María Montessori nos habló de tres pilares esenciales en el acompañamiento a niños y niñas durante su infancia. Por un lado, la mente absorbente de los peques, con sus periodos sensibles y su ritmo de desarrollo propio. En segundo lugar, los adultos preparados para asumir su rol desde la empatía, la calma, la amabilidad... Y por supuesto, el ambiente preparado, ese lugar en que el niño y el adulto acompañante se reúnen, un espacio diseñado para favorecer el desarrollo de las destrezas y la autonomía.
"La idea es que preparemos el hogar para que los niños puedan aprender de la mejor manera posible", señala Bei M. Muñoz en el curso «Montessori en el hogar». Cuando un bebé llega a casa, solemos tener lista su ropa, sus útiles de aseo, sus pañales... pero a menudo olvidamos preparar las distintas estancias para adaptarlas a sus necesidades. Muchas familias creen que esto sólo es necesario cuando empiezan a caminar, quizá cuando gatean, pero no antes. Como veremos, es fundamental ir haciendo ajustes en los espacios de forma constante desde las primeras semanas. "El ambiente preparado debe cambiar con el niño", subraya Bei.

Más información sobre el curso «Montessori en el hogar»

El ambiente preparado, una cuestión de necesidades y empatía
Tenemos claro que un ambiente preparado es aquel que responde a las necesidades de desarrollo del niño que está en él. Pero, ¿cómo podemos saber cuáles son sus necesidades? Cada uno es diferente, de modo que dos niñas con la misma edad pueden precisar cosas distintas. Así que nos toca observar desde la empatía. "Para preparar el ambiente, lo mejor es que hagamos lo que ellos hacen. Si tu bebé todavía no repta, túmbate en el suelo y fíjate en lo que él puede ver. Si ya gatea, recorre la casa a gatas y comprueba con qué obstáculos se encuentra", explica Bei M. Muñoz.
En Montessori se habla de un periodo simbiótico, aproximadamente las 8 primeras semanas de vida. El contacto físico es especialmente importante en esta fase, por lo que el porteo puede ser el mejor aliado. A partir de ese momento, sin dejar de necesitar contacto con mamá y/o papá, el bebé irá poco a poco necesitando cada vez más movimiento libre. Mientras no comience a desplazarse, una alfombra apropiada puede ser suficiente; pero debemos permanecer atentos para adaptar los espacios cuando se arrastre, gatee o intente ponerse en pie.
"Nuestra función consiste en observar sus preferencias y necesidades para ayudarles y ofrecerles materiales", añade Bei. Por ese motivo, tener criterio para incluir materiales adecuados en el ambiente es también relevante. Los niños los utilizan para desarrollar distintas capacidades, como la motricidad gruesa y fina o la coordinación mano-ojo. Es preciso ofrecerles materiales oportunos en función de la etapa en que se encuentren, pero esto no significa que tengas que gastar un montón de dinero en comprarlos. En el curso «Montessori en el hogar», Bei nos muestra muchos que podemos fabricar sin dificultad, reciclando cosas que tengamos en casa.

Más información sobre el curso «Movimiento libre en la etapa 0-3 años»

Ambiente preparado y movimiento libre en la pedagogía Pikler-Lóczy
En Montessori encontramos un montón de información para comprender y acompañar a los niños. También nos brinda muchísimas propuestas de materiales para ellos. Sin embargo, tal vez uno de los aspectos en los que este modelo no profundiza tanto es el relacionado con el movimiento libre. Por suerte, es precisamente la cuestión en que concentró buena parte de sus esfuerzos Emmi Pikler, creadora de la pedagogía Pikler-Lóczy. Esta pediatra vienesa tenía claro que "un niño con motricidad libre está más sereno, concentrado y activo".
Eduardo Rodríguez, educador con postgrado en las pedagogías Waldorf y Pikler, considera que tanto el adulto acompañante como el entorno "tienen que adecuarse a la etapa de desarrollo motor en que se encuentra el niño... y no al revés". Si has comprado un juguete que el bebé sólo puede utilizar si está sentado, no le fuerces a estar en esa posición si no es capaz de adoptarla por sí mismo. Ese bebé necesita jugar en otras posturas antes de alcanzar por sí mismo el hito de sentarse; y el camino que recorre incluye muchas conquistas igual de importantes.
Esto es justo lo que nos presenta la pedagogía Pikler-Lóczy. Si quieres conocer sus fundamentos y empezar a aplicarla en tu hogar, te invitamos a echar un vistazo al curso «Movimiento libre en la etapa 0-3 años». Puedes estar segura de que cambiará tu manera de entender el desarrollo de los más pequeños.