La Navidad ya está aquí. La decoración típica de estas fechas está ya por todas partes, incluso es probable que hayas colocado algún que otro adorno en tu propia casa. Tus hijos también habrán visto ya las luces navideñas en las calles y el ornamento en los escaparates; y tal vez hayan hecho manualidades en la escuela. Sin duda, la Navidad es una época especial para los niños e importante para las familias. Más allá de la cultura y las tradiciones respetadas en cada hogar, esta época tiene un significado que mucha gente comparte. Navidad es, por encima de todo, estar con quienes más queremos.
Pero la Navidad no sólo despierta emociones, sino que también plantea preguntas. Es obvio que durante estas semanas hay una serie de valores flotando en el ambiente, desde el materialismo más salvaje hasta la solidaridad más sincera. ¿Qué es el espíritu navideño? ¿Acordarse de los que necesitan mucho y no tienen casi nada? ¿O dejarnos llevar por la corriente del exceso consumista? A nivel personal podemos elegir una postura, pero lo cierto es que todo forma parte del concepto de Navidad que reina en la sociedad actual y nos rodea. Y los niños lo ven y lo escuchan todo, no sólo aquello que creemos adecuado para ellos.
Por eso para algunos padres resulta interesante cuestionar sus celebraciones de Navidad y analizar sus propias costumbres con cierto sentido crítico. No se trata de señalar con el dedo a quien ofrece a sus hijos lo mismo que vivió en su infancia. La idea es, más bien, detenernos a pensar si estamos cómodos con lo que hacemos y transmitimos en esta época del año; y si no es así, proponer alternativas. Por ejemplo, pensar en la Navidad desde el método Montessori.

Más información sobre el curso «Montessori en el hogar»
1. Los niños, el aprendizaje y la Navidad
María Montessori consideraba fundamental brindar a los niños la posibilidad de tener un papel activo en su propio aprendizaje. El sistema educativo mayoritario propone temarios muy cerrados, sin ceder apenas espacio a los intereses espontáneos del alumnado. Los niños observan el mundo que les rodea y se hacen preguntas; y por eso, Montessori nos propone escucharlas y facilitar que busquen las respuestas. Darles una oportunidad de investigar, examinar e involucrarse en experiencias directas y abiertas. Ayudarles a conocer la realidad no contándoles cómo la vemos nosotros, sino permitiendo que desarrollen y manejen recursos para explorarla.
Celebramos la Navidad todos los años. Y desde luego, es una época que fascina a los más pequeños de la casa. Sin embargo, ¿cuánto sabemos sobre la Navidad? Tanto para ti misma como para tus hijos puede ser interesante hacer una modesta investigación sobre las tradiciones. Buscar el origen de Papá Noel y los Reyes Magos, entender por qué adornamos árboles con luces y estrellas, descubrir cómo se celebra en otras culturas del mundo... Con el impulso de la magia navideña podemos trabajar en herramientas esenciales de aprendizaje. Conocer las raíces y los porqués de la Navidad también hace que los niños la vivan de forma más plena y consciente.
2. La fantasía en Navidad: Papá Noel y los Reyes Magos
Es un debate que regresa Navidad tras Navidad. ¿Qué hacemos con los Reyes? ¿Contamos la verdad a los niños desde el primer momento? ¿Esperamos a que la descubran por sí mismos? Como es evidente, hay muchas familias que consideran que no hay nada de malo en dejar que niños y niñas crean en la existencia de los Reyes Magos y Papá Noel. Y es importante respetar su decisión, incluso si no se comparte. Sin embargo, también es lícito reivindicar que el aroma mágico de la Navidad no depende de que piensen que es cierto algo que no lo es. Compartir con ellos el espíritu navideño y no recurrir a una invención son cosas perfectamente compatibles.
María Montessori sostiene que, aproximadamente hasta los 6 años (mente absorbente), es vital ofrecer la realidad a los niños. La italiana estimaba que durante este periodo no son completamente capaces de distinguir fantasía y realidad. Porque fantasía e imaginación no son sinónimos: la fantasía es el producto de la imaginación de los adultos. "¿Cómo puede desarrollarse la imaginación de los niños a través de lo que es, por el contrario, el fruto de nuestra imaginación? Somos nosotros los que imaginamos, no ellos. Ellos creen, no imaginan. ¿Es la credulidad lo que deseamos desarrollar en nuestros niños?", señaló.
Según Montessori, los niños necesitan afianzar su conocimiento de la realidad antes de desarrollar su imaginación. Por lo tanto, hacer un esfuerzo deliberado para que crean en la existencia de los Reyes Magos no encaja en sus recomendaciones. Muchos seguidores del método no dicen abiertamente a sus hijos que "Papá Noel no existe", sino que se limitan a no afirmar que sí existe. O llegado el caso, a contestar a sus preguntas. La sinceridad también era un aspecto relevante en la relación adultos-niños tal como Montessori la entendía.

Más información sobre el curso «La familia, primera escuela de emociones»
3. Los valores en Navidad
El fomento de valores como la empatía y la solidaridad son aspectos transversales en el método Montessori. Una educación no podrá ser completa si no tiene presentes estos aspectos en todo momento. La Navidad es una época que ofrece unas condiciones adecuadas para trabajarlos, aunque también para relegarlos a un último plano. Hasta cierto punto, está en manos de padres y educadores incidir en el materialismo egoísta o buscar caminos para promover el altruismo y la conexión con los demás.
Es obvio que hay fuerzas incontrolables que también influyen, como las ideas e imágenes difundidas por los medios de comunicación; pero en nuestro hogar o aula hay muchas decisiones que sí podemos tomar. Por ejemplo, podemos aprovechar la hora de lectura compartida para disfrutar de cuentos navideños con valores. En el curso «Cuentos que cuentan» te enseñamos cómo desarrollar tu propio criterio para seleccionar esta clase de relatos.
En el primer punto hablábamos de posibles aprendizajes relacionados con la Navidad. Tomando ese camino es muy sencillo abrir la puerta al trabajo en valores. Durante estas fechas surgen iniciativas solidarias en todas las ciudades. Hay muchas a las que pueden sumarse familias, involucrando a los niños. ¿Qué tal crear desde este mismo año una nueva tradición? Propón a tus hijos elegir alguna actividad solidaria que os interese, como un reparto de juguetes usados o una recogida de alimentos. En los próximos años podréis repetirla y darle continuidad en el tiempo.
4. Juguetes y regalos de Navidad
Algunos niños reciben montañas de juguetes cada 25 de diciembre y/o 6 de enero. Alcanzamos el extremo de provocar que disfruten menos por recibir más regalos de los que necesitan. No tengas dudas de que tus hijos serán más felices si el esfuerzo no lo haces por comprar un montón de cosas, sino por reservar todo el tiempo posible para estar con ellos. Como sabes, la conexión padres-hijos también es esencial en Montessori; y la Navidad es una época tan adecuada como cualquier otra para fortalecerla. Examinar nuestras prioridades y asegurarnos de que las respetamos es una excelente manera de afrontar estas semanas.
Pero sí, los niños recibirán regalos. Y hay que tomar decisiones al respecto. Tal vez tengas la sensación de que móviles, tablets y videoconsolas nos han 'robado' la Navidad. Puedes valorar la posibilidad de incluir algún material Montessori entre los obsequios que hagas a tus hijos. No es necesario gastar mucho dinero: hay opciones muy económicas. Además, en cursos como «Montessori en el hogar» o «Materiales educativos DIY en la primera infancia» encontrarás ideas para fabricarlos tú misma. Luego dependerá de ti determinar si preparas tus sorpresas en secreto o si prefieres aprovechar ese tiempo para hacer manualidades junto a tus hijos.