La crisis del coronavirus nos ha cambiado la vida a todos. El confinamiento nos iguala en el encierro y en las limitaciones, por mucho que tengamos necesidades distintas. La cuarentena no es lo mismo para un adulto acostumbrado al teletrabajo que para un anciano que se ha visto repentinamente solo. De igual manera, tampoco tiene el mismo significado para un niño de 4 años que para un adolescente. Y tal vez la apariencia de autonomía que transmite el segundo puede hacer que no seamos conscientes de sus necesidades en esta etapa extraña y complicada. No nos necesitan para comer, ni para vestirse, ni siquiera para entretenerse; pero eso no significa que no nos necesiten en absoluto.
A estas alturas de la cuarentena, lo natural es que ya hayas tenido una charla sobre la situación con tus hijos adolescentes. Pero si no lo has hecho aún, estás a tiempo. Es fundamental no dar nada por hecho, asegurarnos de que comprenden qué está ocurriendo y por qué deben respetar las medidas de higiene y confinamiento. Si no tienen claro que las restricciones son necesarias, todo será mucho más difícil. A partir de ahí, la empatía, la comunicación y la conexión serán nuestras mejores herramientas para gestionar la convivencia en el hogar durante la crisis del coronavirus.
1. ¿Qué necesita mi hijo adolescente durante la cuarentena?
Probablemente tengas claro cómo te gustaría que tus hijos se comportasen mientras estemos confinados. Pero es posible que no hayas dedicado unos minutos tranquilos a pensar en sus necesidades. ¿Son deportistas empedernidos y lo pasan mal sin ejercicio físico? ¿Solían pasar tiempo con sus amigos y echan en falta el contacto social? En estas circunstancias, es muy importante actuar con empatía. No se trata de contarles qué harías en su posición, sino de reflexionar sobre cómo se sienten ellos en este momento. Por ejemplo, ¿te has preguntado si necesitan tiempo de privacidad e intimidad? Son cosas que los adolescentes suelen requerir y que pueden haber perdido al verse 24 horas al día en casa, con sus familiares. Valora si es posible ofrecérselas de algún modo. O al menos, transmíteles que eres consciente de esa necesidad. Todos agradecemos sentirnos comprendidos. Ellos también.
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2. ¿Cómo comunicarme con mi hijo adolescente durante la cuarentena?
El confinamiento puede generar un terreno fértil para las luchas de poder con adolescentes. La tensión puede pasar de 0 a 100 en pocos segundos en cualquier momento. Conviene estar preparados. Hacer acopio de paciencia, tener presentes nuestros objetivos a medio plazo. Si pretendemos imponernos en todo debate y toda discusión, el hogar se convertirá en un campo de guerra. No es nada sencillo, pero la situación nos exige ser capaces de elegir las batallas para mantener el equilibrio. Reflexiona sobre cuál es el mejor contexto para mantener conversaciones tranquilas, en las que todos puedan hacer peticiones y formular quejas de manera respetuosa. Las reuniones familiares según las pautas de Disciplina Positiva son una herramienta eficaz, pero quizá resulte difícil introducirlas justo ahora. Las sobremesas, con todos los miembros de la familia reunidos, pueden ofrecer oportunidades para un diálogo reposado, desprovisto de expectativas.
3. ¿Cómo mantener la conexión con mi hijo adolescente durante la cuarentena?
Conectar con un adolescente: sabemos que a muchos os sonará a misión imposible. Es frecuente que a estas edades tengan largos periodos en los que parecen encerrarse en su mundo y rechazar todo lo que venga de fuera. Pero no podemos tirar la toalla. Sí, es como caminar sobre la cuerda floja, porque resultar pesados e insistentes es tan peligroso como el abandono. El único método es el que incide en la observación, la escucha activa, la prueba, error y aprendizaje... y siempre sin dejar de estar disponibles. Buscar y reservar momentos para cuidarnos y conectar es más importante que nunca durante esta cuarentena.
4. ¿Qué rutinas debe seguir un adolescente durante la cuarentena?
Tres palabras clave: negociación, libertad y límites. Es recomendable establecer horarios que sirvan para regular rutinas durante la cuarentena, pero no a través de la imposición. Para que estén cómodos, tendremos que alcanzar acuerdos; y en el 99% de casos, eso supondrá ceder y hacer concesiones. La negociación sólo será exitosa si los pactos contemplan sus inquietudes y preferencias. Nuestra misión no consiste en obligarles a comportarse como nos gustaría, sino en garantizar que el resultado sea aceptable. Por ejemplo, puedes permitir que hagan su parte de las tareas domésticas a la hora que quieran, o que indiquen de cuáles prefieren encargarse, pero no que se nieguen en redondo a colaborar. Lo mismo es aplicable a los deberes escolares. Si tu hijo adolescente ha tenido que asumir nuevas responsabilidades, como cuidar de sus hermanos pequeños o abuelos, no olvides el reconocimiento y la gratitud.
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5. ¿Cómo regular el uso de pantallas de un adolescente durante la cuarentena?
La adolescencia es una etapa de construcción de identidades sociales. El grupo de amigos multiplica su importancia durante estos años. Para tus hijos puede resultar especialmente duro haber dejado de compartir tiempo con su pandilla de un día para otro. Las redes sociales, a través del teléfono móvil o el ordenador, son su herramienta favorita para mantener el contacto. Sin embargo, la cuarentena también puede multiplicar los peligros: adicción y sedentarismo, posibilidades de padecer o cometer bullying, riesgos relacionados con la intimidad y las relaciones sexuales... Debemos ser comprensivos: seguramente, tú también estás utilizando el móvil más que en circunstancias normales. Para prevenir el abuso de las pantallas, ofrezcamos alternativas y negociemos antes de prohibir; y en caso de que sea necesario establecer horarios, que sean pactados y no impuestos.
6. ¿Cómo debe afrontar un adolescente la recta final del curso académico?
Antes de pensar en cómo acabará el curso tu hijo adolescente, recuerda cómo lo llevaba hasta que estalló la crisis del coronavirus. Reflexiona también sobre cuál era tu actitud ante sus estudios. No es un buen momento para controlar, exigir y apretar; y menos aún si antes mirabas para otro lado. Una vez más, en el equilibrio encontraremos la virtud. Nuestro objetivo debe ser acompañar, escuchar y facilitar el avance, pero desde la comprensión y el respeto. El confinamiento no puede ser una excusa para abandonar los estudios, pero tampoco podemos pretender que pasen milagrosamente del suficiente justito al notable. No perdamos el norte: el curso es importante, pero más importante todavía es que salgamos de esta conservando el bienestar y la conexión.