¿Por qué amamos a nuestros hijos? ¿Por qué lo hacemos de manera intensa e incondicional, incluso desde mucho antes de que nazcan? Es una pregunta muy difícil de responder con precisión. Pero no hay dudas: cuando un bebé llega al mundo, un afecto indestructible empieza a crecer en el interior de sus padres. Y aunque tal vez no comprendamos las causas exactas, lo que sí conocemos son las consecuencias de esa relación. Como sabes, la manera en que nos relacionamos con nuestros cuidadores principales siendo bebés y niños es un modelo que funciona como base para establecer otros vínculos durante la vida. Por eso es tan importante conocer el tipo de apego que marcó tu infancia.
Sin embargo, el afecto que un niño recibe de sus padres no sólo influye en su forma de relacionarse con otras personas. La ciencia ha logrado demostrar que también puede afectar a su desarrollo y al nivel de felicidad y bienestar que alcanza en la vida. Dicho de otro modo, transmitir amor a tus hijos puede definir su futuro.
Más información sobre el curso «Claves para criar desde el apego seguro»
La relación entre afecto maternal y felicidad
Quizá estés pensando que tampoco es necesario recurrir a investigaciones científicas para comprender que un niño que recibe amor de sus padres tiene más posibilidades de ser feliz. Tienes razón: es pura lógica. Cuanto mejor y más queridos nos sentimos, más bienestar hay en nuestras vidas, sea cual sea nuestra edad. Pero, ¿sabes hasta qué punto esto es así? Un estudio de la Universidad de Harvard publicado a principios de 2019 apunta que el impacto es mucho más grande de lo que podemos imaginar. Los autores prestaron atención a diversos indicadores, como salud física y mental, carácter, relaciones sociales, nivel de satisfacción vital... y comprobaron que los niños más queridos obtenían como adultos mejores resultados en prácticamente todos ellos. El afecto maternal demostró mayor influencia, por ejemplo, que las variables socioeconómicas.
Además, otros trabajos dejan claro los peligros de criar y educar desde los extremos. Entre un 2 y un 7% de los problemas mentales desarrollados por jóvenes y adultos se relacionan con castigos físicos recibidos durante la niñez. Los golpes, bofetadas y zarandeos pueden causar depresión, trastornos de la personalidad o bulimia, según sostiene este estudio. Por contra, existen evidencias de que la sobreprotección en la infancia aumenta el riesgo de sufrir ansiedad crónica y tener una baja autoestima. Muchos padres sobreprotegen a sus hijos sin darse cuenta, tratando de darles lo mejor. Son los peligros de la hiperpaternidad, de creer que podemos (y debemos) ser perfectos.
¿Es posible encontrar un término medio, sin excederse en la disciplina ni proteger demasiado a los niños? No es fácil ni rápido, pero sí es posible educar desde el equilibrio entre amabilidad y firmeza. Esa es la propuesta del modelo de Disciplina Positiva, aplicado con éxito por miles de padres y educadores en todo el mundo.
Más información sobre el curso «Disciplina Positiva»
La relación entre afecto maternal, aprendizaje y desarrollo cognitivo
Una investigación de la Universidad de St. Louis desveló que los niños que reciben afecto maternal durante la infancia tienden a tener un hipocampo más grande. Se trata de una estructura absolutamente crucial en el desarrollo, dado que es clave en el aprendizaje, la memoria y la gestión del estrés. "Creo que las implicaciones de salud pública que esto tiene sugieren que deberíamos prestar más atención a la crianza. Deberíamos hacer cuanto esté en nuestras manos para fomentar destrezas en los padres, porque la crianza afectuosa tiene un impacto muy, muy grande en el desarrollo posterior", explica Joan L. Luby, psiquiatra infantil y autora del mencionado estudio.
De todas maneras, quizá tendríamos que hablar también afecto en el entorno familiar, no únicamente entre padres e hijos. Un trabajo realizado en la Universidad de Michigan indica que la relación entre los padres también tiene notables consecuencias en el futuro de los niños a su cargo. "La conexión emocional entre los miembros de una pareja afecta tanto al niño que llega a modelar su futuro", subrayan los autores. Resulta llamativo, por ejemplo, que se asocie ese afecto percibido entre los padres con un mejor rendimiento académico.
Lo esencial, en definitiva, es entender y tener presente que la crianza y la educación respetuosas son tareas a largo plazo. No dejemos pasar ni una sola oportunidad de demostrar amor a nuestros seres queridos, especialmente a nuestros hijos. Nuestro cariño es pura felicidad para su presente y su futuro. Recuerda siempre que tus hijos necesitan que estés dispuesto a ser la mejor versión de ti mismo.