El baile lo es todo y lo tiene todo. Suena exagerado, pero es así. Quizá hayas buscado junto a tus hijos alguna actividad deportiva que les permita hacer ejercicio con regularidad. Puede que les hayas preguntado si les apetece ir a clases de pintura, de teatro o de alguna disciplina artística que impulse su creatividad. Por supuesto, seguro que constantemente piensas cómo compartir tiempo libre en familia, de manera que el ocio resulte divertido para todos. Bailar en familia nos permite alcanzar todos estos objetivos en una sola propuesta. Porque bailando imaginamos, activamos esqueleto y musculatura y, por encima de todo, disfrutamos juntos.
El ser humano baila desde siempre. Tal vez lo hayas podido comprobar observando a tus propios hijos, porque muchos bebés intentan seguir el ritmo de la música con su cuerpo incluso antes de caminar. Además, existen infinidad de estudios que prueban que el baile tiene beneficios a todos los niveles, desde el físico y el psicológico hasta el socioafectivo. Unos beneficios para los que no hay límite de edad, ni por arriba ni por abajo: bailar es bueno para niños, padres y abuelos.
Vivimos una época en que las opciones de ocio fuera del hogar se han reducido de forma drástica. Esto está empujando a muchas familias al sedentarismo, algo que no tardará en traer consecuencias negativas. Tasas alarmantes como la de obesidad infantil no hacen más que crecer. Si en casa cuentas con un pequeño espacio que puedas acondicionar para el baile, empieza a aprovecharlo. Organiza un par de sesiones por semana y deja que participe quien esté interesado. Podéis turnaros para elegir el estilo musical, buscar vídeos con los que aprender coreografías o crear las vuestras. Lo único imprescindible son las ganas de pasarlo bien.
Más información sobre el curso «Creatividad y gestión emocional»
El baile sirve para cuidar el cuerpo de niños y mayores
No existe edad o condición a la que la actividad física no sea recomendable. Sin embargo, dentro de una familia puede ser difícil encontrar una modalidad accesible para todos. Salir a correr, practicar escalada o jugar un partido de fútbol no es sencillo cuando reunimos intereses y estados de forma muy distintos. Pero todos podemos bailar, aunque no todos bailemos igual. La nieta de 3 años y el abuelo de 70 pueden bailar juntos, por mucho que sus danzas y sus ritmos sean diferentes. Y lo que es más importante: en ambos casos sus cuerpos se verán beneficiados.
Cuando bailamos tomamos conciencia de nuestro cuerpo, algo especialmente importante en los más pequeños. Tal como explica Eduardo Rodríguez en el curso «Movimiento libre del niño en la etapa 0-3 años», al movernos en libertad aprendemos cómo funciona el cuerpo, cuáles son nuestras posibilidades y cuáles nuestros límites. Aspectos como la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación entran en juego cada vez que nos soltamos a bailar. Además, un ejercicio físico como el baile tiene una influencia muy positiva en la salud cardiovascular de niños y adultos.
En este sentido, es importante recordar que el ejercicio es el complemento idóneo para una alimentación saludable. La salud es en gran medida una cuestión de hábitos; y nada mejor para consolidar costumbres sanas que hacerlo en familia. Ofrecer un buen ejemplo y comer frutas y verduras a diario es más eficaz que presionar a los niños para que las coman. Del mismo modo, practicar deporte o bailar en familia multiplicará las posibilidades de que los peques desarrollen gusto por esas actividades.
Más información sobre el curso «Música en la primera infancia»
Bailando liberamos estrés y mejoramos nuestro estado de ánimo
Como probablemente sepas, no siempre somos conscientes del estrés que vamos acumulando. A menudo está ahí sin que apenas nos demos cuenta, atenazándonos y afectando a nuestro humor. El baile es una excelente manera de liberarse de él. También para los niños, que con frecuencia lo padecen sin que los adultos lleguemos a percibirlo. Bailar en familia, aunque sólo participen dos o tres miembros, mejora el estado de ánimo de cada individuo y por tanto el ambiente general en el hogar.
Porque cuando bailamos hacemos mucho más que mover el cuerpo: pensamos en el siguiente paso, lo improvisamos, tratamos de memorizarlo cuando estamos aprendiendo una coreografía. Algunas investigaciones relacionan el baile con la conservación de capacidades cerebrales, cuestión interesante para los mayores de la casa. Pero hasta un bebé de pocos meses puede participar en los bailes, por ejemplo a través del porteo. No olvides que la música es un maravilloso regalo para el cerebro de los niños, por lo que es una excelente idea incluir a los más pequeños en esta clase de dinámicas.
Por encima de todo, al margen de lo que estemos haciendo, cuando bailamos en familia estamos juntos. Es un tiempo especial, un momento de vínculo en que cada uno puede expresar sus sentimientos sin juicios que temer. El baile puede ayudarnos a dejar al margen miedos e inseguridades, a comunicarnos, a cuidar nuestra autoestima y fortalecer nuestra confianza en el resto de los miembros del núcleo familiar. Déjate llevar por la música: comprobarás que intentarlo merece la pena.