La fase más dura de la crisis del coronavirus parece haber quedado atrás. El confinamiento ya no es total y podemos disfrutar de paseos y algunas horas de luz cada día. Sin embargo, las cosas todavía tardarán en ser de nuevo como antes. Y quizá no seamos conscientes aún de cuánto nos ha afectado y nos sigue afectando lo que está sucediendo, el alcance que tiene en diversos aspectos de nuestras vidas. Se ha debatido mucho, por ejemplo, sobre si los niños deberían o no finalizar el curso escolar; pero tal vez no se ha explorado lo suficiente el impacto del encierro en su salud física, mental y socioafectiva.
La preocupación por el sueño de los niños ha ido creciendo a medida que ha avanzado el confinamiento. Son cada vez más las familias que han detectado alternaciones en el descanso nocturno de sus hijos. Vivimos una situación de incertidumbre que se ha ido prolongando y es natural que esto termine generando estrés. Los niños, además de tener sus propias preocupaciones, son permeables al nerviosismo que perciben los adultos que tienen cerca. Por otro lado, la cantidad de horas que pasan expuestos a la luz solar se ha reducido de forma drástica, provocando un descenso en la secreción de melatonina. Estos dos factores contienen la explicación a gran parte de los problemas de sueño que pueden haber aparecido en las últimas semanas.
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¿Qué podemos hacer... y qué no debemos hacer?
Si tienes hijos de varias edades, es posible que hayas advertido diferencias entre ellos. El patrón de sueño de un bebé de pocos meses parece resentirse menos que el de un niño un poco mayor. Como es obvio, el nivel de actividad física de un niño de 6 años ha variado bastante más por el confinamiento. Y no es lo único que ha cambiado. "En esta situación, los sincronizadores sociales, como horarios escolares, contactos sociales con los compañeros y profesores, actividades extraescolares y horarios de comedor han sido eliminados de golpe", explican desde el grupo pediátrico de la Sociedad Española de Sueño.
Las consecuencias pueden ser variadas: desde problemas para quedarse dormidos a repetidos despertares a lo largo de la noche. Y como es evidente, los límites que impone la crisis del coronavirus complican la aplicación de soluciones. En cualquier caso, sí hay una serie de medidas que podemos tomar. Pasar tiempo en casa está suponiendo, para numerosos niños y adolescentes, un aumento notable en el tiempo de uso de pantallas. La luz que emiten dispositivos como tabletas y smartphones puede dificultar la secreción de melatonina, una hormona clave en la regulación de los ciclos de sueño y vigilia. Por eso es perjudicial que los utilicen justo antes de acostarse.
El grupo de pediátrico de la Sociedad Española de Sueño ha publicado un Documento de Consenso en el que se ofrecen una serie de consejos sencillos para prevenir los problemas de sueño en los niños. Los profesionales sanitarios nos recomiendan cuidar las rutinas y mantener una alimentación saludable. También nos animan a cambiar el uso de pantallas por actividades relajantes que podamos programar para las horas previas al momento de irnos a la cama.
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Cambia tus rutinas: actividades relajantes antes de irnos a la cama
En países como España, la costumbre de cenar ya entrada la noche está muy extendida. Además, al sentarnos a la mesa tan tarde, tendemos a acostarnos muy poco tiempo después de comer. Todos sabemos lo que cuesta cambiar estos hábitos, pero teniendo en cuenta la situación actual, merece la pena hacer un esfuerzo. No se trata de dar un vuelco a los horarios familiares de un día para otro. La idea es introducir pequeños cambios a lo largo de varios días, hasta conseguir que quede un espacio de una hora, incluso dos, antes de que los niños se metan en cama.
El objetivo final es aprovechar ese hueco para programar actividades que nos relajen, que nos permitan cuidarnos y conectar. Las posibilidades son casi infinitas y dependen sobre todo de los gustos y preferencias de cada familia. Si es posible hacer algo en que todos se involucren, mucho mejor. A veces es tan sencillo como prolongar la sobremesa y charlar sin prisas. En la música también podemos encontrar una excelente aliada. Escuchar canciones tranquilas, compartirlas y hasta cantarlas, ayuda a entrar en estado de calma antes del descanso. En el curso «Música en la primera infancia», Raquel Pascual nos enseña a introducir la música en nuestras rutinas para aprovechar todos sus beneficios.
Quizá en tu hogar no contempléis, por costumbre o por agenda, la posibilidad de adelantar la hora de la cena. En este caso, puede ser una buena opción explorar menús ligeros para esa comida; y reservar tiempo para relajarnos antes de sentarnos a la mesa. No podemos dejar de recomendarte practicar yoga en familia. Relajación, diversión y conexión, todo en uno. Para enganchar a tus hijos, echa un vistazo al canal de YouTube de los YoguiToubers: yoga para niños, enseñado por niños.
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... y no te olvides de la magia del cuento antes de dormir
Pero sin lugar a dudas, si hay algo que nos ayude a conectar y relajarnos, si hay una actividad idónea para ese momento previo al de meternos en cama, esa es la lectura compartida de cuentos. Sus beneficios a nivel cognitivo y a nivel emocional están más que demostrados. Y sobre todo, a los niños les encanta y les hace felices. Al contrario de lo que algunos padres creen, leer cuentos antes de dormir no sólo gusta a los niños más pequeños. Si sabemos cómo escoger historias que encajen con sus intereses y cómo compartirlas con ellos, teniendo en cuenta también su nivel de madurez, podremos compartir 'literatura nocturna' durante años.
En el curso «Cuentos que cuentan», Cristina Saraldi y Paloma Balandis nos enseñan que los cuentos pueden ser un fantástico recurso pedagógico. Hay historias para todos los momentos, para todos los gustos, para todas las preocupaciones. Incluso en esta etapa compleja podemos apoyarnos en ellos para gestionar el miedo al coronavirus. Por supuesto, tarde o temprano llegará el día en que tu hijo quiera independizarse y explorar en soledad su propio mundo de relatos. Pero al fin y al cabo, ¿no es ese el objetivo más hermoso? Beatriz Millán ofrece consejos para recorrer ese precioso camino en el curso «Cómo apasionar a los niños por la lectura».