margen para detectar posibles problemas y buscar soluciones. Es un buen momento para comprobar si el niño ha colocado unos cimientos sólidos desde los que afrontar el resto del curso; o si, por lo contrario, necesita hacer ajustes para no llegar a junio agobiado por una exigencia inasumible.
1. Evaluar el primer trimestre más allá de las notas
Cuando se trata de calificaciones escolares, todos los extremos son negativos. Está bien pensar que las notas no son todo, pero es peligroso restar importancia a un puñado de suspensos. Del mismo modo, un pleno de sobresalientes tampoco es garantía de que todo marche a la perfección. El centro educativo es el lugar donde los niños obtienen formación académica para su futuro, pero es además un espacio de aprendizaje socioemocional (de ahí la importancia de contar con profesores emocionalmente inteligentes). Como padres debemos asegurarnos de que ambas vertientes están cubiertas.
2. ¿Cómo se siente tu hijo en el nuevo curso?
¿Qué hacemos cuando recibimos el boletín? Observamos detenidamente los resultados y anotaciones. Si es necesario, tratamos de hablar con el tutor. Pero... ¿escuchamos las impresiones del niño? ¿Las escuchamos de verdad? A menudo, los padres damos por hecho que ante los suspensos no habrá más que excusas. Y al contrario, creemos que ante unas buenas notas no queda nada sobre lo que hablar. El final del primer trimestre es una oportunidad para saber cómo se ha adaptado al nuevo curso, sobre todo en caso de que haya cambiado de centro o tutor, o si ha pasado de infantil a primaria.

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3. Tu actitud ante las calificaciones del primer trimestre puede ser decisiva
Siguiendo el enfoque del modelo de Disciplina Positiva, al revisar las notas debemos evitar la búsqueda de culpas y culpables. Será mucho más productivo centrarnos en encontrar causas y soluciones. Imaginemos que tu hijo suspende un par de asignaturas por primera vez. Puedes actuar con indiferencia y transmitirle que los estudios no son importantes. También puedes enfadarte y tratar de que mejore movido por el miedo. Otra alternativa es la resignación, equivalente a decirle que ya no confías en él. Incluso puedes sobreprotegerle, asumiendo la organización de sus estudios, haciéndote cargo de sus responsabilidades. O autoengañarte, pensando que ha tenido mala suerte o que el profesor le tiene manía.
Como es evidente, todos los planteamientos anteriores son perjudiciales y potencialmente dañinos. Lo recomendable es buscar un enfoque positivo, un equilibrio entre serenidad y firmeza. Lo fundamental es que tu hijo sepa que confías en él y que entienda que puede contar contigo; pero también debe comprender por qué son importantes los estudios y por qué son su responsabilidad. Una buena gestión de los suspensos puede ser decisiva no sólo para remontar el curso, sino también para asegurar una comunicación fluida y sincera en familia.
4. Evita los castigos y las recompensas relacionados con las notas
La primera evaluación tiene un peligro evidente. Con la Navidad y los Reyes Magos a la vuelta de la esquina es muy fácil caer en la tentación de aplicar recompensas o represalias. Es esencial conocer cómo afectan los premios y los castigos a la motivación de los niños. Una sanción puede funcionar a corto plazo, pero traerá consecuencias nada deseables más adelante. El mismo cuidado hay que tener con las recompensas. Ante un trimestre exitoso, el niño debe aprender a valorar su propio esfuerzo. Ofreciendo premios cuando las notas son buenas estaremos situando el resultado por encima del trabajo, al margen de cómo haya alcanzado la meta. Y sobre todo, estaremos poniendo nuestra valoración por encima de la del niño. Tal como advierte Lynn Lott, "los hijos de padres controladores pueden convertirse en adictos a la aprobación".
5. El momento de reunirte con el tutor o la tutora de tu hijo
La implicación de mamás y papás es importante a lo largo de todo el curso. En circunstancias normales, antes del final del primer trimestre ya deberíamos haber tenido alguna conversación con el tutor. Es la única forma de resolver complicaciones antes de que se conviertan en problemas graves. Si no has podido hacerlo antes, esta es una buena ocasión para reunirte con el docente. A estas alturas del curso habrá compilado una buena cantidad de información sobre tu hijo. Estos datos son complemento imprescindible para las notas numéricas; y nos darán las claves para saber cómo afrontar el resto del curso.

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6. Planificar el resto del curso pasa por conocer los problemas
Cuando los contratiempos surgen en el segundo trimestre, el margen de actuación es mínimo. Si aparecen en junio, no queda más remedio que trabajar pensando en el próximo septiembre. La ventaja de la primera evaluación es que estamos a tiempo para todo, por eso hay que tener claro cuál es el origen de los problemas. Dos niños pueden sacar un 3 en Matemáticas, pero esa misma nota puede esconder una amplísima variedad de dificultades diferentes: atención, comprensión, esfuerzo, motivación... Para planificar lo que queda de curso, tendréis que identificar correctamente obstáculos y conflictos; y no sólo cuando haya suspensos.
7. Tú no puedes (ni debes) estudiar por tus hijos
Ni hacer sus deberes, ni redactar apuntes por ellos, ni presentarnos a los exámenes en su lugar. El papel de los padres no consiste en rescatar a los niños, sino en ofrecerles herramientas para que consigan salir adelante por sí mismos. Se trata de transmitirles el valor de la constancia a través del ejemplo, de cuidar su autoestima, de enseñarles a una hacer autocrítica ponderada. También es ayudarles a desarrollar la resiliencia y la tolerancia al a frustración. Recuerda que los estudios son un medio para que ellos lleguen a donde se propongan, no a donde tú prefieras que lleguen. No hay éxito verdadero sin auténtica autonomía. A veces es preferible un suspenso bien canalizado a un notable obtenido gracias a la intervención de los padres.