La palabra 'no'. Tan pequeña, pero a la vez tan importante y tan compleja. ¿Cuántas veces tenemos que armarnos de valor para decir un difícil 'no' a un compañero de trabajo, a un amigo, a una pareja? ¿Y cuántas veces tenemos que hacer un gran esfuerzo para asumir y entender el 'no' que nos dan a nosotros? El 'no' es, sin lugar a dudas, una de las asignaturas más complicadas en la carrera de la vida. Nunca deja de serlo, por muchos años de experiencia que acumulemos. Y si las negativas son problemáticas para los adultos, ¿cómo no van a serlo para los niños y las niñas?
Tal vez hayas escuchado a alguien defender que "no debe usarse el 'no' con los niños". Esto es un error: si no tienen ejemplos cercanos les costará más aprender a utilizarlo. Lo que no debemos hacer es abusar del 'no'. "Saber decir no y saber aceptar un no es algo importante en la vida. Puede que ese mensaje que dice que no es adecuado decir 'no' se deba a la cantidad de noes evitables que decimos a los niños. Pero hay situaciones en las que sí es importante utilizar el no", explica Laura Estremera, profesora del curso «Acompañamiento emocional».
En situaciones en las que debe primar la seguridad, cuando hay una emergencia o cuando toca marcar límites, es fundamental usar el no. Si tu hijo quiere tocar la vitrocerámica encendida con los dedos, tu negativa debe ser clara y contundente. Sin embargo, las mamás y los papás tenemos el 'no' en la boca en muchos otros momentos del día; y nos frustra que no siempre traiga el resultado que buscamos. Quizá deberíamos revisar nuestra manera de usarlo... y también pensar sobre lo que hacemos cuando son los niños los que nos dicen 'no'.

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La importancia del 'no' en el desarrollo de la autonomía de los niños
"Para que los niños y las niñas puedan escuchar y recibir nuestro 'no', también nosotros tenemos que acoger y reconocer el suyo", sostiene Laura Estremera, educadora infantil. Es fundamental que los peques sientan que pueden decir 'no', que sepan que son escuchados y que esa negativa sea respetada. No se trata de permitir que se nieguen a cualquier cosa que no les apetezca, sino de actuar con empatía y flexibilidad. Sin olvidar que, en ocasiones, ceder ante tus hijos no debilita tu autoridad, sino todo lo contrario.
A menudo, el 'no' de los más pequeños es el menos comprendido. En torno a los 18 meses, muchos niños comienzan a decirlo de forma casi compulsiva. "Es un no personal, es un no hacia sí mismos, no hacia nosotros. No nos rechazan a nosotros, sino que se dicen sí a sí mismos. No hay reproche ni amenaza en ese 'no'. Están aprendiendo a verse como seres diferentes a nosotros. A través de esos noes trazan sus límites individuales y expresan sus necesidades", apunta Laura.
Por tanto, no tiene sentido que nos sintamos desafiados ante esa negativa. Al contrario: deberíamos verla como algo constructivo, un síntoma de que el niño está desarrollando su autonomía y su autoestima; y al mismo tiempo, avanzando en su relación con nosotros. Si somos capaces de respetar esos noes, aprenderá (poco a poco) a respetar los noes de los demás. No siempre podremos aceptar plenamente su no, pero tendremos muchas oportunidades para hacerlo. Por ejemplo, a la hora de comer: si quieres que tu hijo aprenda a alimentarse, no insistas para que coma. De hecho, la autonomía y el ambiente en la mesa son claves en la prevención de la obesidad infantil.

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Estrategias para utilizar el 'no' de manera eficaz y respetuosa
Cuando decimos mucho 'sí', un 'no' oportuno es mucho más poderoso. Se puede reducir el uso del 'no' sin que esto implique permitir que los niños hagan lo que les plazca. Basta con interiorizar e intentar poner en práctica algunas estrategias sencillas.
- Cambiemos los noes por síes. No siempre es imprescindible decir a los niños lo que no deben hacer. A veces basta con darles alternativas viables. En lugar de "no te muevas", podemos decir que "ahora tienes que estar sentado", porque estamos en una estación o una sala de espera. Para evitar insistir en el "no corras", recordemos que "es peligroso correr aquí, caminemos despacio".
. - Validar los sentimientos. Estás en el parque con tu hija y se hace tarde. Llegan las prisas: todavía tiene que darse un baño, cenar, escuchar un cuento y meterse en cama. Ella dice, "¿podemos quedarnos un rato más?". No puedes decir que sí, pero puedes validar su deseo de jugar un poco más. "Entiendo que te gustaría quedarte aquí mucho tiempo. ¿Verdad que da pena dejar un sitio donde disfrutamos tanto?".
. - Compartir información y describir inconvenientes. Situación opuesta a la anterior. Estás esperando la llegada de un paquete importante. Tu hija dice, "¿podemos ir al parque ya?". Lo fácil es decir 'no' a secas, pero puede que la peque sea más comprensiva si aportamos algún dato más. "Me encantaría ir, el problema es que el cartero llegará dentro de un rato".
Evidentemente, tus hijos no aceptarán tu postura sin más sólo porque les hables de este modo. Pero esto ayudará a que tu 'no' sea más potente cuando llegue el momento de decirlo. En cursos como «Acompañamiento emocional» y «Cómo fomentar la autonomía en los niños» encontrarás más ideas para trabajar la comunicación con niños desde esta perspectiva.